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Informe
Autor del informe original
Alicia Eva López-Martínez
Columnista Experto de SIIC
Institución: Universidad de Málaga (España). Dpto. Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico.
Málaga España

El malestar emocional como síntoma de estrés postraumático
En apoyo a la información empírica precedente, los hallazgos de este estudio inciden en el papel de la evitación experiencial y la tolerancia al malestar como variables moderadoras de la sintomatología postraumática. Asimismo, apuntan hacia la necesidad de considerar estas variables en las intervenciones psicológicas para el tratamiento del trastorno por estrés postraumático.

Resumen
El trastorno por estrés postraumático (TEPT) tiene una importante prevalencia en la población, por lo que conocer los mecanismos psicológicos para la vulnerabilidad y el mantenimiento del trastorno es claramente relevante. Entre dichos mecanismos, se ha postulado el constructo de malestar emocional como transdiagnóstico a diversos trastornos mentales. El objetivo del presente estudio fue poner a prueba un modelo hipotético que analizaba la asociación entre tres variables pertenecientes a dicho constructo (evitación experiencial, tolerancia al malestar e intolerancia a la incertidumbre inhibitoria) y el TEPT. Participaron 328 estudiantes universitarios (74.7% mujeres y 25.3% hombres, con una media de edad de 21 años) que habían experimentado al menos un acontecimiento traumático de acuerdo con los criterios del DSM-5, quienes completaron una batería de cuestionarios. Se efectuó un análisis de ecuaciones estructurales cuyos resultados apoyaron parcialmente el modelo hipotético. La evitación experiencial mostró asociarse positiva y significativamente con la tolerancia al malestar, la intolerancia a la incertidumbre inhibitoria y los síntomas del TEPT. La tolerancia al malestar también se vinculó de forma positiva y significativa con dichos síntomas. Sin embargo, la intolerancia a la incertidumbre inhibitoria no mostró relación con esta sintomatología. En apoyo a la evidencia empírica precedente, los hallazgos de este estudio inciden en el papel de la evitación experiencial y la tolerancia al malestar como variables moderadoras de la sintomatología postraumática. Asimismo, apuntan hacia la necesidad de considerar estas variables en las intervenciones psicológicas para el tratamiento del TEPT.


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Sebastián Iglesias-Osores(1) Sebastián Iglesias-Osores(2) Johana Acosta-Quiroz(3) Johana Acosta-Quiroz(4)  

(1) Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Lambayeque, Perú
(2) Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Lambayeque, Perú
(3) Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Lambayeque, Perú
(4) Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo, Lambayeque, Perú


Recientemente se publicó el estudio titulado El malestar emocional como síntoma de estrés postraumático, que tiene como objetivo evaluar un modelo hipotético que analiza la relación entre tres variables que pertenecen al constructo de malestar emocional: la evitación experiencial (EE), la tolerancia al malestar (DT), la intolerancia a la incertidumbre (IU) y el trastorno por estrés postraumático1 hemos decido comentar sus conceptos en el contexto actual de la pandemia COVID-19.
El trastorno por estrés postraumático (TEPT) es una enfermedad mental crónica que generalmente se presenta después de haber estado expuesto a un trauma grave, está relacionado con recuerdos intrusivos, sueños angustiantes, estados de ánimo negativos, etcétera. Se estima que aproximadamente el 6% de las personas expuestas a un trauma llegan a desarrollar TEPT.2 A
causa de la pandemia de COVID-19 hay una alta prevalencia de TEPT en las áreas más afectadas de China y teniendo en cuenta que la epidemia sigue siendo el centro de atención en las redes sociales y los medios de comunicación y el incremento de la cuarentena hace creer que la prevalencia de TEPT seguirá en aumento en las áreas más afectadas por esta enfermedad.3
Los síntomas del TEPT comienzan al poco tiempo de la exposición al trauma y evolucionan hasta la persistencia o la recuperación, para disminuir las secuelas psicológicas debería realizarse una identificación temprana de las personas de riesgo para que así tengan acceso al tratamiento.2 Los subsíntomas de TEPT abarcan la reexperimentación, alteraciones negativas en la cognición o el estado de ánimo y son más frecuentes en mujeres.3 El papel de la tolerancia al malestar en los síntomas de TEPT está poco estudiado.2 Estos estudios sugieren que las intervenciones psicológicas de tolerancia al malestar podrían ayudar y complementar los tratamientos del trastorno por estrés postraumático. Sin embargo, queda mucho por hacer con relación con la investigación y tratamiento para abordar este trastorno.2 Se sugiere que las intervenciones de la tolerancia a la angustia contribuyen a reducir la gravedad de los síntomas de TEPT.
Es probable que la pandemia de COVID-19 ponga a profesionales de la salud de los países en desarrollo en una situación sin precedentes, teniendo que tomar decisiones complejas y trabajar bajo presión similar a una situación de guerra. Estas decisiones pueden incluir cómo asignar recursos escasos a pacientes igualmente necesitados, cómo brindar atención para todos los sujetos gravemente enfermos con recursos limitados e inadecuados. Esto puede causar que algunos profesionales experimenten lesiones morales o problemas de salud mental que se verán agravados con sus motivos personales de equilibrar sus propias necesidades de salud física y mental con las de los pacientes, familiares y amigos.

Palabras Clave
evitación experiencial, intolerancia a la incertidumbre, malestar emocional, tolerancia al malestar, trastorno de estrés postraumático
Especialidades
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Informe
Resumen SIIC
ChM Beltran-Aroca
Institución: Universidad de Córdoba,
Córdoba España

Aspectos Éticos en Atención Primaria durante la Pandemia de COVID-19
La emergencia sanitaria actual, asociada con la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019, se caracteriza por una limitación pronunciada de los recursos para la salud. En la presente revisión se analizan aspectos asistenciales, éticos y de organización hospitalaria, atribuibles a la pandemia de COVID-19.


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Rosario Guevara 
Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela


El artículo hace referencia de manera acertada y oportuna a un acontecimiento, que cambio la vida del ser humano, como lo ha sido la pandemia producto del coronavirus. Esta transformación se hace evidente en diversos ámbitos como son la salud, familia, sociedad y cultura. Todavía son desconocidas muchas de sus secuelas en el organismo y quizás en el psiquismo del individuo. Todos los países se han encontrado con desafíos importantes en el sector de la salud. Apreciamos su repercusión a pesar de los avancesque unos países poseen en ventaja a otros,en el contexto de los adelantos científicos en la salud, los recursos económicos y el abordaje de las problemáticas sociales producto de situaciones inesperadas. En su mayoría se
está poco preparado, para una situación como la que se vive actualmente.
El área de la salud pública se encuentra ante múltiples interrogantes y con una necesidad de respuestas inmediatas a las mismas. El ofrecer un adecuado y pertinente servicio de salud a todos los pacientes con diferentes edades y con ausencia/presencia de patologías médicas, tiene un mayor énfasis y se ha convertido en un gran reto. La ética como principio fundamental en la atención primaria al paciente, conduce a generar reflexión de los medios y/o instrumentos que utilizan las diferentes disciplinas en el ámbito médico, docente y otros. El avance de la tecnología ha sido un gran recurso para poder afrontar esta situación, que ha generado cambios importantes en la atención del paciente. Sin embargo, su uso debe ser utilizado con los principios bioéticos en las distintas disciplinas. El mal manejo de la misma, pudiera ser un factor de gran daño para el individuo y la sociedad. La urgencia de la pandemia ha conllevado a responder de manera urgente e improvisada, a una serie de situaciones inimaginables que han ocurrido y además de otras que se sumaron, por el impacto que se produjo a nivel mundial y en diversas áreas. Abarcando aspectos desde lo individual hasta lo colectivo y cultural. Además, su repercusión en la salud física y mental, educación, economía y un sinfín de ámbitos. Cada país ha respondido a las demandas de acuerdo a sus recursos y sus limitaciones.Como sucede ante cualquier crisis, cada persona decidirá el percibirlo como una oportunidad o una limitante. Esa respuesta por lo general es una percepción y decisión que tienecada individuo, ante las adversidades, las cuales son propias de la misma vida.
Los pacientes que tuvieron obligatoriamente que dirigirse a los centros de salud, debido a que requerían la administración de medicamentos, intervenciones quirúrgicas ambulatorias, chequeos médicos urgentes, entre otros; se encontraron con emociones de tristeza, miedo e ira; por estar más expuestos al virus ante tener que trasladarse a dichos lugares. Más el tiempo de interrupción de sus prescripciones e indicaciones médicas, que en muchos casos generaron aumento de las sintomatología padecida; en particular fue el caso de los pacientes con enfermedades crónicas.
Indudablemente, esta crisis sanitaria hace relucir la necesidad de concientizar y darle prioridad a mejorar los centros de salud, dotarlos y equipar a los mismos, diseñar y construir áreas prioritarias como son la terapia intensiva y quirúrgica.Es relevante escuchar y conocer las necesidades del personal que desempeña sus funciones en el sector salud. Para poder ayudarlos a brindar la atención, que le desean ofrecer al paciente y como personal encargado, también darles seguridad y protección. Siendo una de ellas, la adquisición de los equipos de bioseguridad durante la práctica de sus actividades. Es importante ante este tipo de crisis, fortalecer la atención en la realización de un buen triaje; porque permitirá lograr diagnosticar y priorizar una emergencia. Ofreciéndole al paciente la atención inmediata que requiere, debido a su estado de salud. Evidentemente, por ejemplo, el uso de la telemedicina; como recurso utilizado en la atención primaria ante la pandemia, promueve considerar y hacer énfasis en los aspectos éticos, los cuales hacen pensar en la necesidad de conocer y respetar sus alcances y limitaciones, así mismo como los pros y los contras. Evidentemente, el contacto con el paciente y el examen clínico físico, siempre será una prioridad y la mejor opción. Igualmente, es necesario establecer y mantener una buena relación entre el médico y paciente, así mismo preservar la confidencialidad y protección de la información suministrada por el mismo.
El uso de la telemedicina en estos momentos de crisis, incertidumbre y nuevos desafíos; genera el compromiso de concientizar sutrascendencia y restricciones. La evaluación y prescripción de tratamientos basados en el reporte de síntomas y clínica, conllevan a una reflexión y cuidado de las limitaciones que se puedan tener con esta modalidad de atención. Puede ayudar a atender a los pacientes y lograr mantener un monitoreo de su estado de salud (en los casos que no sean severos) e ir indicando los tratamientos. A su vez, permite proteger al paciente de exponerse a acudir a los centros de salud, resguardar al personal sanitario y a la comunidad de la propagación de la enfermedad; debido a lo fácil que es su transmisión.
Su uso generará una reflexión para las diferentes especialidades del sector salud, quizás para algunas disciplina pudiera ser más fácil que para otras.Siendo relevante considerar los diferentes niveles de atención en el sector salud, como son la prevención primaria, secundaria y terciaria. Es necesario enfocarse en cómo se puede lograr divulgar información oportuna en estos momentos, que permita aumentar el autocuidado y cuidado del otro, en medio de una pandemia. Lograr llegar a más personas e influir de manera positiva, a través de campañas preventivas. Siendo un recurso importante en periodos como los que se viven actualmente. Además, tomar las consideraciones pertinentes en los casos de pacientes con enfermedades preexistentes. La telemedicina puede ser una respuesta inmediata ante una situación de salud, a la cual estamos afrontando. Podrá ser un medio para abordar a los pacientes de manera urgente, permitiendo no desatender la continuidad de los chequeos médicos y responder a las demandas de las personas enfermas por coronavirus, algunas patologías físicas y mentales. Existen casos que son mucho más complejos, como son las mujeres que se encuentran en proceso de parto, los pacientes que requieren cirugía, aquellos que ameritan cuidados paliativosy terapia intensiva. Los cuales les urge otras maneras de atención. Evidentemente, muchos centros de salud no se encontraban preparados para responder a la gran demanda de atención. Tampoco con los insumos de medicinas ni de bioseguridad requeridos,éstos últimos imprescindibles para la protección del paciente y del personal de salud, siendo necesario que sea una prioridad garantizar los mismos.
Empero, una de las preguntas que se genera en las diversas disciplinas es hasta dónde la telemedicina pueda ser utilizada en el manejo de la atención primaria del paciente. Una de las situaciones que podemos apreciar es que todas las personas no tienen acceso al área tecnológica, ni las herramientas y/o los servicios básicos para utilizar los mismos. Además, se hacen presentes los conocimientos y habilidades necesarios para hacer el uso de los mismos. Las generaciones pueden estar preparadas o no, para afrontar de manera adecuada esta demanda en distintos ámbitos.
En estos momentos es necesario afianzar la importancia de establecer y mantener una buena relación entre el médico y el paciente. Una adecuada atención con el paciente desde el primer contacto, en que acude a un centro hospitalario o recibe otra modalidad de atención. Eso permitirá ofrecer un buen cuidado desde el área de la medicina familiar. La ayuda que se le pueda ofrecer y brindar a la familia en estos momentos, será una fuente inagotable de recuperación.
Otro aspecto referente a lo expuesto, es la primordial necesidad de concebir la salud en el sentido más amplio, entendida desde su índole física, emocional, psicológica y espiritual. La salud abarca más de lo físico. Es importante en todo este proceso, darle inclusión y un adecuado abordaje a la salud mental.
Ciertamente la pandemia ha conllevado a un cambio en el individuo, que implica la interacción con los otros y el estilo de vida. Cuando se está en riesgo o se pierde la salud, se produce en el ser humano un duelo por la ausencia de la misma. El impacto de una enfermedad abarca lo individual, familiar y colectivo. En particular esta pandemia porque ha repercutido con lo más valioso que existe, la propia vida. La pérdida de seres queridos y cercanos, así como las secuelas que ha dejado a los pacientes que han sufrido la enfermedad. Uno de los cambios es el distanciamiento físico, más no el distanciamiento social. El ser humano siempre requiere el contacto con el otro, para su salud mental y emocional. Nos hemos dado cuenta de cómo la conducta de un individuo afecta e impacta de manera positiva o negativa a otro individuo y más aún a un colectivo. Muchas personas se encontraron inmersas en una soledad importante desde el inicio de la pandemia, con el surgimiento de tristeza, miedos y temores. Sin embargo, uno de los recursos que utilizó el ser humano como ente social, fue la búsqueda de diversas maneras para contactar con otras personas, mantener relaciones sociales, buscar y recibir ayuda. La tecnología cumplió y tiene un rol muy importante, como soporte social, ante ésta adversidad sanitaria que impactó en la vida social del individuo. El temor de ser contagiado y contagiar, se hicieron presentes. Igualmente, el miedo a fallecer. El confinamiento, el dejar de hacer las actividades diarias, no poder asistir a los centros educativos ni laborales, entre otros; produjeron cambios en la vida del ser humano tanto individual como colectivo.
Podemos decir que hay un antes y un después luego de esta experiencia. Siendo necesario adaptarnos a todos los cambios que ha generado la pandemia. Ante este tipo de situaciones será necesario recuperarnos, de lo ocurrido reparar lo que es posible, reconstruir, reescribir la situación y darle un nuevo sentido; que permita tener un crecimiento personal y una mejor calidad de vida.
Esta situación que vivimos conllevó a muchas personas a reflexionar en cuanto a sus vidas, quizás generó a que realizaran actividades que siempre quisieron hacer o en estos momentos despertaron. Pensar cómo querían seguir viviendo. Motivarse en adquirir y ejercer nuevas acciones, establecer y mantener relaciones sociales sanas, darle importancia a los beneficios de las redes y lazos sociales. Siendo factores de protección para la vida del ser humano. Ocasionó a interesarse más en el otro. Adquirir en el día a día estrategiaspara afrontar las adversidades,obtener habilidades y destrezas para la resolución de problemas. Interesarse en ayudar a las personas más necesitadas, personas enfermas y mayores.
La pandemia ha permitido hacer uso de la resiliencia, incrementando y fortaleciendo los recursos internos en cada individuo. Es importante reflexionar, reconocer, aceptar y valorar los logros obtenidos a través de la adversidad. Sin duda alguna, los momentos adversos hacen conocer los recursos desconocidos en cada individuo y genera una habilidad increíble para aprenderlas. Es el momento más fértil de la persona, porque lo fuerza a responder y usar sus recursos, quizás inexplorados por sí mismo. Los beneficios obtenidos durante este proceso,pudieron generar en muchas personas, transformaciones importantes. Evidentemente, uno de ellos es comprender la importancia de tener en la vida redes de apoyo, que permitan disponer, disfrutar y mantener una buena salud mental.
Copyright © SIIC, 2021

Palabras Clave
Especialidades
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Informe
Resumen SIIC
ChM Beltran-Aroca
Institución: Universidad de Córdoba,
Córdoba España

Aspectos Éticos en Atención Primaria durante la Pandemia de COVID-19
La emergencia sanitaria actual, asociada con la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019, se caracteriza por una limitación pronunciada de los recursos para la salud. En la presente revisión se analizan aspectos asistenciales, éticos y de organización hospitalaria, atribuibles a la pandemia de COVID-19.


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Andy Rivero Estevez(1)  

(1) Medicina General Integral, Policínico 26 de Julio, La Habana, Cuba


La COVID-19 se identificó por primera vez el 1ro de diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, en la China central, cuando se reportó a un grupo de personas con neumonía de causa desconocida. A finales de enero del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote de la enfermedad por el nuevo coronavirus 2019 (COVID-19) como una emergencia de salud pública de importancia internacional y afirmó la existencia de alto riesgo de diseminación de la enfermedad a otros países en todo el mundo y la reconociera como una pandemia el 11 de marzo de ese mismo año. (1,2) Ante la alta contagiosidad, capacidad patógena y mutante del Coronavirus (SARS-CoV-2), y la inexistencia de
una vacuna o medicamento efectivo que pueda prevenir o curar la COVID-19, las únicas medidas que a la fecha se han mostrado eficaces son el confinamiento y distanciamiento social, el testeo masivo de las poblaciones en alto riesgo, la antisepsia y desinfección de personas, objetos y espacios, y la búsqueda activa de infectados, sospechosos, asintomáticos y sus contactos estrechos y casuales. (3) Desde que fue identificada su presencia en Cuba, el 11 de marzo del 2020 hasta la fecha se han identificadomás de106 mil positivos y ha cobrado un saldo mayor de 640 vidas. (4,5) Se estima que más del 80% de los pacientes con COVID-19 desarrollan unaenfermedad leve o sin complicaciones, aproximadamente el 14% una enfermedad grave que requiere hospitalización y el 5% requiere admisión en una unidad de cuidados intensivos. En los casos graves, puede complicarse con síndrome de dificultad respiratoria aguda (SARS), sepsis y shock séptico, insuficiencia renal y afectación cardíaca. La edad avanzada y la comorbilidad (especialmente enfermedad cardiovascular, diabetes y EPOC) constituyen factores de riesgo de gravedad y muerte. La función prioritaria del equipo básico de salud, por tanto, es contener atendiendo a los casos de riesgo intermedio, 80%, para que no vayan al hospital, pero la atención, en la mayoría de los casos, ha de ser presencial.(5) En el primer nivel de atención se efectúa la pesquisa activa, clasificación de los casos, seguimiento a los contactos, tratamiento a grupos vulnerables y el seguimiento a las altas de los casos confirmados. Son varias las acciones que se desarrollan para lograrlo: Se habilita consulta diferenciada para pacientes con manifestaciones de infección respiratoria aguda en los policlínicos. Se disponen de los medios de protección para el personal que trabajará en la consulta diferenciada. Se realiza interrogatorio y examen físico del paciente que permita una evaluación del mismo y clasificación de caso. Se ejecuta la pesquisa activa a toda la población para la identificación de casos con infecciones respiratorias agudas, así como de contactos y sospechosos. Se garantizan los cuidados de enfermería en centros escolares internos. (6) El arribo de la pandemia provocó una sobrecarga de los sistemas de salud. La COVID-19 fue una emergencia de salud inesperada que ha supuesto trastornos de los servicios para el manejo de las Enfermedades No Transmisibles (ENT), entre las principales razones incluyen la cancelación de los servicios de atención electiva (58%, 14/24), la reasignación de personal clínico a la respuesta a la COVID (50%, 12/24) y los casos de pacientes que no acudieron a sus citas (50%, 12/24). Además del trastorno de los servicios, la pandemia de COVID-19 obligó a suspender o postergar algunas actividades planificadas contra las ENT. (7) No es posible mantener una atención multidisciplinaria a los pacientes con ENT en el contexto actual de pandemia, varios son los factores que impiden lograr esto, condicionados en su mayoría porel riesgo de infección por COVID-19, pues la asociación de estas entidades tiene efectos devastadores para el paciente.(6,8) Si bien lo anterior es una realidad a afrontar, no podemos pasar por alto el gran impacto que tiene la ENT en la sociedad, la atención a este grupo de riesgo debe ser consecuente con la situación actual y se le debe brindar mayor atención como grupo vulnerable de la sociedad. Es un programa que debe tener la máxima atención del médico y enfermera de la familia, prestando asistencia diferenciada que permita el flujo de información y bienestar del paciente.
La pandemia, además, ha generado un severo impacto en el personal de salud. Con la información recabada se elaboraron protocolos, medidas y recomendaciones para el personal médico. De manera general, se han descritos varios tipos de mecanismos de transmisión del COVID-19, y se ha demostrado que con el uso de mascarillas quirúrgicas, caretas, gafas protectoras o protector ocular, la técnica adecuada del lavado de manos con agua y jabón o el uso de gel alcohol, al igual que mantener la sana distancia de dos metros constantemente, disminuye el riego de contagio considerablemente. (9) A más de un año de pandemia se ha evidenciado el esfuerzo de los profesionales de la salud por continuar prestando su asistencia, evidencia de esto es el Síndrome de Burnout que expresa el desgaste profesional en respuesta al estrés crónico experimentado por los mismos en el contexto laboral. (10) La atención al profesional de la salud debe ser diferenciada, donde exista comunicación constante, atención a su familia, equipos de protección personal, alimentación y confort laboral.
Para disminuir este desgaste físico que presentan los profesionales de la salud y evitar su contagio se han implementado estrategias con el uso de la telemedicina, es evidente que las ventajas de la telemedicina en la asistencia a pacientes con COVID-19 son múltiples. Por un lado, limitan las posibles exposiciones y diseminación de la enfermedad tanto en la sala de urgencias como en el área de hospitalización; por el otro, reducen el uso de equipos personales de protección y desgate de los sanitarios. (11) Entre las líneas de la Telemedicina, que se han trabajado fuertemente en Cuba, está la relativa al telediagnóstico y, dentro de este la correspondiente a laimagenología, la telepatología y otras. Durante la pandemia se han habilitado líneas telefónicas para brindar apoyo psicológico a los pacientes que lo necesiten, lo cual es un elemento favorable en relación al contexto actual. El empleo de la telemedicina ofrece un camino prometedor, permite llegar al paciente y ofrecer consejo médico desde la distancia, facilitando que el enfermo permanezca en casa y no quede expuesto a merced de la COVID-19.
Si soy del criterio q es un tema del cual se podría hacer un abordaje más integral y multidisciplinario en el contexto actual, ofreciendo alto voto de confianza a los psicólogos psiquiatras y médicos de familia. Copyright © SIIC, 2021 Bibliografia Estrada García. Ciro Braulio, Recio Fornaris.Indonesia, Vega Torres., Rolando, CollejoRosabal.,YuselMariuska, Martinez Orozco. Dania. Comportamiento clínico epidemiológico de la COVID-19. Granma, marzo-mayo de 2020. Multimed [Internet]. 2020 Ago [citado 2021 Abr 30] ; 24(4): 870-886. Disponible en:http://scielo.sld.cu/scielo.php?scipt=sci_erttext&pid=S1028-48182020000400870&Ing=es. Epub 10-jul-2020.
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Informe
Resumen SIIC
D Salman
Institución: Imperial College London,
Londres Reino Unido

Cuándo volver a la Actividad Física luego del Diagnóstico de COVID-19
En este artículo los autores brindan consejos sobre el retorno a la actividad física posterior al diagnóstico de covid-19, además de brindar un enfoque escalonado y gradual con el objetivo que dicho retorno se produzca de manera segura.


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Mary Luz Gunturiz 
Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Colombia


Introducción
Bajo el contexto de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado el confinamiento o cuarentena como la medida más eficaz para contener la propagación del virus, basado en epidemias anteriores ocasionadas por los virus SARS- CoV y MERS. De acuerdo con esto, la mayoría de países adoptaron medidas para el control de la propagación del virus SARS-CoV-2. Entre ellas fueron instauradas de forma indefinida y hasta que las condiciones epidemiológicas permitan la anulación de esta medida, las cuarentenas generalizadas, prohibición de realización y asistencia a eventos masivos, suspensión de eventos deportivos y actividad física recreativa, entre otros. Como esta bien descrito, el confinamiento genera varios problemas de salud, tanto físicos como psicológicos, siendo la inactividad física uno de
los principales factores de riesgopara la presentación de enfermedades cardiovasculares, obesidad, depresión, ansiedad, varios tipos de cáncer, entre otros. La actividad física para mantener y mejorar la salud debe ser vista como una política pública para la población general y debe ser abarcada desde una perspectiva integral tanto en confinamiento hasta que se retorne a condiciones relativamente normales para realizar actividad física, ejercicio y deporte (1-3).
Durante estos meses de infección por COVID-19 y de pandemia, se han observado múltiples manifestaciones clínicas, compromiso de órganos y secuelas de diferentes magnitudes a nivel pulmonar, cardiaco (miocarditis, pericarditis e incluso falla cardíaca), musculo esquelético, gastrointestinal y hepático, entre otras, por lo que se ha recomendado que los atletas que se hayan infectado con COVID-19 sean evaluados por su médico especialista en medicina del deporte, cuando sea posible para que este otorgue el permiso de retorno deportivo. Independientemente de las medidas especificas que se adopten en cada país, es claro que el ejercicio físico realizado debe de ser una práctica segura para reducir el riesgo de infección y debe resultar beneficioso para nuestra salud física y mental después de un estado de confinamiento tan duradero, por lo que, al realizar ejercicio físico, el disfrute y la sensatez, y no la ansiedad, deben de ser los objetivos fundamentales en estas etapas iniciales de la fase de desconfinamiento. Como lo describen Salman et al (4), en el articulo de referencia, existen varias preocupaciones respecto a la etapa posterior a la enfermedad por COVID-19, como el potencial de daño cardíaco, incluida la miocarditis viral, debido a que el ejercicio en presencia de miocarditis se asocia con mayor morbilidad y mortalidad. Aun hoy se desconoce la incidencia de miocarditis en asintomáticos o con enfermedad leve a moderada aunque se ha reportado lesión del músculo cardíaco y miocarditis en pacientes con infección por este virus que han sido hospitalizados con tasas entre el 12.5% y 30% además de una deformación anormal del ventrículo izquierdo, por lo que es indispensable evaluar a los deportistas post-infección por este agente patógeno y descartar la afectación cardíaca. Debido a la compleja fisiopatología que trae aparejada esta infección, no se debe dejar de lado la posibilidad de desarrollar otros cuadros clínicos como trastornos de la coagulación, trombosis venosa y eventual tromboembolismo pulmonar, más allá de las potenciales complicaciones miocárdicas ya mencionadas (4,8).
Estudios de resonancia magnética nuclear cardíaca en deportistas con una media de edad de 19 años infectados por COVID-19 con síntomas leves a moderados han evidenciado inflamación del miocardio después de la recuperación de la enfermedad por COVID-19, hallazgos que deben ser replicados en un número mayor de deportistas, para determinar su riesgo de desarrollar arritmias u otras complicaciones que podrían a ser fatales (5).
De acuerdo con lo anterior, la reanudación de la actividad física debe realizarse una vez se hayan establecido los diferentes niveles de riesgo y diseñado estrategias para el control de dicha actividad en intensidad y tiempo, dependiendo si las personas post- COVID presentaron síntomas leves o moderados. De esta manera se ha descrito que estos individuos pueden hacer ejercicio después de al menos siete días sin síntomas y comenzar con por lo menos dos semanas de esfuerzo mínimo, para ir aumentando en tiempo e intensidad de manera paulatina, por lo que Salman et al, recomiendan tener en cuenta la aptitud física de la persona antes de la enfermedad y adaptar la orientación, evaluando mediante exámenes físicos y psicológicos si estos pacientes (deportistas) pueden iniciar su programa de actividad física de manera segura. Los deportistas con síntomas leves o moderados que cursan la enfermedad en aislamiento domiciliario, y persisten con síntomas por la infección por COVID-19, requieren estudios y estratificación del riesgo de complicaciones por la infección activa, previo a considerar la evaluación al retorno deportivo. Completados estos estudios y con los hallazgos diagnósticos post infección por COVID-19, es posible considerar su retorno a su práctica deportiva o seguimiento de las complicaciones presentadas de acuerdo a los diagnósticos y las recomendaciones que estén implementadas en cada país (4, 5, 9).
De acuerdo con la Sociedad Argentina de Cardiología y Federación Argentina de Cardiología, la lesión cardíaca, valorada por la troponina de alta sensibilidad, es un marcador de lesión, daño miocárdico y miocarditis en los pacientes hospitalizados por COVID-19 y se asocia con un mayor riesgo de mortalidad hospitalaria, prueba que deben ser incorporada dentro del examen físico y pruebas de diagnostico para la valoración de las complicaciones miocárdicas que podrían sufrir deportistas después de la infección por COVID-19 (5). Finalmente, si bien es cierto que la actividad física es siempre recomendable para tener una buena calidad de vida, en pacientes sean o no deportistas, que hayan tenido COVID-19, esta debe ser monitoreada y programada de manera tal que prime la seguridad física y emocional. El seguimiento para el oportuno diagnóstico de complicaciones y secuelas por el COVID debe llevarse a cabo de manera rigurosa y periódica y se debe concientizar a los pacientes de informar sobre cualquier síntoma por insignificante que les parezca pues con el desconocimiento sobre los mecanismos de acción de este virus, esa información podría ser relevante y salvar vidas. Referencias
1. Kalazich Rosales C, Valderrama Erazo P, Flández Valderrama J, Burboa González J, HumeresTerneus Dl, Urbina Stagno R, et al. Orientaciones Deporte y COVID-19: Recomendaciones sobre el retorno a la actividad física y deportes de niños niñas y adolescentes. Rev. chil.pediatr. [Internet]. 2020; 91(7): 75-90. Disponible en: https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0370-41062020000700075&lng=es. http://dx.doi.org/10.32641/rchped.vi91i7.2782.
2. Yáñez F, Radice F, Moran M, et al. Propuesta de protocolo para regreso a la actividad deportiva en el fútbol. Documento oficial de la Comisión Médica de ANFP. (2020) http://anfpfotos.cl/notas/Propuesta_Protocolo_ANFP_Abril_2020_2.pdf. 3. Blair SN. Physicalinactivity: thebiggestpublichealthproblem of the 21st century. British Journal of Sports Medicine, 2009;43:1-2.
4. Salman D, Vishnubala D, Le Feuvre P, Beaney T, Korgaonkar J, Majeed A, McGregor AH.Returningtophysicalactivityafter covid-19. BMJ, 2021;372:m4721. http://dx.doi.org/10.1136/bmj.m4721.
5. Sociedad Argentina de Cardiología y Federación Argentina de Cardiología. Evaluación previa al retorno a la actividad física en deportistas post infección por COVID-19. Disponible en: https://www.sac.org.ar/institucional/evaluacion-previa-al-retorno-a-la-actividad-fisica-en-deportistas-post-infeccion-por-covid-19/. Acceso Febrero 8 de 2021. 6. Gupta A, Madhavan MV, Sehgal K, etal. Extrapulmonarymanifestations of COVID-19. NatMed, 2020;26:1017-32. doi: 10.1038/s41591-020-0968-3 pmid: 32651579 7. Ackermann M, Verleden SE, Kuehnel M, etal. Pulmonary vascular endothelialitis, thrombosis, and angiogenesis in Covid-19. N Engl J Med, 2020;383:120-8.
doi: 10.1056/NEJMoa2015432 pmid: 32437596 8. Bompard F, Monnier H, Saab I, etal. Pulmonaryembolism in patientswith COVID-19 pneumonia. EurRespir J, 2020;56:2001365. doi: 10.1183/13993003.01365-2020 pmid: 32398297.
9. UniversitatOberta de Catalunya. Recomendaciones para volver a hacer actividad física en la calle. Disponible en: https://cienciasdelasalud.blogs.uoc.edu/recomendaciones-para-volver-hacer-actividad-fisica-en-calle-covid/

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