Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)

Informes comentados

dispuestos por fecha de ingreso a SIIC

Informe
Autor del informe original
TSS Pereira
Institución: Universidad de las Américas Puebla,
Puebla México

Seguridad Alimentaria y Nutricional durante la Pandemia de COVID-19
La pandemia de COVID-19 tuvo repercusiones en la seguridad alimentaria de los hogares mexicanos. Las restricciones sanitarias modificaron la cadena de suministro de alimentos, y el acceso económico a los alimentos se redujo como consecuencia de la pérdida de empleo y la reducción de ingresos. La inseguridad alimentaria fue particularmente pronunciada en las zonas rurales.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/173341

Comentario
Autor del informe
Agustina M. Marconi 
University of Wisconsin- Madison, Madison, EE.UU.


La inseguridad alimentaria se define como la situación en la que las personas no tienen acceso suficiente a alimentos seguros, nutritivos y culturalmente adecuados para satisfacer sus necesidades dietéticas y preferencias alimentarias para llevar una vida activa y saludable.1 Este problema puede manifestarse de diversas formas, desde la falta de acceso físico y económico a alimentos hasta la carencia de nutrientes esenciales en la dieta diaria.2
Antes de la pandemia por COVID-19, la inseguridad alimentaria, a nivel global, era un problema persistente que afectaba a millones de personas en todo el mundo. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en 2019 aproximadamente 690 millones de personas sufrían de hambre crónica, lo que representaba alrededor del
8,9% de la población mundial.3
Durante la pandemia por COVID-19, la inseguridad alimentaria a nivel global experimentó un aumento significativo.4 La combinación de medidas de contención como los confinamientos y las restricciones de movimiento, junto con los impactos económicos y sociales de la crisis, exacerbaron los desafíos existentes en materia de seguridad alimentaria, especialmente en hogares de menores recursos económicos.5
Antes del COVID-19, México ya enfrentaba desafíos en términos de seguridad alimentaria, con altos índices de pobreza y desigualdad. Según datos del 2018, el 20.4% de la población mexicana experimentaba inseguridad alimentaria, siendo las zonas rurales las más afectadas.6
Datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 COVID-19, muestran que entre los años 2018 y 2020 hubo un aumento de la inseguridad alimentaria leve de 5.8 puntos porcentuales (de 32.8% en 2018 a 38.6% en 2020), el cual estuvo vinculado con un deterioro en la calidad y diversidad de nutrientes, como consecuencia de la falta de recursos para la compra de alimentos.7 La pérdida de empleos y la disminución de ingresos durante la pandemia exacerbaron esta situación, aumentando la inseguridad alimentaria en el país.8
El resumen objetivo Seguridad Alimentaria y Nutricional Durante la Pandemia de COVID-19 presenta evidencia en esta misma línea, destacando un incremento de la inseguridad alimentaria y cambios en el estilo de vida que favorecen dicha inseguridad.
Uno de los principales factores que contribuyeron a esta inseguridad alimentaria fue la crisis económica provocada por la pandemia, en un país como México, que ya presentaba dificultades económicas previo a esta crisis global.9,10 Siendo hogares con un bajo nivel socioeconómico y educativo son los más vulnerables, debido a la falta de acceso a servicios básicos y a la mayor dependencia de la agricultura de subsistencia.11
En resumen, la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto significativo en la seguridad alimentaria en México, exacerbando las condiciones de inseguridad alimentaria en el país, por lo que es necesario implementar políticas y programas que garanticen el acceso a alimentos suficientes y nutritivos para toda la población; promover la producción y consumo de alimentos locales y sostenibles, así como fortalecer los sistemas de salud y nutrición.
Copyright © SIIC, 2024 Referencias bibliográficas Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Hambre e inseguridad alimentaria: https://www.fao.org/hunger/es/ Fernández A, et al. Impacto social y económico de la malnutrición. Modelo de análisis y estudio piloto en Chile, Ecuador y México. CEPAL: https://www.cepal.org/sites/default/files/publication/files/41247/LCTS2017-32_es.pdf FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF. 2019. El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019. Protegerse frente a la desaceleración y el debilitamiento de la economía. Roma, FAO.
Mundial, Comité de Seguridad Alimentaria. "Los efectos de la COVID-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición: elaboración de respuestas eficaces en materia de políticas para abordar la pandemia del hambre y la malnutrición." Doc temático del Grup Expert alto Niv 27 (2021).
Julia A. Wolfson and Cindy W. Leung, 2020: FoodInsecurityDuring COVID-19: An Acute Crisis With Long-Term Health Implications American Journal of Public Health 110, 1763_1765, https://doi.org/10.2105/AJPH.2020.305953 Shamah-Levy, Teresa, Méndez-Gómez Humarán, Ignacio, Mundo-Rosas, Verónica, Rodríguez-Ramírez, Sonia, & Gaona-Pineda, Elsa B. (2021). Factores asociados con el cambio en la inseguridad alimentaria en México: Ensanut 2012 y 2018-19. Salud Pública de México, 63(3), 350-358. Epub 20 de febrero de 2023.https://doi.org/10.21149/12145 Seguridad alimentaria en hogares mexicanos. Verónica Mundo Rosas, Norma Isela Vizuet Vega, María Ángeles Villanueva Borbolla, Armando García Guerra, Sonia Rodríguez Ramírez, Marian Marian Sillas, Mishel Unar Munguía, Lucia Cuevas Nasu, Carmen Morales Ruán, Eric Monterubio Flores y Teresa Shamah Levy. Disponible en: https://insp.mx/assets/documents/webinars/2021/CIEE_Seguridad_alimentaria.pdf Rodríguez-Ramírez, Sonia, Gaona-Pineda, Elsa B, Martinez-Tapia, Brenda, Romero-Martínez, Martín, Mundo-Rosas, Verónica, &Shamah-Levy, Teresa. (2021). Inseguridad alimentaria y percepción de cambios en la alimentación en hogares mexicanos durante el confinamiento por la pandemia de Covid-19. Salud Pública de México, 63(6), 763-772. Epub 27 de febrero de 2023.https://doi.org/10.21149/12790 INEGI. Producto Interno Bruto de México durante el cuarto trimestre de 2019. 2020. https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2020/pib_pconst/pib_pconst2020_02.pdf Hamadani JD, Hasan MI, Baldi AJ, Hossain SJ, Shiraji S, Bhuiyan MSA, et al. Immediateimpact of stay-at-home ordersto control COVID-19 transmissiononsocioeconomicconditions, foodinsecurity, mental health, and intimatepartnerviolence in Bangladeshiwomen and theirfamilies: aninterrupted time series. Lancet Glob Health. 2020; 8(11): e1380-9. doi: 10.1016/S2214-109X(20)30366-1.
Gobierno de México. Instituto Nacional de Salud Pública. No dejar a NADIE atrás, 2022. https://www.insp.mx/avisos/no-dejar-a-nadie-atras.

Palabras Clave
inseguridad alimentaria, nutrición, alimentación, COVID-19
Especialidades
Ep.gif   Nu.gif        AP.gif   I.gif   MF.gif   MI.gif   Ma.gif   SP.gif   To.gif   
Informe
Autor del informe original
AC Costa
Institución: Faculdade de Medicina da Universidade de São Paulo (FMUSP),
São Paulo Brasil

El Uso de Cannabinoides no Debe Considerarse como Tratamiento de Primera o Segunda Línea de los Trastornos Neuropsiquiátricos Prevalentes en la Vejez
El uso de cannabinoides como medicamentos terapéuticos ha aumentado entre las personas de edad avanzada, y demuestran resultados prometedores para el tratamiento de los trastornos neuropsiquiátricos frecuentes en este grupo poblacional. Sin embargo, no deben considerarse como terapia de primera o segunda línea de la enfermedad de Parkinson o la enfermedad de Alzheimer.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/173006

Comentario
Autor del informe
María Luz Gunturiz Albarracín 
Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Colombia


El cannabis para uso medicinal se ha utilizado durante siglos en varias culturas antiguas de todo el mundo. La identificación de los compuestos activos en los años sesenta y el esclarecimiento de su mecanismo de acción en los años noventa nos han proporcionado las herramientas para estudiar y comprender mejor cómo se puede usar terapéuticamente el cannabis. En las últimas dos décadas, se ha observado un aumento de publicaciones científicas sobre cannabis medicinal (CM). Las condiciones específicas, con el mayor número de publicaciones, fueron VIH, dolor crónico, esclerosis múltiple, náuseas y vómitos y epilepsia. También se ha observado un aumento en el consumo de cannabis medicinal en la población de adultos mayores, con el mayor incremento en la población de 65 años o
más. Los usuarios prefieren el CM, ya que tiene menos efectos adversos, menor riesgo de adicción y mejor efectividad para tratar los síntomas de afecciones médicas, en comparación con los medicamentos convencionales. El dolor, la ansiedad, la pérdida de apetito o la pérdida de peso, la depresión y el insomnio son las afecciones más comunes para las que se usa el CM. Con un número creciente de países que implementan leyes de CM y el número creciente de pacientes que lo utilizan, es esencial educar a los profesionales médicos sobre su uso. Si bien hay algunos medicamentos basados en cannabinoides disponibles en ciertos países, la mayoría de los pacientes prefieren usar productos naturales de cannabis, como las flores de cannabis (cannabis flos), tinturas y otras preparaciones de medicamentos botánicos. Cómo utilizar estas diversas formas de CM, los diferentes compuestos activos, las indicaciones médicas, la dosificación, los posibles efectos secundarios y las interacciones farmacológicas, son temas que deben entenderse para lograr resultados óptimos con la terapia con cannabinoides.1 Los avances recientes en el conocimiento de la bioquímica y la farmacología del sistema cannabinoide incluyen el desarrollo de nuevos fármacos que actúen potenciando o inhibiendo dicho sistema, así como fármacos sintéticos agonistas y antagonistas de los receptores cannabinoides. Sin embargo, la investigación clínica disponible actualmente sobre la eficacia de los cannabinoides se ha realizado con medicamentos derivados directamente de la planta Cannabis sativa.2
La planta Cannabis sativa contiene más de 400 sustancias, de las cuales 61 tienen estructura de cannabinoide, similar a la de su principio activo más importante, el ?9-tetrahidrocannabinol (THC). El THC es responsable de la mayoría de las acciones psicoactivas y efectos terapéuticos atribuidos al cannabis, como los efectos antiemético, analgésico, sedante y estimulante del apetito. El cannabidiol (CBD) es un cannabinoide no psicoactivo que actúa por un mecanismo diferente al del THC y comparte algunos de sus efectos terapéuticos. Los resultados de estudios en animales de experimentación sugieren que la administración conjunta de los diferentes cannabinoides de la planta potenciaría algunos de los efectos terapéuticos del THC como el antinauseoso, antiemético, analgésico y antiinflamatorio.3 Con base en estos argumentos la investigación clínica tiende a basarse en extractos de cannabis con un contenido conocido y estandarizado de principiosactivos, así como en el desarrollo de nuevas vías de administración como las ublingual, transdérmica, inhalada, en aerosol o rectal para evitar los efectos perjudiciales del humo sobre los pulmones y mejorar la baja biodisponibilidad de la administración de los cannabinoides por vía oral.3,4 Se ha descrito que los principales cannabinoides son el ácido ?9-tetrahidrocannabinólico A (THCA-A) con sus derivados: el ?9-tetrahidrocannabinol (?9-THC) y ?8-tetrahidrocannabinol (?8-THC); además de cannabidiol (CBD) y cannabinol (CBN).5,7
Según los datos disponibles, el CBD puede ser una alternativa segura para tratar algunas dolencias en las personas de edad avanzada, que, a menudo, van polimedicadas y pueden presentar dificultades cognitivas para recordar dosis y pautas de tratamientos complejos. El CBD tiene propiedades ansiolíticas, analgésicas y antiinflamatorias, por lo que estaría indicado para tratar la ansiedad y controlar los dolores musculoesqueléticos tan presentes en las personas mayores, tanto de causa degenerativa (artrosis) como inflamatoria (artritis). Además, el CBD ayuda a combatir el insomnio, algo muy frecuente a medida que envejecemos y que, de no tratarse adecuadamente, puede disparar todavía más los problemas de ansiedad.8 (Adicionalmente, Costa et al,9 indican que, a nivel preclínico, CBD induce efectos antiamiloidogénicos, antioxidantes, antiapoptóticos, antiinflamatorios y neuroprotectores, hallazgos que sugieren un posible papel terapéutico de los cannabinoides en los trastornos neurodegenerativos como la enfermedad de Parkinson (EP) y el Alzheimer. La evidencia emergente sugiere que el CBD y THC tienen efectos terapéuticos neuroprotectores en las demencias. Sin embargo, también es conocido que, en la práctica clínica, los cannabinoides se utilizan de forma no autorizada para aliviar los síntomas de la EP y la EA, tratamiento del temblor, síntomas no motores, ansiedad y como una ayuda para dormir. Existen varias evidencias que consideran a los cannabinoides como una alternativa para adultos mayores que padecen la enfermedad de Parkinson y la demencia de Alzheimer con una mala respuesta atratamientos de primera línea, esto debido a su acción antioxidante, antiinflamatoria y neuroprotectora, que podría reducir los temblores del Parkinson o para ayudar a mantener y mejorar las capacidades cognitivas en pacientes con demencia senil o Alzheimer.
En este contexto, Costa et al,9 indican que los cannabinoides nunca deben considerarse un tratamiento de primera línea, sino como una terapia adyuvante en situaciones específicas que se observan comúnmente en clínica.
A nivel neurológico, se ha descrito que el CBD podría utilizarse para aliviar algunos de los síntomas más graves de la depresión debido a que ayuda a incrementar los niveles de serotonina en el organismo, lo que mejora el estado de ánimo de las personas mayores. De igual forma, este compuesto puede ayudar a mantener y mejorar las capacidades cognitivas y por sus propiedades antioxidantes, podría ser una buena alternativa para minimizar el envejecimiento natural. A pesar de que el CBD puede ser útil para el manejo de diversas patologías,9 es necesario realizar más investigaciones sobre los efectos de los compuestos activos aislados del cannabis, estableciendo, entre otras cosas, la relación dosis-efecto y determinando la influencia del tiempo de exposición a tales agentes en respuestas inmunes particulares que pueden modular la patogénesis de enfermedades crónicas y neurológicas, disminuir el consumo de medicamentos y evaluar los potenciales efectos adversos. Copyright © SIIC, 2024 Referencias bibliográficas: Zorn G. Uso medicinal del cannabis. The European Cannabinoid TherapyAssociation Slovenia. Disponible en: http://www.expomedeweed.com/wpcontent/uploads/2019/04/expomedeweed-v1-n1-2018.pdf.
Palmer N. ?8-THC (Delta-8 Tetrahydrocannabinol). Cannabinoid Guide. 2018.Disponible en: https://bigskybotanicals.com/education/delta-8-thctetrahydrocannabinol-guide/ Duran M, Laporte JR, Capellà D. Novedades sobre las potencialidadesterapéuticas del Cannabis y el sistema cannabinoide. Medicina Clínica (Barc)2004; 122: 390-8.
Grotenhermen F. Pharmacokinetics and pharmacodynamics of cannabinoids.Clin Pharmacokinet 2003; 42: 327-60.
Brenneisein R. Chemistry and Analysis of Phytocannabinoids and OtherCannabis Constituents. Chemical Constituents of Cannabis. 2011. Disponibleen: https://www.medicinalgenomics.com/wpcontent/uploads/2011/12/Chemical-constituents-of-cannabis.pdf Arévalo-Martín A, Baño MD, Berrendero F, et al. Guía básica sobre los cannabinoides. Sociedad Española de Investigación sobre Cannabinoides. 2013. Disponible en: http://www.seic.es/wpcontent/uploads/2013/10/guiabásicacannab.pdf Grotenhermen F. Los cannabinoides y el sistema endocannabinoide.Cannabinoids. 2006: 1(1):10-14. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/228813935_Los_cannabinoides_y_el_sistema_endocannabinoide Vinaixa IM. Usos medicinales del cannabis en personas mayores. 2024. Disponible en: https://www.blisscarelab.com/usos-medicinales-cannabis-personas-mayores/ Costa AC, Joaquim HPG, Pedrazzi JFC, Pain AdO, Duque G, Aprahamian I.Cannabinoids inLate Life Parkinson’s Disease andDementia: Biological Pathways andClinical Challenges. Brain Sci. 2022 (12): 1596. https://doi.org/10.3390/brainsci12121596

Palabras Clave
cannabis, cannabinoides, THC, CBD, ancianos
Especialidades
Ge.gif   SM.gif        F.gif   MI.gif   
Informe
Autor del informe original
PS Jhund
Institución: University of Glasgow,
Glasgow Reino Unido

Dapagliflozina en la Insuficiencia Cardíaca con Fracción de Eyección Levemente Reducida o Preservada
En el análisis predefinido del estudio DELIVER, el tratamiento con dapagliflozina redujo el riesgo de eventos de insuficiencia cardíaca y de mortalidad por causas cardiovasculares en un 23%. El beneficio se observó en todos los subgrupos de pacientes, de manera independiente de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/173842

Comentario
Autor del informe
Diego Costa 
Hospital de Clinicas José de San Martín, Ciudad de Buenos Aires, Argentina


En el resumen objetivo: Dapagliflozina en la Insuficiencia Cardiaca con Fracción de Eyección Levemente Reducida o Preservada, preespecificado del estudio DELIVER, los autores proponen un tipo de análisis novedoso que puede tener mayor interés tanto para los médicos como para los pacientes. En el estudio original, se comparó el uso de dapagliflozina contra placebo para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca (IC) en pacientes con fracción de eyección (FE) levemente reducida (FElr) o preservada (FEp), teniendo como criterio principal de valoración la ocurrencia de un primer evento de IC o la muerte cardiovascular. Sin embargo, y sobre todo en pacientes con FElr y FEp, la principal carga de la enfermedad está dada por la reinternaciones a lo largo del tiempo, y esto no
fue tenido en cuenta en el análisis original.
En este nuevo análisis, se tiene en cuenta como criterio de valoración no sólo a la primera internación, sino también a la subsiguientes, es decir, el total de eventos de IC. Como dato de interés estadístico, al no poder utilizarse el modelo de riesgos proporcionales de Cox para el análisis, se aplicó el modelo descrito por Lin, Wei, Yang e Ying (LWYY). En este caso, se utiliza un estimador más robusto del error estándar para dar cuenta de la interdependencia de los eventos en un mismo individuo. Según este análisis, hubo 447 eventos adicionales en el grupo de placebo y 303 eventos adicionales en el grupo de dapagliflozina que se suman a los primeros eventos del estudio original. De esta manera, fueron 212 menos de eventos totales de empeoramiento de la IC y 30 menos muertes cardiovasculares totales en el grupo de dapagliflozina en comparación con el grupo de placebo. La razón de tasas del modelo LWYY para el total de eventos de IC y muerte cardiovascular fue de 0.77, con un intervalo de confianza del 95% (IC95%) de 0.67 a 0.89, y p < 0.001. Por otro lado, en el análisis original para el tradicional tiempo al primer evento, el cociente de riesgo fue de 0.82 con IC95% de 0.73 a 0.92 y p < 0.001. Esto deja en claro que el análisis tradicional subestima el efecto beneficioso de la dapagliflozina sobre uno de los factores que más puede impactar en la práctica clínica.
Por el otro lado, es interesante la comparación entre los pacientes con un solo evento de IC y los que presentaron 2 o más eventos durante la evaluación. Estos últimos tuvieron mayor frecuencia cardíaca, índice de masa corporal, NT-proBNP y hemoglobina glicosilada, con peor función renal. Además, presentaron una mayor prevalencia de comorbilidades, tales como fibrilación auricular, accidente cerebrovascular, diabetes tipo 2 y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Es así como este estudio además permite identificar los factores que pueden predecir varias internaciones, y asegurar un seguimiento más cercano en estos pacientes. Finalmente, como otro dato relevante, no se observó una modificación del efecto de la dapagliflozina a través del espectro de FE; es decir, el beneficio se mantuvo irrespectivamente de una mayor FE. Esto entra en conflicto con los resultados de los estudios EMPEROR, en los cuales la empagliflozina presentó un mayor efecto beneficioso a medida que la FE se reducía. Tampoco se detectaron diferencias según los análisis de subgrupos preespecificados, de la misma manera que en el estudio original. Copyright © SIIC, 2024

Palabras Clave
dapagliflozina, insuficiencia cardíaca, fracción de eyección levemente reducida, fracción de eyección preservada, muertes de cuasa cardiovascular
Especialidades
C.gif   MI.gif        CI.gif   Ep.gif   F.gif   Ge.gif   MF.gif   Mfa.gif   
Informe
Autor del informe original
PK Drain
Institución: International Clinical Research Center,
Seattle EE.UU.

Actualización sobre Pruebas Diagnósticas Rápidas para SARS-CoV-2
Las personas asintomáticas con exposición a la infección podrían utilizar una prueba de diagnóstico rápido 5 a 7 días después de la exposición. Para una estrategia que contemple 2 pruebas, una segunda prueba de diagnóstico rápido debe realizarse 2 días después de una prueba negativa. Todas las personas sintomáticas deben estudiarse al momento de inicio de los síntomas, y si los resultados son negativos, considerar repetir la prueba si la presunción clínica es alta o los síntomas empeoran.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/169434

Comentario
Autor del informe
Guillermo Rizo Arregui 
Hospital Dr. Jose Molina Orosa de Lanzarote, Las Palmas, España


El resumen objetivo Actualización sobre Pruebas Diagnósticas Rápidas para SARS-COV-2 aborda la estrategia llevada a cabo durante la pandemia de la enfermedad del CORONAVIRUS 2019 (COVID-19) para el diagnóstico con el propósito fundamental de disminuir la trasmisión, y como ha ido evolucionando durante estos años, sobre todo con la aparición de pruebas de diagnóstico rápido (PDR).
Durante las décadas pasadas se incrementó considerablemente el empleo de inmunoensayos como PDR, desde la detección de la hormona coriónica humana (HCG) en orina a la detección de virus de la deficiencia humana (VIH), lo que ha permitido el empleo y diagnóstico fuera de los laboratorios tradicionales, tanto en atención primaria como población en general sin gran nivel de complejidad.
En la actualidad, podemos decir que gran parte de
la estrategia para combatir la expansión y por tanto controlar la epidemia del coronavirus causante del síndrome de dificultad respiratoria aguda grave (SARS-CoV-2) se basa en el empleo y uso de inmunoensayos como PDR que detectan antígenos para SARS-CoV-2 por los propios pacientes. En diciembre del 2021, la administración de los EE.UU. anunció un plan para la adquisición de 500 millones de PDR para el autodiagnóstico, realizándose los primeros envíos de pruebas en enero de 2022, mientras se mantiene en aplicación la Ley de Producción de Defensa para aumentar las pruebas de diagnóstico rápido y de laboratorio. Aunque las PDR para el SARS-CoV-2 actualmente son escasos, se espera que estén más ampliamente disponibles en entornos clínicos, comunitarios y domiciliarios, y existe una creciente necesidad de comprender sus indicaciones clínicas e interpretación.
Eso no es óbice para que se descarte ni desaconseje el empleo de las PDR basadas en las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos para detectar genes, en el artículo se diferencia claramente las distintas utilidades que tienen las dos tipos de PDR actuales, las basadas en la detección de parte de los ácidos nucleicos frente a los inmunoensayos. No cabe ninguna duda que la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), la prueba más usada para la amplificación de ácidos nucleicos en el mundo, presenta una mayor sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de SARS-CoV-2, pero pueden persistir positivas durante semanas hasta meses tras la infección, incluso según estudios pueden detectar ARN viral remanente pasado el período de replicación del virus.
Se ofrecen unas guías de diagnóstico donde se recomiendan el empleo de PDR para el diagnóstico en personas sintomáticas y en el rastreo de aquellas asintomáticas con riesgo elevado de infección por SARS-CoV-2, las cuales concuerdan bastante con las publicadas por la OMS, el CDC y el European Center for Disease Prevention and Control.
Además, se realizan unas recomendaciones para personas con pruebas positivas en función de su sintomatología, los asintomáticos pueden interrumpir el aislamiento después de 5 días, y aquellos sin fiebre durante 24 horas, sin el empleo de antipiréticos pueden interrumpir el aislamiento 5 días después de una prueba positiva o del inicio de los síntomas, lo que ocurra más tarde, y el empleo de mascarillas o tapabocas durante 5 días tras el aislamiento. Mientras tanto, en aquellas personas que continúen con fiebre o síntomas, se recomienda un período de aislamiento de 10 días. En el caso de interrumpir el aislamiento antes de los 10 días se recomienda una prueba negativa cuando se ha tenido una prueba positiva previa. No menos importante es que se desaconseja el empleo de la determinación de anticuerpos IgM e IgG contra SARS-CoV-2 en los pacientes para el diagnóstico de infección aguda.
Copyright © SIIC, 2024

Palabras Clave
COVID-19
Especialidades
Bq.gif   I.gif        AP.gif   C.gif   CI.gif   DL.gif   En.gif   Ep.gif   In.gif   MF.gif   MI.gif   N.gif   OI.gif   P.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
V Shivam
Institución: Coimbatore Medical College Hospital,
Coimbatore India

La Imeglimina en Pacientes con Diabetes Mellitus Tipo 2
El metanálisis de 7 estudios clínicos controlados y aleatorizados confirma que la imeglimina se asocia con reducción significativa de la HbA1c y de la glucemia en ayunas y con mejora significativa la función de las células ? del páncreas.

Publicación en siicsalud
https://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/174309

Comentario
Autor del informe
Sebastián Brescia 
Hospital Eduardo Canosa, Puerto Santa Cruz, Argentina


La imeglimina, como el primer fármaco de la familia de las gliminas, ha captado considerable atención en el ámbito médico desde su aprobación inicial en Japón y China en 2021, seguida por su aprobación en India en 2022.1,2 Este compuesto presenta una estructura catiónica con un anillo de tetrahidrotriazina y exhibe un mecanismo de acción multifacético que aborda varios aspectos clave de la fisiopatología de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2).3
Uno de los principales puntos de acción de la imeglimina es su capacidad para aumentar la secreción de insulina estimulada por glucosa (GSIS), lo que ayuda a compensar la resistencia a la insulina observada en los pacientes con DM2.4 Además, este fármaco ha demostrado preservar la función de las células beta pancreáticas, responsables
de la producción y liberación de insulina.5 También se ha observado una mejora en la sensibilidad a la insulina en el hígado y el músculo esquelético, contribuyendo así a una mejor regulación de la glucosa en sangre y a la reducción de la producción hepática de glucosa.6
Los resultados de estudios clínicos en fase III han respaldado la eficacia de la imeglimina en la reducción de los niveles de glucosa en ayunas y de la hemoglobina A1c (HbA1c) cuando se administra a una dosis de 1000 mg7. Estos hallazgos sugieren que la imeglimina tiene el potencial de convertirse en un componente importante del arsenal terapéutico para el tratamiento de la DM2.
En cuanto a su farmacocinética, la imeglimina se absorbe principalmente a través de un sistema de transporte activo de cationes orgánicos. Sin embargo, se ha observado que la absorción del fármaco disminuye a dosis más altas debido a la saturación del transportador. Una vez en el organismo, la distribución de la imeglimina es rápida en diversos órganos y tejidos, ya que tiene una baja afinidad por las proteínas plasmáticas, lo que permite que el fármaco alcance fácilmente su sitio de acción y ejerza sus efectos terapéuticos.3
En términos de eliminación, la imeglimina se excreta principalmente en su forma no modificada a través de la orina, indicando un bajo grado de metabolismo hepático. Esta característica puede ser beneficiosa en pacientes con disfunción hepática, ya que no se espera que la droga experimente una eliminación alterada en este contexto.8
En cuanto a las interacciones medicamentosas, se ha observado que la imeglimina presenta una baja probabilidad de interacción con otros fármacos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que puede requerirse un ajuste de dosis en pacientes con insuficiencia renal, ya que la eliminación renal puede ser un mecanismo importante para la excreción del fármaco en estos individuos.3
Un aspecto notable de la imeglimina es su perfil de seguridad, ya que no se han descrito casos de hipoglucemia severa asociados con su uso.7,9 Esto es especialmente relevante en el tratamiento de la DM2, donde la hipoglucemia puede representar un riesgo significativo para la salud del paciente.9 Además, a diferencia de la metformina, un fármaco relacionado, no se observa la aparición de episodios de acidosis láctica con la imeglimina.10
En resumen, la imeglimina representa una prometedora adición al tratamiento de la DM2 debido a su mecanismo de acción único y su capacidad para abordar múltiples aspectos de la fisiopatología de la enfermedad.
Los datos surgidos en el resumen objetivo del metanálisis: La Imeglimina en Pacientes con Diabetes Mellitus Tipo 2, revelan una significativa disminución tanto en la glucemia en ayunas como en los niveles de hemoglobina glicosilada, acompañada de una mejoría en la función de la célula beta, medida mediante el índice HOMA-ß (Evaluación del Modelo Homeostático de la Función de las Células ß), junto con observaciones de reacciones adversas gastrointestinales. Es importante destacar que, a diferencia de metaanálisis previos, este estudio incorpora datos de 7 investigaciones y amplía la gama de resultados evaluados, incluyendo el índice HOMA-ß y los efectos adversos.5 Estos hallazgos subrayan la necesidad urgente de realizar ensayos controlados aleatorizados que aborden poblaciones de riesgo con afecciones cardíacas, renales o hepáticas, así como estudios que investiguen el impacto de la imeglimina en los lípidos y el sobrepeso, con datos obtenidos en condiciones del mundo real.
En un reciente artículo de revisión redactado por Sandeep Chandra Shrestha y Setu Gupta, se describe a la imeglimina como "el nuevo chico del barrio",1 y sin duda, los estudios de seguridad cardiovascular ofrecen una perspectiva alentadora para la ampliación del espectro de estrategias terapéuticas disponibles para el tratamiento de la DM2 con este nuevo fármaco.
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Palabras Clave
imeglimina, control glucémico, función de las células beta, seguridad, diabetes mellitus tipo 2
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