Introducción

En diciembre de 2019 se comunicaron los primeros casos de neumonía causada por un nuevo coronavirus – coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2) – en la ciudad de Wuhan, China. La infección por SARS-CoV-2 rápidamente se transformó en una emergencia sanitaria en todo el mundo; la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) se propagó a la mayoría de los países, con más de 5 millones de casos y más de 340 000 decesos hasta 25 de mayo de 2020. La Organización Mundial de la Salud declaró el estado de pandemia en marzo de 2020. Italia fue uno de los países más afectados por COVID-19, con aparición inicial en la región de Lombardía.

Si bien la mayoría de los pacientes con COVID-19 tiene evolución favorable, la identificación precoz de los factores de riesgo para infección grave es decisiva para mejorar, en la medida de lo posible, el pronóstico de los enfermos.

Alrededor del 20% de los pacientes con infección por SARS-CoV-2 presenta enfermedad grave que motiva internación; algunos pacientes evolucionan rápidamente a síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA) o presentan otras complicaciones. La edad avanzada (más de 60 años), el sexo masculino, y ciertas comorbilidades son algunos de los factores asociados con mayor riesgo de COVID-19 grave.

La edad avanzada también es un factor importante de riesgo de enfermedad de Parkinson (EP). Sin embargo, hasta la fecha se desconoce si las enfermedades neurodegenerativas, incluida la EP, representan factores de riesgo de COVID-19. No obstante, es posible que los pacientes de edad avanzada con EP representen un grupo particularmente vulnerable; de hecho, la aquinesia axial se asocia con restricción de la capacidad pulmonar y podría contribuir en la gravedad de la neumonía. La cuarentena exacerba los síntomas motores y psíquicos de la EP.

El objetivo del presente estudio fue determinar la prevalencia y la mortalidad de COVID-19 en una amplia cohorte de pacientes con EP en la región de Toscana y determinar la presencia de factores de riesgo para COVID-19 en estos enfermos. También se analizaron los efectos de la cuarentena sobre los síntomas motores y no motores en una población de pacientes con EP sin COVID-19.

Pacientes y métodos

Se reclutaron enfermos residentes en la región de Toscana, con diagnóstico de EP según los Movement Disorder Society Clinical Diagnostic Criteria; los pacientes no debían presentar demencia (más de 23 de 30 puntos en la MMSE) y debían haber realizado una consulta clínica entre 1 de enero y 31 de diciembre de 2019. Los pacientes fueron contactados por telemedicina entre 10 de abril y 4 de mayo de 2020, por parte de un neurólogo especializado en trastornos del movimiento. Los pacientes fueron específicamente interrogados acerca de la infección por SARS-CoV-2, las comorbilidades, los fármacos para la EP, la presencia de síntomas gripales, la aparición reciente de trastornos del olfato o del gusto y la presencia de familiares con COVID-19. Los pacientes con COVID-19 y sin COVID-19 fueron comparables en términos de la edad y la duración de la enfermedad. Se investigaron los síntomas de depresión, ansiedad, cambios en el estado de ánimo e insomnio y se indagó acerca del agravamiento de los síntomas motores. Se aplicó la Depression Anxiety Stress Scale de 21 secciones (DASS-21).

Resultados

El 0.9% de los pacientes con EP entrevistados presentaron COVID-19 (7 de 740); 3 enfermos no debieron ser internados, 4 pacientes fueron internados en sala general y uno de ellos falleció. La edad promedio de los enfermos con COVID-19 fue de 75.71 años; la EP llevaba una duración promedio de 9.29 años.

Los índices de mortalidad y de fatalidad por caso fueron de 0.13% y de 14%, respectivamente. Los pacientes con EP y COVID-19 presentaron con mayor prevalencia hipertensión arterial (p < 0.001) y diabetes (p = 0.049) en comparación con los pacientes con EP, sin COVID-19. No se observaron diferencias entre los grupos en la prevalencia de otras morbilidades crónicas. Tampoco se observaron diferencias entre los grupos en las drogas usadas para la EP. Entre los pacientes con EP sin COVID-19 (n: 733), alrededor del 70% no presentó agravamiento subjetivo de los síntomas motores, cambios en el estado de ánimo, ansiedad o insomnio. El 75.2% de los enfermos estuvo predispuesto a la utilización de telemedicina para las consultas programadas; sin embargo, estos sistemas sólo estuvieron disponibles en el 51.2% de los casos.

Conclusión

Los resultados del estudio multicéntrico realizado en la región de Toscana muestran una mayor prevalencia de COVID-19 entre pacientes con enfermedad de Parkinson (EP), en comparación con la prevalencia en la región y en Italia. Al igual que en la población general, en pacientes con EP, la diabetes y la hipertensión arterial son factores de riesgo de COVID-19. Por el momento se desconoce si la EP representa un factor de riesgo para COVID-19. Los pacientes con EP sin COVID-19 no presentaron agravamiento de los síntomas durante la cuarentena.