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Introducción
Los atletas de resistencia suelen experimentar síntomas gastrointestinales (GI) similares a los del síndrome de intestino irritable (SII). Estos pueden aparecer durante el entrenamiento y la competencia, y potencialmente pueden alterar el rendimiento. Se estima que cerca del 10% de los atletas de maratón, ultramaratón, media distancia o triatlón de distancia completa han sido diagnosticados con SII o cumplían con los criterios de diagnóstico de Roma III para SII. Las intervenciones nutricionales tienen un papel importante en el manejo del SII. A los pacientes con SII se les suele indicar que limiten el consumo de carbohidratos de cadena corta específicos, conocidos como oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables (FODMAP, por su sigla en inglés). Esto parece ser eficaz para aliviar los síntomas GI.
Se cree que los síntomas gastrointestinales en los atletas están asociados con causas mecánicas, psicológicas, fisiológicas y nutricionales. Los atletas de resistencia suelen consumir grandes cantidades de FODMAP, particularmente durante los eventos de larga distancia, para “mejorar la capacidad de resistencia y el rendimiento” y apoyar la síntesis y recuperación de glucógeno. Sin embargo, esto podría desencadenar síntomas GI. La cantidad de FODMAP que consumen los atletas durante la competencia o el entrenamiento, así como de forma habitual, no se han evaluado formalmente. Además, se desconoce si esto está asociado con los síntomas GI entre atletas de resistencia.
El objetivo del presente estudio fue evaluar los hábitos alimentarios de los atletas de resistencia en relación con los FODMAP, tanto en el entorno del ejercicio como de forma habitual, y los síntomas GI.
Métodos
Los hábitos alimentarios relacionados con el ejercicio y los síntomas GI se examinaron en 430 atletas de resistencia utilizando partes del Endurance Athlete Questionnaire (EAQ). Se registraron hábitos nutricionales generales, alimentos consumidos durante las cenas y desayunos previos a la carrera y la nutrición utilizada dos horas antes y durante el entrenamiento y la competición, específicamente la frecuencia de uso de agua, bebida deportiva/calmante de la sed, bebida deportiva/bebida energética, alimentos sólidos, gel/gomitas y productos caseros/algo más. Los atletas con afecciones GI diagnosticadas previamente que tienen síntomas superpuestos con el SII, fueron excluidos del análisis, mientras que aquellos con SII diagnosticado o no diagnosticado sí fueron incluidos. Esto permitió examinar los hábitos alimentarios desde una perspectiva FODMAP.
Los alimentos con alto contenido de FODMAP (para la cena y el desayuno antes de la carrera) se clasificaron como alto FODMAP específico si el atleta nombró específicamente un alimento alto en FODMAP identificado por la Monash University Low FODMAP Diet App. Para el análisis de productos de nutrición deportiva, la selección de productos para el análisis FODMAP se basó en las tres categorías de productos más utilizadas durante la competencia, además del agua. Los investigadores de la Universidad de Monash llevaron a cabo métodos validados, estandarizados y publicados para el análisis FODMAP. Un subconjunto de atletas (n = 73) completaron el Comprehensive Nutrition Assessment Questionnaire (CNAQ) para evaluar la frecuencia alimentaria específica de FODMAP para la ingesta habitual. Se calcularon los promedios de los valores de ingesta para todas las categorías de FODMAP. La ingesta diaria total de FODMAP se clasificó como baja (menos de 12 gramos) o alta (más de 12 gramos) en FODMAP. Los alimentos individuales de la CNAQ se clasificaron como altos y bajos en cada FODMAP. Además, se evaluó la proporción de atletas con una ingesta regular (al menos una vez a la semana) de al menos un alimento con alto contenido de FODMAP individual. Las frecuencias de síntomas GI individuales se clasificaron como ausente y presente. Además, se valoró la presencia de síntomas GI durante la competencia y el entrenamiento. Un valor de p < 0.05 se consideró estadísticamente significativo. Todos los análisis se realizaron utilizando la versión 25 del software SPSS.
Resultados
En total, 34.7% de los deportistas informaron que seguían al menos un tipo de dieta específica; el resto no seguía una dieta específica. El 66.0% de los encuestados informaron que la estrategia nutricional es muy importante para el entrenamiento y la competición. Los atletas utilizaron los alimentos/bebidas proporcionados por la organización de la competencia a veces (21.9%), a menudo (30.2%) y siempre (36.5%). El porcentaje de atletas que informaron un alimento específico o potencialmente alto en FODMAP para la cena previa a la carrera fue del 65.5% y el 87.2%, respectivamente. En términos de alimentos para el desayuno antes de la carrera, el 62.3% y el 85.1% informaron un alimento específico o potencialmente alto en FODMAP, respectivamente.
Cuando se analizó la frecuencia de consumo de agua, bebida deportiva/calmante de la sed, bebida deportiva/bebida energética, comida sólida, gel/gomita y producto casero/algo más antes y durante el entrenamiento y la competición, junto con las frecuencias de los síntomas GI, se observaron diferencias significativas en los distintos niveles de ingesta. El uso más frecuente de productos nutricionales, particularmente sólidos, en gel/gomitas y productos caseros a menudo se relacionó con mayor frecuencia de síntomas GI. De los dieciséis productos de nutrición deportiva de uso común probados, siete tenían un alto contenido de FODMAP en una porción. Todos menos uno de los productos restantes se volvieron altos en FODMAP cuando se consumieron en múltiples porciones.
La media de la ingesta habitual de FODMAP fue de 26.1 g y, por lo tanto, se consideró alta en FODMAP. Solo el 15.1% de los deportistas consumía una dieta que se consideraría baja en FODMAP, mientras que el 84.9% llevaba dietas altas en FODMAP. Cuando se excluyó la ingesta de lactosa para calcular si los atletas se ubicaban en el límite de 12 g de FODMAP o por debajo, todavía había más del 45% de los deportistas que ingería dietas altas en FODMAP. Los análisis exploratorios demostraron una mayor ingesta de algunos tipos de FODMAP entre los atletas que tenían varios síntomas GI. No hubo diferencias significativas en la ingesta individual de FODMAP entre atletas con SII o sin este. Además, no se registraron diferencias significativas en la ingesta de FODMAP entre aquellos que experimentaron (o no) al menos un síntoma GI en cada momento durante el entrenamiento o la carrera. Cuando se examinó a nivel de síntomas, hubo diferencias significativas en algunas ingestas de FODMAP entre atletas con síntomas específicos o sin estos. Las distribuciones de las ingestas de FODMAP para aquellos deportistas con síntomas y sin ellos fueron similares, según lo evaluado por inspección visual. De los que consumían dietas altas en FODMAP, el 39.4% experimentó defecación durante el entrenamiento, mientras que solo el 17.9% de los del grupo bajo en FODMAP experimentó este síntoma. Tanto después del entrenamiento como después de la competencia las medias de las frecuencias de hinchazón GI fueron significativamente mayores para el grupo de FODMAP alto, en comparación con el grupo de FODMAP bajo cuando se considera el FODMAP total sin lactosa.
Discusión
En general, esta investigación mostró que la ingesta de FODMAP es alta entre los atletas de resistencia, tanto en el entorno del ejercicio como de forma habitual. Los atletas informaron consumir frecuentemente alimentos con alto contenido de FODMAP como parte de las cenas y desayunos previos a la carrera. Además, durante la competencia y el entrenamiento también suelen consumir productos con niveles altos de FODMAP. La ingesta alta de FODMAP estuvo asociada con la presencia de síntomas GII. La dieta diaria que sigue el atleta puede tener efectos variables sobre la ingesta habitual de FODMAP y también puede afectar la elección de alimentos en torno del ejercicio. El agua fue el producto más consumido en todos los momentos previos y durante la competencia y el entrenamiento, y no demostró ninguna relación con los síntomas GI. Tres de los cinco productos que los deportistas suelen consumir durante la carrera eran bajos en FODMAP, por lo que los atletas pueden consumir líquidos adicionales, generalmente con carbohidratos y electrolitos, sin consumir FODMAP adicional.
La ingesta de bebidas deportivas/bebidas energéticas antes del entrenamiento se asoció con diarrea después del entrenamiento y otros síntomas GI. El uso de productos sólidos y geles o gomitas durante el entrenamiento y la competencia se correlacionó con síntomas GI. Estos productos suelen tener grandes cantidades de FODMAP. Si bien los atletas no consumen necesariamente dietas más altas en contenido general de FODMAP que la población general, parece que más atletas consumen más alimentos con alto contenido de FODMAP individuales. En el presente estudio, la lactosa representó aproximadamente la mitad de la ingesta total de FODMAP. Ninguno de los productos de nutrición deportiva probados contenía lactosa. Más de dos tercios del consumo de oligosacáridos fueron como fructooligosacáridos o fructanos. La ingesta total de oligosacáridos y fructanos fue mayor entre los atletas que experimentaron constipación durante el entrenamiento o la competencia. Los deportistas también consumían alimentos con un exceso de fructosa. Sin embargo, no hubo diferencias significativas en la ingesta excesiva de fructosa entre los atletas que experimentaron o no síntomas GI.
Conclusiones
Los resultados del presente estudio sugieren que la ingesta de FODMAP está relacionada con los SII entre los atletas de resistencia. Estos sujetos tienen una dieta considerada alta en FODMAP antes y durante la competencia, pero también habitualmente. Esto respalda las intervenciones nutricionales bajas en FODMAP para ayudar a mitigar los síntomas GI de los atletas de resistencia, con objetivos de dieta diaria, nutrición previa a la carrera y productos de nutrición deportiva.
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