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Introducción
Cada vez hay más pruebas que indican que los pacientes con la enfermedad por Coronavirus 2019 (COVID-19) grave pueden presentar complicaciones neurológicas como accidente cerebrovascular, encefalopatías, síndrome inflamatorio, microsangrados y respuestas autoinmunes. Las posibles consecuencias neurológicas pueden deberse a la sepsis, la hipoxia y la hiperestimulación inmunológica, con informes de
autoanticuerpos aumentados en el líquido cefalorraquídeo en pacientes con síntomas neurológicos, cambios en la sustancia blanca y consecuencias psicológicas y psiquiátricas en el momento del alta. Sin embargo, hay poca información sobre la naturaleza y la prevalencia de los problemas cognitivos después de la infección o con la gravedad de la enfermedad. No se ha establecido si la COVID-19 se asocia con deterioro cognitivo a nivel de la población y como difiere con la gravedad de los síntomas respiratorios y la internación. Los estudios de casos indicaron problemas neurológicos en pacientes gravemente afectados por COVID-19. Se analizaron los datos de las pruebas cognitivas de 84 285 participantes del proyecto Great British Intelligence Test, lanzado en diciembre de 2019.
Métodos
Los participantes completaron un cuestionario con respecto a la presunción diagnóstica y confirmación de SARS-CoV-2 (Coronavirus 2 asociado a síndrome respiratorio agudo grave), agente causal de la COVID-19. Se analizaron los datos de las 84 285 personas que completaron el cuestionario completo ampliado para determinar si las que se recuperaron de COVID-19 mostraron déficits cognitivos objetivos al realizar las pruebas de resolución de problemas semánticos, memoria de trabajo espacial, atención selectiva y procesamiento emocional; así como si el alcance o la naturaleza de estas deficiencias se relacionaron con la gravedad de los síntomas respiratorios, determinado por el nivel de asistencia médica. Se aplicó el modelo lineal generalizado para determinar si los puntajes cognitivos globales covariaron con la gravedad de los síntomas respiratorios de COVID-19 después del ajuste por la edad, el sexo, la mano dominante, la lengua materna, el nivel de educación, el país de residencia, la situación laboral y las ganancias.
Resultados
De los 84 285 participantes, 60 informaron que requirieron asistencia respiratoria mecánica, 147 necesitaron internación sin asistencia ventilatoria mecánica, 176 requirieron asistencia médica en su domicilio por dificultades respiratorias, 3466 tuvieron dificultades respiratorias y no recibieron asistencia médica y 9201 informaron que estaban enfermos sin síntomas respiratorios. De ellos, 361 informaron haber tenido una prueba positiva para infección por SARS-CoV-2; la mayoría correspondió a los casos que requirieron internación.
Las personas que se habían recuperado, inclusive las que ya no presentaban síntomas, mostraron déficits cognitivos significativos al ajustar por la edad, el sexo, el nivel de educación, los ingresos, la raza y los trastornos médicos preexistentes. El tamaño del efecto fue sustancial para las personas que requirieron internación, pero también para los casos leves pero confirmados de SARS-CoV-2 que no informaron dificultad respiratoria.
Las personas que habían sido internadas presentaron deficiencias en el rendimiento global a gran y mediana escala según si requirieron asistencia respiratoria mecánica (-0.57 desviaciones estándar [DE], n = 60) o no lo hicieron (-0.45 DE, n = 147).
Discusión y conclusión
Comentan los autores que los resultados de su análisis aportan pruebas que avalan la hipótesis de que la COVID-19 tiene probablemente consecuencias para la función cognitiva que persisten en la fase de recuperación. Los déficits observados variaron según la gravedad de los síntomas respiratorios, se relacionaron con la confirmación de la presencia de SARS-CoV-2 aun entre los casos más leves, no pudieron explicarse por las diferencias en la edad, educación u otras variables demográficas y socioeconómicas, permanecieron en los pacientes que no tenían otro síntoma residual y fueron de mayor magnitud en las condiciones preexistentes comunes que se asociaron con la susceptibilidad viral y los problemas cognitivos. La escala de los déficits cognitivos observados fue sustancial. Al respecto, la reducción del puntaje global combinado de 0.57 DE para el subgrupo de los pacientes internados con asistencia respiratoria mecánica fue equivalente a la disminución promedio de 10 años en el desempeño global entre los 20 y 70 años. Estas cifras fueron superiores al déficit promedio de
512 personas que indicaron que habían sufrido previamente un accidente cerebrovascular (-0.40 DE) y 1016 que informaron problemas de aprendizaje (-0.49 DE). Para comparar, en un test de inteligencia clásico, 0.57 DE equivale a una diferencia de 8.5 puntos de en el coeficiente intelectual. Los déficits encontrados fueron amplios y afectaron a múltiples dominios cognitivos y fueron más pronunciados para las pruebas que evaluaron la resolución de problemas semánticos y la atención selectiva visual.
En conclusión, el análisis detallado apoya la hipótesis de que la COVID-19 tiene un impacto multisistémico en la cognición humana, con consecuencias cognitivas crónicas. Los individuos que se recuperaron de la COVID-19 tuvieron peores resultados en las pruebas cognitivas en múltiples dominios que lo esperado por su edad y perfil demográfico. Es necesaria la realización de más investigaciones acerca de las bases de los déficits cognitivos en las personas que tuvieron infección por SARS-COV-2.
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