El COVID-19, enfermedad viral causada por el SARS-CoV-2 originaria de Wuhan, China (diciembre del 2019) rápidamente se declaró como pandemia con un notable impacto en la salud global y en la economía del mundo. La transmisión viral persona a persona es de notable importancia para la práctica cardiológica de electrofisiología, y conociéndola, podemos evitar el contagio de pacientes y del personal de la salud.
Cuando afecta el COVID-19 lo hace preponderantemente de manera leve y solo una pequeña proporción de pacientes son internados y de estos unos pocos, pueden requerir una unidad de cuidados intensivos (UCI), al ingresar al del sistema respiratorio y dar una respuesta inflamatoria local que puede generalizarse, y tomar otros órganos, y así,
afectan al sistema cardiovascular, provocando arritmias en un 16% de los hospitalizados, y el 44,4% de los que requieren estadía en UCI, los cuales tuvieron arritmias, muchas de ellas, taquicardia ventricular/ fibrilación ventricular/ torsión de punta (TV/FV/TsP). La mortalidad por toda causa fue del 1-5 %.
Un paciente con COVID-19, puede transmitir la enfermedad por gotitas de Fulge, en contacto con sus secreciones, o la aerosolización viral (dispersión aérea contaminada) durante el aporte de oxígeno o el tratamiento con ventilación mecánica; estando los pacientes sintomático, asintomático o pre- sintomático (24 a 72 hs de comenzar con síntomas) por lo cual radica un verdadero problema para el paciente, los familiares cercanos, personal de los hospitales y consultorios médicos. Por ello es tan importante un buen uso del equipo de protección personal (EPP), por ejemplo: purificadores, máscaras N95, guantes, gafas, camisolines hidrófugos, etc.; delimitar zonas limpias y zonas sucias para el correcto reemplazo de la indumentaria protectora y el correcto manejo de los materiales contaminados y desechos biológicos.
Necesitamos remarcar prioridades, lo urgente de lo no urgente, lo ambulatorio de lo internado; de esta forma tendremos un distanciamiento deseado evitando el contacto persona a persona, debemos prestar atención en la correcta higiene de los materiales usados, de los elementos compartidos (computadoras, amoblamientos, electrocardiógrafos, holters, elementos de laboratorios etc.), además tengamos en cuenta que la tasa de transmisión en el ambiente de salud es muy frecuente” transmisión horizontal”, personal de la salud a personal de la salud.
La afección miocárdica, expresadas con la elevación patológica de la troponina T (tnT) y la insuficiencia cardíaca (IC), en un porcentaje del 17% y 23 %, respetivamente en pacientes estudiados retrospectivamente por Zhou F, et al. Lancet, Marzo, 2020, en Wuhan.
La hipoxemia, el estado inflamatorio generalizado, los trastornos hidroelecrolítico, uso de drogas inotrópicas, antivirales, anti-palúdicas, inmuomoduladores, antibióticos favorecen a un estado proarrítmico que requiere un monitoreo frecuente de los parámetros vitales, monitoreo distancia (con preferencia) y medición del QT corregido (QTc).
Procedimientos Electrofisiológicos invasivo y no invasivos
Deben basarse en decisiones clínicas individuales para cada paciente, teniendo en cuenta la edad, concomitancias y el peligro de vida inminente (inmunocomprometidos, embarazadas, mayores de 60 años, etc.), de esta forma se reorienta los recursos del sistema de salud y se protege a los más vulnerables a padecer complicaciones.
-Posponer procedimiento electivo invasivo no urgentes.
Los procedimientos tomados como urgentes o de emergencia
Deberían ser realizado en pacientes compensados, que no responden a fármacos, tratando de realizar un delgado equilibrio entre la elevada tasa de mortalidad de este grupo de pacientes y la posibilidad de contagio por aerosolización (manejo de vías aéreas, ventilación mecánica etc.) Si fuera indispensable, usar filtros antivirales en tubuladuras de ventilación pulmonar.
-Ablación de TV, tormentas eléctricas no controladas con medicación.
-Ablación con catéter de taquicardias incesantes, con severidad de síntomas, taquicardias supraventriculares (TSV), fibrilación auricular (FA).
Ablación con catéter para el síndrome de Wolf-Parkinson White (SWPW), o Fa preexcitada con síncope o paro cardíaco.
-Revisión de mal funcionamiento de marcapasos (MCP) y desfibriladores automáticos implantables (DAI) con terapias inadecuadas.
-Cambio de generadores de MCP con indicación de reemplazo electivo (ERI) o final de su vida útil (EOL). Si tienen poco resto de batería, ver en contexto clínico.
-Implante de MCP para bloqueos AV Mobitz II o AV de alto grados, pausas sinusales extensas.
-Infecciones periquirúrgicas posimplante de MCP.
-Terapia de resincronización en IC refractaria grave.
-CV en arritmias rápidas sintomáticas, refractarias al tratamiento médico.
-Evitar eco-transesofágico.
Procedimientos semi-urgentes
-Ablación TV recurrente, refractaria al tratamiento médico (TM)
-Ablación de TSV refractaria a TM que concurre a guardia médica.
-Reemplazo del generador de DAI o MCP en estado ERI que no es urgente o de emergencia.
-Prevención primaria con DAI con peligro de muerte por arritmias malignas.
Procedimientos no urgentes, electivos
Si no cumplen con los criterios de urgencias o emergencia. Tratar de retrasar o reprogramar los procedimientos.
-Ablación de extrasístoles ventriculares (EV), TSV, FA y aleteo auricular (AA) con altas comorbilidades.
-Evaluación Electrofisiológica para taquicardias estables o bradicardias.
-Prevención con DAI no semi-urgente.
-Terapia de resincronización cardiaca (TRC) en pacientes estables y actualizaciones de DAI.
-Implante de MCP para bloqueos AV Mobitz I u otros AV de alto grados estables, síndromes taquibradicardia (STB) con síntomas leves.
-Reemplazo de generador e MCP con una batería restante mayor a 6 semanas.
-Extracción de dispositivos y cables no infectados que requieran y su re implante.
-Cierre de orejuela (LAA) en pacientes anticoagulados.
Evaluación de rutina de ecotransesofágico, por ej.: valvulares, LLA y cardioversión luego de una correcta anticoagulación.
-Implante de grabadoras Subcutanes IGS).
-Prueba de Tilt Test.
Consideraciones
Siempre que sea posible y el estado clínico del paciente lo permita, debemos tener visitas no presenciales, orientadas por teleconferencias, monitoreo remoto, llamadas a telefonía móvil, telefonía fija en su domicilio, chateo, etc., de esta forma, si la estabilidad del paciente lo permitiera, se evitaría riesgos de propagación viral.
Siempre se debe ventilar los ambientes, limpiar los elementos usados, cables etc., antes y luego de cada paciente atendido en la modalidad presencial, dedicándonos a la antisepsia rigurosa de todos los EPP.
Se necesita controles de DAI, cuando pesquisamos anomalías por medio remota, o sin modalidad remota que padecen choques, sintomatología como síncopes, palpitaciones extensas en el tiempo etc., para poder realizar eventual reprogramaciones. Si no hay Urgencias, retrasar resonancias magnéticas, previa verificación de normas de fábrica y estado clínico del paciente.
Tener en cuenta el monitoreo de el QTc en pacientes con COVID-19 y uso de hidroxicloroquina, azitromicina, inmunomoduladores, antivirales, digoxina, amiodarona, trastornos del medio interno, e insuficiencia hepática y renal.
Conclusión
En esta pandemia el sistema de salud y los pacientes enfrentamos una enfermedad transmisible conocida muy recientemente, donde lo importante es apoyar, enseñar y tratar de asistir al paciente, en lo posible de forma remota y si la clínica del paciente con arritmias no lo permite, tomar todos los recaudos para no contagiar, ni ser contagiado, resolviendo las diferentes problemáticas cuidando los recursos de salud.
Copyright © SIIC, 2020