Introducción 

El asma es la enfermedad crónica más frecuente en niños, con una prevalencia estimada de 8% a 33% en la población pediátrica de América Latina. La pandemia actual de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) afectó considerablemente la metodología de atención clínica y el acceso a los distintos servicios para la salud. Estudios con datos de hospitales de los Estados Unidos mostraron reducciones muy importantes en el número de consultas en sala de guardia (SG), las visitas de seguimiento, las prescripciones de fármacos, la adhesión a las terapias farmacológicas y el control de la enfermedad. Igualmente, investigaciones realizadas en Japón mostraron una disminución del número de internaciones por asma en el contexto de la pandemia de COVID-19. Estas reducciones reflejan los efectos combinados de las recomendaciones de permanecer en los hogares, la reasignación de los recursos para la salud, el temor al contagio y a la disminución real de las exacerbaciones graves de asma. Se dispone de poca información acerca de los efectos de la pandemia de COVID-19 sobre el control del asma en la población pediátrica.

En un estudio reciente multicéntrico de casos y controles con pacientes asmáticos se refirieron mejoras importantes de las variables de asma durante la pandemia; sin embargo, no existen estudios prospectivos acerca de los efectos de las medidas para evitar la propagación de COVID-19 sobre los síntomas y el control del asma. El objetivo del presente estudio, realizado con datos de un ensayo prospectivo actualmente en marcha con niños y adolescentes con asma de 3 ciudades importantes de Ecuador, fue conocer los efectos de las medidas de aislamiento implementadas durante la pandemia de COVID-19 sobre el riesgo de exacerbaciones de asma, las consultas planificadas y no planificadas, y la utilización de fármacos antiasmáticos.

Pacientes y métodos

Para el presente estudio se utilizaron los datos de una cohorte prospectiva de pacientes de 5 a 17 años de 3 ciudades de Ecuador (Quito, Cuenca, y Portoviejo) con la finalidad de identificar los factores de riesgo de exacerbaciones de asma. Quito y Cuenca se encuentran en la región andina, a 2500 m de altitud, mientras que Portoviejo se localiza a menos de 100 m sobre el nivel del mar.

En Ecuador, entre 14 de marzo y 13 de septiembre de 2020 se implementó la cuarentena obligatoria, con el objetivo de reducir la propagación de la infección. Los individuos debían permanecer en sus hogares, las escuelas y las universidades se cerraron y se obligó a usar barbijos en espacios públicos. Se alentó fuertemente el distanciamiento social y el trabajo remoto. Muchos hospitales públicos fueron asignados exclusivamente a la atención de pacientes con COVID-19; las consultas ambulatorias planificadas fueron canceladas.

Para el estudio fueron invitados a participar niños y adolescentes que realizaron consultas en SG por exacerbaciones agudas de asma, entre abril de 2019 y febrero de 2020. Se tuvieron en cuenta las características sociodemográficas basales, los síntomas de asma, y el tratamiento recibido en los 12 meses previos.

Los criterios principales de valoración fueron las exacerbaciones asmáticas, las consultas no planificadas, y la utilización de medicación antiasmática (corticoides inhalatorios y beta dos agonistas). Las exacerbaciones de asma se definieron como el número de días con episodios agudos de asma o sibilancias con distrés respiratorio. Se compararon los números de eventos por paciente, antes y durante la cuarentena por COVID-19.

Resultados

Se analizaron 213 niños de 5 a 17 años. Durante el período de cuarentena, el número de exacerbaciones por asma se mantuvo constante (incidence rate ratio [IRR] de 0.87; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 0.72 a 1.05; p = 0.152). En cambio, el número de consultas ambulatorias se redujo de manera significativa, en un 74% (IRR de 0.26, IC 95%: 0.14 a 0.47, p < 0.001), mientras que las consultas en SG disminuyeron en un 89% (IRR de 0.11, IC 95%: 0.04 a 0.32, p < 0.001). No se comprobaron cambios importantes en la utilización de corticoides por vía inhalatoria (IRR de 1.03, IC 95%: 0.90 a 1.16, p = 0.699), pero la utilización de beta-2 agonistas aumentó (IRR de 1.32, IC 95%: 1.10 a 1.58, p = 0.003) considerablemente.

Conclusión

Los resultados del presente estudio con una cohorte de niños con asma de Ecuador revelan que si bien la atención en los servicios clínicos disminuyó de manera drástica luego de que se implementara la cuarentena por la pandemia de COVID-19, las exacerbaciones de asma y la utilización de corticoides por vía inhalatoria no se modificaron de manera importante.