El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2) es un tipo de coronavirus que fue identificado como agente causal de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19), cuya propagación mundial ha provocado la pandemia declarada por la OMS el 11 de marzo de 2020.
La principal forma de transmisión reconocida es a través de secreciones respiratorias (gotas pesadas) que caen en las inmediaciones del paciente, posibilitando la propagación de la infección a través de fomites. En el presente estudio, los autores analizan la posibilidad de transmisión a través de lágrimas, ya que el contagio a través de secreciones y tejidos oculares había sido tema controversial en publicaciones previas.
Se reclutaron 17 pacientes COVID-19 confirmados por RT- PCR en
secreciones nasofaringeas en Singapur. El objetivo fue determinar la presencia del virus en lágrimas de esos pacientes, cuya carga viral en secreciones nasofaringeas había resultado alta, positivizando el test, sometiéndolas a la prueba de TR- PCR y cultivo en células Vero-E6, en búsqueda de efecto citopático viral analizando las muestras de cada ojo por separado.
Se consideraron datos clínicos como edad, sexo, síntomas asociados a COVID-19 (fiebre, tos, odinofagia, disnea, rinorrea) y síntomas específicos oculares (ojo rojo, epífora, visión borrosa y secreción ocular).
De los 17 pacientes analizados, ninguno presentó síntomas oculares. Solamente un paciente manifestó inyección conjuntival y quemosis durante su internación. Catorce pacientes presentaron síntomas respiratorios tales como: tos, odinofagia y rinorrea. Se tomaron un total de 64 muestras a lo largo de las tres primeras semanas a partir de los síntomas iniciales, todas resultaron negativas, a pesar de que se abarcó el período de mayor carga viral en secreciones nasofaríngeas. Estos hallazgos sugieren que la posibilidad de transmisión del SARS-CoV-2 a través de secreciones oculares sería baja o nula, independientemente de la fase de la enfermedad clínica analizada.
Dentro de las limitaciones del estudio, sus autores señalan que las muestras fueron analizadas en diferentes laboratorios: las secreciones nasofaríngeas en laboratorio clínico, de acuerdo al protocolo para diagnóstico de COVID-19 y las lágrimas en laboratorio experimental. Otro dato a tener en cuenta es que se analizaron solamente lágrimas, no se tomaron muestras de tejido ocular. El tamaño de la muestra analizada es pequeño, debido a dificultades de logística. Finalmente, solamente un paciente presentó síntomas oculares, en coincidencia con un estudio realizado en 1099 pacientes COVID-19, donde sólo el 0,8% presentó congestión conjuntival. Una ventaja indudable fue el cultivo en líneas celulares, las cuales, de haber presencia viral aún con PCR negativas (falsos negativos), hubieran presentado cambios citopáticos a causa del virus.
Podrían analizarse, en futuros estudios, la presencia de receptores de angiotensina II (ACEII) en células corneales y conjuntivales y evaluar la correlación entre la carga viral en sangre y en secreciones oculares.
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