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Introducción
La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) ha generado cambios radicales en la sociedad. En la medida en que el número de infectados y de decesos aumenta, muchos países implementaron medidas de salud pública, como la cuarentena, el aislamiento social, el autoaislamiento, y el cierre de escuelas y negocios, todas ellas asociadas con efectos sumamente deletéreos en términos económicos, los cuales pueden a su vez afectar considerablemente el estado de salud mental. Sin embargo, las consecuencias de COVID-19 en este sentido todavía no se conocen con precisión. La experiencia disponible a partir de situaciones pasadas similares, como la epidemia por coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]), y algunos estudios transversales en COVID-19 sugieren que la depresión, la ansiedad y la percepción de bienestar reducido son frecuentes en el contexto de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, en la mayoría de los trabajos no se dispuso de controles previos a la pandemia ni se efectuaron ajustes según posibles factores de confusión, en las mismas poblaciones antes de la pandemia. Por lo tanto, las consecuencias de COVID-19 sobre la salud mental fueron difíciles de determinar. En este escenario se requieren estudios longitudinales con muestras de enfermos bien caracterizadas y con información previa a la pandemia, con la finalidad de identificar aquellos grupos con más riesgo de presentar trastornos mentales durante la situación actual de emergencia sanitaria. Estos resultados, sin duda, permitirán seleccionar estrategias de prevención y tratamiento.
En el presente estudio se utilizó la información proporcionada por dos cohortes longitudinales independientes, con valoraciones de salud mental antes de la pandemia, con la finalidad de cuantificar los cambios asociados con la pandemia de COVID-19 e identificar los grupos con riesgo más alto de presentar consecuencias adversas sobre la salud mental.
Pacientes y métodos
Para el presente estudio se utilizaron los datos de dos generaciones del Avon Longitudinal Study of Parents and Children (ALSPAC): la generación índice (ALSPAC-jóvenes, n = 2850, edad promedio de 28 años) y la generación de padres (ALSPAC-padres, n = 3720, edad promedio de 59 años), y el Generation Scotland (GS, n = 4233 participantes de 59 años en promedio).
La depresión se valoró con el Short Mood and Feelings Questionnaire (SMFQ) en el ALSPAC, y con el Patient Health Questionnaire (PHQ-9) en el GS. La ansiedad y el bienestar mental se valoraron con la Generalised Anxiety Disorder Assessment (GAD-7) y con la Short Warwick Edinburgh Mental Wellbeing Scale (SWEMWBS), respectivamente.
La depresión y ansiedad antes de la pandemia se valoraron en las poblaciones del ALSPAC y del GS; la mediana de la duración entre las valoraciones previas a la pandemia y las valoraciones de salud mental durante COVID-19 estuvo entre 2 y 7 años en el ALSPAC-jóvenes, entre 7 y 20 años en el ASPAC-padres y entre 4 y 5 años en el GS. Se tuvieron en cuenta los factores sociodemográficos (sexo, edad, nivel educativo, circunstancias económicas, estado de privación, victimización y ser padre de niños en edad escolar), las enfermedades mentales preexistentes, el abuso de drogas ilícitas, los factores genéticos de riesgo de depresión, los estilos cognitivos, y los rasgos de la personalidad, entre otros.
Resultados
La depresión durante COVID-19 fue similar a los niveles previos a la pandemia en la población del ALSPAC-jóvenes; en cambio, el número de pacientes con ansiedad prácticamente se duplicó durante la pandemia de COVID-19 (24%; intervalo de confianza del 95%: [IC 95%]: 23% a 26%), en comparación con los niveles anteriores a la pandemia de 13% (IC 95%: 12% a 14%).
Tanto en el ALSPAC como en el GS, la ansiedad y la depresión durante la pandemia de COVID-19 fueron más comunes en los pacientes jóvenes, en las mujeres y en los enfermos con trastornos mentales o físicos preexistentes. El mismo patrón se observó en individuos en situaciones socioeconómicas desfavorables, incluso después de considerar el ajuste por los niveles previos de ansiedad y depresión.
Conclusión
Los resultados del presente estudio confirman niveles altos de ansiedad en el contexto de la pandemia de COVID-19. La ansiedad y la depresión durante la pandemia de COVID-19 fueron más comunes en los pacientes jóvenes, en las mujeres, en los enfermos con trastornos mentales o físicos preexistentes y en los sujetos con privación socioeconómica.
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