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Los protectores solares son un pilar fundamental en la prevención del cáncer de piel. Si bien el primer producto comercial con esta finalidad apareció hace casi un siglo, aún persisten dudas y preocupaciones sobre la seguridad de estos fotoprotectores tópicos. En este resumen se presenta una actualización sobre algunos de los aspectos más importantes relacionados con los protectores solares, basada en la evidencia científica actual.
¿Los protectores solares son seguros?
La regulación sobre los protectores solares en Estados Unidos ha sido lenta y complicada debido, en parte, a que la Food and Drug Administration (FDA) los considera medicamentos de venta libre, a diferencia de Europa, donde se clasifican como productos cosméticos. Esta situación ha limitado la aprobación de nuevos ingredientes activos. El ecamsule es el único componente autorizado desde 1999. Se esperan cambios en la regulación que agilicen este proceso.
En 2019, la FDA efectuó una revisión para determinar qué ingredientes podían considerarse seguros y eficaces. Sólo los filtros físicos, como el óxido de cinc y el dióxido de titanio, alcanzaron esa categoría. Otros ingredientes orgánicos o químicos requerían más investigaciones sobre su seguridad, pero hasta 2024 esta situación no había cambiado significativamente.
¿Por qué esa atención especial a la seguridad?
A pesar del uso generalizado de protectores solares y la ausencia de señales evidentes de toxicidad grave, los estudios preclínicos han señalado posibles efectos endocrinos, neurológicos o reproductivos. Sin embargo, hasta ahora, ningún estudio clínico en seres humanos ha confirmado daños asociados. La preocupación ha aumentado debido a la recomendación de aplicación diaria, y a que muchos productos cosméticos y de cuidado personal también contienen filtros químicos. Los estudios realizados en 2004 detectaron la presencia de la oxibenzona en el 97% de las muestras de orina analizadas, lo que indica una absorción sistémica del compuesto, aunque no se observaron efectos adversos relacionados.
Entre 2019 y 2020, la FDA realizó estudios con el uso máximo de los filtros solares y confirmó que varios filtros químicos superaban el umbral de concentración plasmática (0.5 ng/ml) cuando se aplicaban según las recomendaciones (2 mg/cm² en el 75% del cuerpo). Esto no significa que exista toxicidad, sino que se requiere mayor evidencia sobre la seguridad. En la práctica habitual, rara vez se aplican protectores solares en esas cantidades y el umbral fijado por la FDA no fue específico para los filtros solares.
Aun así, la detección sistémica de estos ingredientes justifica la necesidad de realizar más estudios. Mientras tanto, quienes tengan dudas al respecto pueden utilizar filtros minerales, que no se absorben y permanecen sobre la superficie de la piel, incluso en las formulaciones con nanopartículas.
¿Los protectores solares provocan alopecia frontal fibrosante?
El aumento de casos de alopecia frontal fibrosante (AFF) ha despertado interés por investigar una posible relación con el uso de los protectores solares. Se han propuesto diversas teorías, como reacciones liquenoides, inmunidad mediada por células T o efectos de las nanopartículas de titanio. Sin embargo, ninguna ha sido confirmada mediante estudios clínicos rigurosos. Aunque algunos estudios de casos y controles han señalado asociaciones, presentan limitaciones metodológicas que impiden establecer una relación causal definitiva. Hasta el momento, no hay evidencia concluyente que respalde una conexión causal entre el uso de protectores solares y la aparición de AFF.
¿Los protectores solares dañan los arrecifes de coral?
Los arrecifes de coral enfrentan diversas amenazas, entre ellas el cambio climático y la contaminación ambiental. Se calcula que anualmente unas 14 000 toneladas de protector solar llegan a ellos. En 2016, en un estudio se expusieron larvas de coral a concentraciones artificiales de oxibenzona y se observaron efectos como mortalidad y pérdida de clorofila, lo que motivó prohibiciones locales como la implementada en Hawái. Sin embargo, ese estudio fue criticado por utilizar concentraciones poco realistas y modelos extremadamente sensibles. Además, no existe un método estandarizado para evaluar la toxicidad en los corales.
El principal factor del blanqueamiento de los arrecifes sigue siendo el calentamiento de los océanos y el efecto de los protectores solares se considera un agravante secundario. No obstante, quienes estén preocupados pueden elegir aquellos productos que tengan sólo óxido de cinc o dióxido de titanio, ya que estas sustancias, en sus presentaciones comerciales comunes, no parecen ocasionar daño a los corales.
Incógnitas sobre el futuro
Aún hay muchas incógnitas en torno a la seguridad de los filtros solares. Si bien ciertos estudios suscitan preocupación, la mayoría de ellos son preliminares. La relación entre la AFF y la fotoprotección parece poco probable, pero es necesario contar con evidencia más sólida para guiar las decisiones futuras en la formulación y el uso de estos productos.
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