"NUESTRA PROFESIÓN ES UNA PROFESIÓN DE VIDA. TODOS LOS DÍAS HAY QUE SEGUIR CULTIVANDO NUESTROS CONOCIMIENTOS"
Cabanaconde forma parte de la provincia de Caylloma, una de las ocho que conforman el departamento peruano de Arequipa. Se encuentra en el extremo del cañón del Colca, a unos 3200 msnm y a unos 50 km al oeste de Chivay, en un marco natural agreste y accidentado cuyos caminos, especialmente entre enero y marzo, se ven a menudo interrumpidos por los huaicos, aludes de tierra que se producen tras las lluvias y que impiden el tránsito de vehículos de todo tipo.
A cargo del centro de salud de esta localidad está Juan Carlos González Patiño, médico general, que recibe en entrevista a los profesores Rafael Bernal Castro y Rosa María Hermitte, las máximas autoridades de la Fundación SIIC (F SIIC) y de la Sociedad Iberoamericana de Información Científica (SIIC).
Este centro da cobertura a los 2800 habitantes de Cabanaconde y a los 300 de Pinchollo, entre los que hay, sobre todo, ancianos y menores de 5 años, una población por tanto frágil y propensa a las infecciones respiratorias y a las diarreas agudas, los peores males de la región después de la desnutrición: "
Las mujeres que se ven transitando por los caminos, esas que llevan sus cargas al hombro y son menudas, tienen algunas más de setenta años. (…) Aquí en Cabanaconde hemos tenido pacientes de hasta 103 años y aún con esa edad se mantenían en actividad. Lamentablemente el desgaste por los años y la actividad física agrícola acaban agudizando la artrosis o la lumbalgia."
En Cabanaconde el 100% de la población está afiliada al Sistema Integral de Salud (SIS). Este seguro da cobertura a problemas agudos pero no crónicos: "
Si por ejemplo viene una anciana de 70 años con diagnóstico de lumbalgia, nos vemos obligados a acomodar la patología para que esté contemplada por el Seguro y así poder atenderla", asegura el doctor González Patiño.
Ante una emergencia declarada en alguno de los pueblos de la Puna que dependen del centro de salud de Cabanaconde, la naturaleza de la región juega un papel preponderante y definitorio en la atención médica. La Puna, que está a 4500 msnm bordeando la cordillera, es una zona extremadamente árida. Los poblados, dedicados mayormente al pastoreo, son dispersos y cada aldea puede contar con tan sólo 2 o 3 familias. El acceso médico a estas zonas es extremadamente complicado e insume muchas horas, a veces días: "
Tenemos lo que se llama un flujo de referencias. Cada puesto de salud tiene sus voluntarios, personas de la población a las que se las incentiva y se les otorga el nombre de promotores. Se les da capacitación en medicina básica y así, por lo menos, ellos nos sirven de alerta". Como la comunicación entre los poblados no es para nada fluida, las alertas se dan por radio. "
Para trasladar al paciente se improvisa una camilla con unos palos y una frazada cosida. Hacen falta 8 voluntarios para trasladar la camilla. Se lleva de a 4 y cada media hora se hace el relevo". Para hacer frente a esta precariedad, el doctor de Cabanaconde asegura que "
estamos tratando de que cada puesto tenga su plan de contingencia para el traslado de pacientes en situaciones de emergencia. Lamentablemente, el Ministerio de Salud no nos brinda ningún fondo para eso".
En esta región del Colca, la medicina tradicional y la occidental van de la mano: "
Los pueblos del valle utilizan plantas medicinales como el llantén para procesos inflamatorios y contusiones, y el paico y la muña para los cólicos. Y son una buena alternativa. También cuentan con parteras. De hecho, muchas de las parturientas confían más en ellas que en las obstetras".
En esa misma línea de conciliación de lo tradicional con lo contemporáneo, el doctor de Cabanaconde se refiere al aprendizaje del quechua como un requisito indispensable para ejercer la medicina en estos pueblos y señala que debería ser una materia de enseñanza en la universidad. A esto añade que "
si bien es cierto que la globalización nos acerca a más información, muchos de nosotros, los médicos de periferia, no tenemos mucho acceso ella". Y la actualización de saberes es primordial, "
los profesionales de la salud no pueden permitirse quedarse con los conocimientos estancados". Por responsabilidad y compromiso
"todos los días hay que seguir cultivando el conocimiento".
Juan Carlos González Patiño
Cabanaconde, Perú