La COVID-19 se identificó por primera vez el 1ro de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la China central, cuando se reportó a un grupo de personas con neumonía de causa desconocida. A finales de enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de la enfermedad por el nuevo coronavirus 2019 (COVID-19) como una emergencia de salud pública de importancia internacional y afirmó la existencia de alto riesgo de diseminación de la enfermedad a otros países en todo el mundo y la reconociera como una pandemia el 11 de marzo de ese mismo año. (1,2)
Ante la alta contagiosidad, capacidad patógena y mutante del Coronavirus (SARS-CoV-2), y la inexistencia de
una vacuna o medicamento efectivo que pueda prevenir o curar la COVID-19, las únicas medidas que a la fecha se han mostrado eficaces son el confinamiento y distanciamiento social, el testeo masivo de las poblaciones en alto riesgo, la antisepsia y desinfección de personas, objetos y espacios, y la búsqueda activa de infectados, sospechosos, asintomáticos y sus contactos estrechos y casuales. (3)
Desde que fue identificada su presencia en Cuba, el 11 de marzo del 2020 hasta la fecha se han identificadomás de106 mil positivos y ha cobrado un saldo mayor de 640 vidas. (4,5)
Se estima que más del 80% de los pacientes con COVID-19 desarrollan unaenfermedad leve o sin complicaciones, aproximadamente el 14% una enfermedad grave que requiere hospitalización y el 5% requiere admisión en una unidad de cuidados intensivos. En los casos graves, puede complicarse con síndrome de dificultad respiratoria aguda (SARS), sepsis y shock séptico, insuficiencia renal y afectación cardíaca. La edad avanzada y la comorbilidad (especialmente enfermedad cardiovascular, diabetes y EPOC) constituyen
factores de riesgo de gravedad y muerte. La función prioritaria del equipo básico de salud, por tanto, es contener atendiendo a los casos de riesgo intermedio, 80%, para que no vayan al hospital, pero la atención, en la mayoría de los casos, ha de ser presencial.(5)
En el primer nivel de atención se efectúa la pesquisa activa, clasificación de los casos, seguimiento a los contactos, tratamiento a grupos vulnerables y el seguimiento a las altas de los casos confirmados. Son varias las acciones que se desarrollan para lograrlo: Se habilita consulta diferenciada para pacientes con manifestaciones de infección respiratoria aguda en los policlínicos. Se disponen de los medios de protección para el personal que trabajará en la consulta diferenciada. Se realiza interrogatorio y examen físico del paciente que permita una evaluación del mismo y clasificación de caso. Se ejecuta la pesquisa activa a toda la población para la identificación de casos con infecciones respiratorias agudas, así como de contactos y sospechosos. Se garantizan los cuidados de enfermería en centros escolares internos. (6)
El arribo de la pandemia provocó una sobrecarga de los sistemas de salud. La COVID-19 fue una emergencia de salud inesperada que ha supuesto trastornos de los servicios para el manejo de las Enfermedades No Transmisibles (ENT), entre las principales razones incluyen la cancelación de los servicios de atención electiva (58%, 14/24), la reasignación de personal clínico a la respuesta a la COVID (50%, 12/24) y los casos de pacientes que no acudieron a sus citas (50%, 12/24). Además del trastorno de los servicios, la pandemia de COVID-19 obligó a suspender o postergar algunas actividades planificadas contra las ENT. (7)
No es posible mantener una atención multidisciplinaria a los pacientes con ENT en el contexto actual de pandemia, varios son los factores que impiden lograr esto, condicionados en su mayoría porel riesgo de infección por COVID-19, pues la asociación de estas entidades tiene efectos devastadores para el paciente.(6,8)
Si bien lo anterior es una realidad a afrontar, no podemos pasar por alto el gran impacto que tiene la ENT en la sociedad, la atención a este grupo de riesgo debe ser consecuente con la situación actual y se le debe brindar mayor atención como grupo vulnerable de la sociedad. Es un programa que debe tener la máxima atención del médico y enfermera de la familia, prestando asistencia diferenciada que permita el flujo de información y bienestar del paciente.
La pandemia, además, ha generado un severo impacto en el personal de salud. Con la información recabada se elaboraron protocolos, medidas y recomendaciones para el personal médico. De manera general, se han descritos varios tipos de mecanismos de transmisión del COVID-19, y se ha demostrado que con el uso de mascarillas quirúrgicas, caretas, gafas protectoras o protector ocular, la técnica adecuada del lavado de manos con agua y jabón o el uso de gel alcohol, al igual que mantener la sana distancia de dos metros constantemente, disminuye el riego de contagio considerablemente. (9)
A más de un año de pandemia se ha evidenciado el esfuerzo de los profesionales de la salud por continuar prestando su asistencia, evidencia de esto es el Síndrome de Burnout que expresa el desgaste profesional en respuesta al estrés crónico experimentado por los mismos en el contexto laboral. (10) La atención al profesional de la salud debe ser diferenciada, donde exista comunicación constante, atención a su familia, equipos de protección personal, alimentación y confort laboral.
Para disminuir este desgaste físico que presentan los profesionales de la salud y evitar su contagio se han implementado estrategias con el uso de la telemedicina, es evidente que las ventajas de la telemedicina en la asistencia a pacientes con COVID-19 son múltiples. Por un lado, limitan las posibles exposiciones y diseminación de la enfermedad tanto en la sala de urgencias como en el área de hospitalización; por el otro, reducen el uso de equipos personales de protección y desgate de los sanitarios. (11)
Entre las líneas de la Telemedicina, que se han trabajado fuertemente en Cuba, está la relativa al telediagnóstico y, dentro de este la correspondiente a laimagenología, la telepatología y otras. Durante la pandemia se han habilitado líneas telefónicas para brindar apoyo psicológico a los pacientes que lo necesiten, lo cual es un elemento favorable en relación al contexto actual. El empleo de la telemedicina ofrece un camino prometedor, permite llegar al paciente y ofrecer consejo médico desde la distancia, facilitando que el enfermo permanezca en casa y no quede expuesto a merced de la COVID-19.
Si soy del criterio q es un tema del cual se podría hacer un abordaje más integral y multidisciplinario en el contexto actual, ofreciendo alto voto de confianza a los psicólogos psiquiatras y médicos de familia.
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