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Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés), causada por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2), surgió en diciembre de 2019 en la China. En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud declaró el estado de pandemia de COVID-19. Hacia finales de 2020 se habían comunicado más de 76 millones de casos, con más de 1.6 millones de muertes por COVID-19.
Los coronavirus son una familia de virus que, de manera característica, ocasionan infecciones del tracto respiratorio, a veces con evolución fatal. SARS-CoV-2 se disemina rápidamente, con un índice de reproducción (número de infectados a parir de un sujeto con infección) de 2.5, en comparación con 0.9 para el virus del síndrome respiratorio de Medio Oriente, y de 1.5 para el virus de la influenza asociado con la pandemia de 2009. En este contexto, los sistemas de salud debieron enfrentarse a una situación de emergencia sanitaria sin precedentes. Los profesionales de la salud sufrieron, además, las consecuencias de la falta de disponibilidad de equipos de protección personal, con índices altos de infección. El síndrome de agotamiento (burnout) y el estrés se asocian con diversas comorbilidades y con la evolución psicológica posterior, incluso riesgo de trastornos mentales, como depresión y ansiedad, por mecanismos sociales y biológicos.
Estudios realizados durante epidemias anteriores y al principio de la pandemia de COVID-19 pusieron de manifiesto las consecuencias adversas de estos eventos sobre la salud mental de los trabajadores de la salud. En una revisión reciente con 19 estudios de COVID-19, la prevalencia de depresión y ansiedad en trabajadores de la salud fue de 25% y 26%, respectivamente. En otra revisión sistemática con 29 trabajos, la mediana de la prevalencia de ansiedad y depresión fue de 24% y 21% en ese orden. En comparación con las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud para la población general (4.4% para la depresión, y 3.6% para los trastornos de ansiedad, incluido el trastorno de estrés postraumático [TEPT]), las consecuencias de COVID-19 en este sentido son preocupantes. El objetivo de la presente revisión sistemática con metanálisis fue actualizar las estimaciones para la prevalencia de depresión, ansiedad y TEPT en el personal de la salud, en el contexto de la pandemia de COVID-19.
Métodos
Los artículos publicados entre diciembre de 2019 y agosto de 2020 se identificaron mediante búsquedas en EMBASE, MEDLINE, PsycINFO, Global Health, la Web of Science, CINAHL, Google Scholar y bases chinas de datos, como la SinoMed, WanfangMed, CNKI y CQVIP. Solo se incluyeron estudios publicados en inglés o chino.
De manera estandarizada se recogió información acerca del país, el ámbito, el diseño del estudio, el reclutamiento, los índices de respuesta, las características de los enfermos y la evolución clínica. Los criterios de valoración fueron la prevalencia de depresión, ansiedad y TEPT para diferentes umbrales de gravedad sintomática. El riesgo de sesgo se determinó con la escala Risk of Bias in Cross-Sectional Surveys of Attitudes and Practices.
Para el presente estudio, los criterios de valoración se analizaron en dos niveles de gravedad: depresión, ansiedad y TEPT moderados, y depresión, ansiedad y TEPT leves. Las estimaciones globales se obtuvieron con modelos de efectos aleatorios de DerSimonian and Laird; la heterogeneidad entre los estudios se determinó con el estadístico I2 (valores de 25%, 50% y 75% representan heterogeneidad baja, intermedia y alta, respectivamente). El riesgo de publicación se estableció con gráficos en embudo y pruebas de Egger.
Resultados
Se analizaron 65 estudios con 97 333 trabajadores de la salud de 21 países. Un total de 46 estudios se realizó en el este de Asia, 7 en Medio Oriente, 5 en Europa, 3 en el Sur de Asia, 1 en Sudamérica, 2 en América del Norte y 1, en África. Un total de 43 estudios fueron de la China. Todas las investigaciones fueron de diseño transversal.
El 70% de los participantes fueron de sexo femenino; el 45% y 27% eran enfermeros o médicos, respectivamente, mientras que el 11% eran trabajadores de la salud de otras áreas. El 37% de los participantes trabajaba en contacto directo con pacientes con COVID-19.
En 55 estudios, la prevalencia global de depresión fue de 21.7%, para el umbral de sintomatología moderada (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 18.3% a 25.2%).
La prevalencia estimada de manera individual fue de 5.3% a 57.6%, con heterogeneidad importante entre los estudios (I2 = 99.3%, p < 0.001). Si bien el gráfico en embudo mostró ligera asimetría, la prueba de Egger no mostró sesgo de publicación (p = 0.90). Al considerar el umbral para la depresión leve, la prevalencia fue de 36.1% (IC 95%: 31.3% a 41%).
La prevalencia global de ansiedad moderada fue de 22.1% (IC 95%: 18.2% a 26.3%) en 57 estudios, con estimaciones individuales de 5.2% a 89.7%, y heterogeneidad importante entre los estudios (I2 = 99.4%, p<0.001). Si bien el gráfico en embudo mostró ligera asimetría, la prueba de Egger no mostró sesgo de publicación (p = 0.63).
La prevalencia de TEPT con sintomatología moderada, valorada en 9 estudios, fue de 21.5% (IC 95%: 10.5% a 34.9%), con estimaciones individuales de 2.9% a 49.5%, y heterogeneidad importante entre los estudios (I2 = 99.7%, p < 0.001).
Conclusión
Los resultados de la presente revisión sistemática con metanálisis sugieren una prevalencia alta de depresión, ansiedad y trastorno de estrés postraumático moderados en trabajadores de la salud durante la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019. Se deben determinar las intervenciones eficaces para atenuar estos riesgos.
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