Resúmenes amplios

PRUEBAS RÁPIDAS PARA EL DIAGNÓSTICO DE ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019


Birmingham, Reino Unido:
La mayoría de la evidencia para la precisión de las pruebas rápidas para el diagnóstico de COVID-19 se basa en estudios con personas sintomáticas y es posible que la precisión no sea la misma cuando las pruebas se utilizan en sujetos sin síntomas. La decisión de implementar el uso de estas pruebas debe tener en cuenta su rendimiento en poblaciones y escenarios diferentes (prevalencia).

Evidently Cochrane

Autores:
Dinnes J

Institución/es participante/s en la investigación:
University of Birmingham

Título original:
Rapid Point-of-care Tests for Diagnosing COVID-19 Infection: the Latest Cochrane Evidence

Título en castellano:
Pruebas Rápidas en la Cabecera del Paciente para el Diagnóstico de Enfermedad por Coronavirus 2019: La Última Evidencia Cochrane Disponible

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.09 páginas impresas en papel A4

 

Introducción

Las pruebas para establecer el diagnóstico de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) son decisivas para reducir la diseminación del virus en las comunidades, las escuelas y los lugares de trabajo. La precisión de estos estudios no siempre es fácil de establecer, sobre todo cuando el mismo procedimiento puede utilizarse para diferentes propósitos y en diferentes grupos de personas.

¿Qué son las pruebas diagnósticas rápidas (point-of-care tests)?

En la revisión Cochrane al respecto se incluyeron dos tipos de procedimientos, las pruebas antigénicas y las pruebas moleculares. Los dos tipos de pruebas se realizan en muestras obtenidas por medio de hisopado nasofaríngeo, las cuales pueden obtenerse fuera del laboratorio, y para las cuales los resultados están disponibles en menos de 2 horas. Por lo tanto, son particularmente útiles para ser utilizadas en la cabecera del paciente (point-of-care), o para personas en las que se requiere un diagnóstico rápido, a diferencia de las pruebas convencionales de reacción en cadena de la polimerasa (PCR por su sigla en inglés), cuyos resultados no suelen estar disponibles antes de las 24 horas.

Las pruebas moleculares rápidas detectan material genético del virus por métodos similares a los que se usan en las PCR. Requieren mayor equipamiento y son más costosas que las pruebas antigénicas.

Las pruebas rápidas antigénicas (comúnmente denominadas pruebas de flujo lateral (LFT por su sigla en inglés) son las más populares; están disponibles en dispositivos plásticos, similares a los que se utilizan para el diagnóstico de embarazo. El hisopado se coloca sobre este dispositivo; cuando el antígeno en cuestión está presente, en el transcurso de 20 a 30 minutos aparece una línea.

¿Cómo se mide la precisión diagnóstica de las pruebas?

La precisión de una prueba se refiere a la utilidad de la misma para identificar personas que tienen la enfermedad, pero también para detectar aquellas que no la tienen. Para ello se utilizan dos mediciones, la sensibilidad y la especificidad. La sensibilidad es el porcentaje de pacientes con la enfermedad que muestran resultados positivos en las pruebas, en tanto que la especificidad es el porcentaje de enfermos que no tienen la patología y que presentan resultados negativos. Cuanto más cerca la sensibilidad y la especificidad al 100%, mayor la precisión diagnóstica del procedimiento.

La sensibilidad y la especificidad no son valores fijos y varían como consecuencia de las diferencias en las poblaciones analizadas, las formas en las que se realizan los estudios, y la forma en que se confirma la presencia de la enfermedad. Por lo tanto, es fundamental determinar cómo funcionan las pruebas en diferentes poblaciones, por ejemplo pacientes con síntomas y enfermos asintomáticos, o en niños, respecto de adultos.

Evidencia para las LFT

En la revisión Cochrane acerca de las pruebas rápidas antigénicas y moleculares para el diagnóstico de la infección por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2), con la primera actualización en marzo de 2021, se incluyeron 48 estudios con 16 LFT rápidas, publicados hasta 16 de noviembre de 2020. Se analizaron hisopados de nariz o fauces de 20 168 sujetos, incluidos 5666 pacientes con COVID-19 confirmada por PCR.

Si bien más de la mitad de los estudios incluyeron pacientes con COVID-19 de dos centros o personas que habían estado en contacto con un caso positivo, en otros se analizaron sujetos sin información clínica o epidemiológica suficiente. Por lo general, los resultados de las LFT se interpretaron sin conocer los resultados de la PCR. Sin embargo, los procedimientos no siempre se efectuaron en la forma recomendada en las instrucciones del fabricante, de modo que en la práctica podrían observarse resultados diferentes con el uso de estas pruebas.

En pacientes con COVID-19, las LFT identificaron correctamente al 72% en promedio de los pacientes con síntomas, en comparación con el 58% de los sujetos sin síntomas (sensibilidad). En los sujetos con síntomas, las pruebas tuvieron sensibilidad más alta cuando se utilizaron en el transcurso de la primera semana después de la aparición de los síntomas (un promedio de 78% de los casos confirmados tuvieron LFT positivas), debido a que los pacientes tienen mayor probabilidad de tener el virus en el sistema respiratorio en los primeros días de la infección. En pacientes sin COVID-19 (resultados negativos en la PCR), las LFT descartaron con precisión la infección en el 99.5% de los casos con síntomas y en el 98.9% de los enfermos sin síntomas (especificidad del procedimiento). Se comprobó importante variabilidad en la sensibilidad de las diferentes marcas de pruebas, de modo que se combinaron los resultados de diferentes estudios que evaluaron las mismas pruebas. Al considerar sólo aquellos estudios en los cuales se siguieron las instrucciones del fabricante, sólo una de las pruebas (SD Biosensor STANDARD Q®) reunió los estándares internacionales de sensibilidad y especificidad aceptables.

Posibles riesgos y beneficios de la utilización de LFT

Los beneficios tienen que ver esencialmente con la velocidad para el diagnóstico, ya que el diagnóstico rápido permite el correcto aislamiento del paciente y el rastreo epidemiológico. Los riesgos tienen que ver con la no detección de casos verdaderos de infección (resultados falsos negativos) o de detección errónea de infección, en sujetos no infectados (resultados falsos positivos). En el primer caso, el riesgo de transmisión aumenta porque se reducen las medidas de control, en tanto que los resultados falsos positivos motivan aislamiento innecesario del enfermo y sus contactos, y la solicitud de estudios confirmatorios adicionales. El equilibrio entre los beneficios y los riesgos depende de la prevalencia de enfermedad confirmada en los sujetos evaluados.

 



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