ReSIIC editado en: Infectología Salud Ambiental Atención Primaria Epidemiología Geriatría Medicina Familiar Medicina Interna Pediatría Salud Pública Toxicología |
Introducción
El virus Coronavirus 2 asociado con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2), responsable de la actual pandemia de enfermedad por Coronavirus 2019 (COVID-19), surgió en China a fines de 2019. Pertenece a los géneros de betacoronavirus similares a Coronavirus asociado con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-1) y a Coronavirus asociado al síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV), que se identificaron por primera vez en China en 2002 y en el Oriente Medio en 2012, respectivamente. La pandemia de COVID-19 se ha convertido en una de las peores crisis de salud pública. Las medidas de salud pública como el distanciamiento social, la higiene de las manos, el rastreo de los contactos y la cuarentena constituyeron la única forma de prevenir la transmisión de SARS-CoV-2 en la comunidad ante la falta de vacunas y tratamientos eficaces. Inclusive cuando se disponga de vacunas masivamente, la inmunidad colectiva en las poblaciones se logrará después de mucho tiempo, lo que sugiere que la amenaza mundial de SARS-CoV-2 seguirá siendo elevada. La dinámica de transmisión de la pandemia y de la pospandemia dependerá de los niveles y la duración de la inmunidad, del efecto del clima sobre la transmisibilidad, del grado de inmunidad cruzada entre SARS-CoV-2 y Coronavirus del resfriado común (HCoV-OC43 y HCoV-HKU1), así como la eficacia de las medidas de salud pública. Los otros Coronavirus humanos (OC43 y KU1) se asocian con una infección asintomática o con síntomas leves y siguen un patrón estacional que causa brotes en invierno. La inmunidad a HCoV-OC43 y al HCoV-HKU1 disminuye en el plazo de un año, mientras que SARS-CoV-1 puede inducir una inmunidad más prolongada. Una de las cuestiones críticas es el alcance de la variación estacional de la transmisibilidad y la forma en que las variables meteorológicas y climáticas pueden afectar a la dinámica de la transmisión de SARS-CoV-2. Hasta la fecha de publicación de esta reseña, diversos estudios demostraron que la temperatura y la humedad ambientales se asociaron inversamente con los casos de COVID-19, mientras que en algunos otros no se encontró ninguna asociación. Algo similar se documentó para la radiación solar ultravioleta o la temperatura ambiente promedio. El conocimiento del efecto de las variables meteorológicas y climáticas en los períodos en que se aplican medidas de salud pública de diferente rigor es esencial para comprender mejor las variables que pueden afectar a la transmisión de COVID-19 o a la mortalidad. En este documento, los autores revisaron la bibliografía actual sobre el efecto de las variables meteorológicas (temperatura, humedad, precipitación, viento, etc.) y climáticas (temperatura como variable climática esencial, la radiación solar ultravioleta, la duración de la luz solar) sobre SARS-CoV-2 y examinar su impacto en la pandemia de COVID-19. El análisis también se refirió al efecto respectivo de los parámetros urbanos y la contaminación ambiental.
Materiales y métodos
Para investigar el impacto de las variables meteorológicas y climáticas en la COVID-19, se realizó una búsqueda bibliográfica en PubMed el 20 de junio de 2020. El número final de artículos seleccionados fue de 25 y entre ellos 3 fueron duplicados de las 44 publicaciones seleccionadas en la búsqueda. La evaluación de los estudios se realizó por 2 revisores independientes.
Resultados
En cuanto al efecto de las variables meteorológicas y climáticas en la COVID-19, los resultados de los estudios publicados que utilizaron mediciones de países a nivel individual fueron contradictorios. La mayoría de los análisis indicaron una correlación negativa entre la temperatura u otras variables meteorológicas como la humedad y el número de casos de COVID-19, mientras que varios análisis demostraron la falta de correlación o una correlación positiva. Cuando se tuvieron en cuenta las conclusiones de los análisis locales y globales, la correlación inversa entre el tiempo (temperatura o la humedad) y el clima (radiación ultravioleta incidente en el sitio, duración de la luz solar) y la COVID-19 es lo más probable. Sin embargo, no se ha aclarado si es el aumento de la temperatura o la humedad los que tuvieron algún efecto en la disminución de la transmisión y, por lo tanto, de los casos de COVID-19, o si esta disminución se debió a las intervenciones de salud pública. Cuando se incluyeron estas últimas covariables en el modelo, no se detectó ninguna correlación significativa entre las condiciones climáticas imperantes y la COVID-19. El efecto de las variables meteorológicas y climáticas, como se observó para otros Coronavirus o virus de la gripe, no puede excluirse, sin embargo, dadas las condiciones de la primera ola pandémica en la que se aplicaron múltiples medidas, podría ser difícil de dilucidar. Se demostró que las medidas de contención tienen un impacto mucho más significativo que las variables meteorológicas y climáticas, lo que puede explicar sólo el 18% de la variación en el tiempo de duplicación de la COVID-19. El impacto de las variables meteorológicas también se puso de manifiesto en un único estudio realizado en México, en el que se recogieron datos sobre los casos de COVID-19 antes de que se produjera el efecto de las medidas de contención; en este caso se constató que la temperatura estaba asociada negativamente con los casos locales. Otras variables importantes para la transmisión de COVID-19 son la movilidad de las personas y el impacto de los casos importados, como se consideró en diversos estudios que evaluaron el impacto del clima en la transmisión de SARS-CoV-2. Por el contrario, durante el verano de 2020, muchos países del hemisferio norte experimentaron un aumento significativo en el número de casos diarios de COVID-19, lo que se denominó una segunda ola pandémica. Específicamente, luego de la suspensión de las medidas de salud pública, Albania, Bulgaria, Macedonia del Norte y Serbia fueron de los primeros países de Europa que experimentaron un aumento en el número de casos en junio de 2020, seguido de otros como Austria, Croacia, Dinamarca, Francia, Grecia, Rumania, España, los Países Bajos y Ucrania en los que apareció la segunda ola pandémica entre julio y agosto de 2020 y continúa. El aumento significativo del número de casos indica que SARS-CoV-2 es capaz de producir brotes a altas temperaturas ambientales como durante el período de verano en el sur de Europa (por ejemplo, España, Grecia, Bulgaria). Estas conclusiones ponen de relieve que, en ausencia de medidas de salud pública, las condiciones climáticas no pueden mitigar los brotes de SARS-CoV-2, y que la estacionalidad de SARS-CoV-2 difiere mucho de la de otros virus como Coronavirus del resfriado común o la gripe. La pauta estacional de estos últimos patógenos se debe a una combinación de variables meteorológicas e inmunológicas (por ejemplo, inmunidad cruzada, duración de la inmunidad).
La contaminación atmosférica también puede afectar a la transmisión de COVID-19. Específicamente, un parámetro importante asociado con la transmisibilidad del virus es la ventilación y la tasa de cambios de aire en un área. La tasa de ventilación en las zonas de alta densidad de población y de edificios es limitada y son necesarias ciertas medidas para mejorar la salud pública. La contaminación del aire probablemente puede afectar a la tasa de mortalidad de la COVID-19; aunque debido a diversas limitaciones en los estudios previamente publicados, es necesaria la realización de más investigaciones para sacar conclusiones sobre el efecto de estas variables en la COVID-19.
Conclusiones
Si bien, el impacto de las variables meteorológicas y climáticas en la tasa de transmisión de COVID-19 parece probable, una conclusión sólida sobre el grado de impacto requiere una mayor investigación. Por el contrario, puede afirmarse con confianza que el aumento del número de casos de COVID-19 durante el período estival en los países con altas temperaturas ambientales, implica que, en ausencia de medidas de salud pública, las variables meteorológicas y climáticas no pueden mitigar el resurgimiento de los brotes. Es necesaria la realización de más investigaciones para evaluar con precisión el impacto de las variables meteorológicas y climáticas en la tasa de transmisión de COVID-19 y en el número de casos resultante, especialmente en ausencia de medidas de salud pública.
Copyright siicsalud © 1997-2024 ISSN siicsalud: 1667-9008