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En ausencia de un tratamiento eficaz o de prevención biomédica, los esfuerzos para controlar la pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se basaron en intervenciones no farmacológicas. Además de estas intervenciones de salud pública, la inmunidad colectiva también podría proteger contra COVID-19. Sin embargo, no se sabe con certeza si se produce inmunidad en individuos después de la recuperación.
En necesario investigar si la superación de la enfermedad confiere inmunidad o disminuye la gravedad a la reinfección para decidir reducir de forma segura las intervenciones basadas en la población, como el distanciamiento físico. El conocimiento sobre la posible inmunidad posterior también tiene repercusiones importantes para las evaluaciones epidemiológicas, los tratamientos serológicos y las vacunas.
El agente productor de la enfermedad es el síndrome respiratorio agudo grave por coronavirus 2 (SARS-CoV-2). En la mayoría de las personas, los anticuerpos IgM e IgG aparecen entre días y semanas después del inicio de los síntomas. Se desconoce la causa de la falta de respuesta inmune en algunos pacientes, tampoco está clara la relación entre respuesta de anticuerpos y mejoría clínica. Un estudio pequeño de 9 pacientes con COVID-19 comunicó que, a mayor gravedad clínica, títulos de anticuerpos más elevados. Sin embargo, no siempre la detección de anticuerpos y sus títulos más altos se correlacionan con mejoría clínica. Además, los síntomas leves pueden resolverse antes de la seroconversión, si bien los anticuerpos IgM e IgG detectables precedieron las disminuciones en las cargas virales de SARS-CoV-2.
Lo que parece más seguro es que la carga viral generalmente alcanza su punto máximo al inicio de la enfermedad, y luego disminuye a medida que se producen anticuerpos y los títulos de anticuerpos aumentan en las siguientes 2 a 3 semanas. La posibilidad de cultivar el virus en muestras nasofaríngeas disminuye rápidamente durante la primera semana de enfermedad leve, pero se desconoce la duración absoluta que un paciente pueda propagar el virus. La detección persistente de ARN viral muchos días o semanas después de la recuperación a concentraciones cercanas al límite de detección de los ensayos disponibles, probablemente no represente un riesgo clínico o de salud pública significativo, en especial en ausencia de síntomas; sin embargo, no se cuenta con información definitiva.
No se conoce la durabilidad de los anticuerpos neutralizantes (ACN), principalmente IgG; se describió persistencia de hasta 40 días desde el inicio de los síntomas. La duración de las respuestas de anticuerpos contra otros coronavirus humanos puede ser relevante en este contexto. Por ejemplo, después de la infección por SARS-CoV-1 (el virus que causó el SARS), las concentraciones de IgG se mantuvieron altas durante aproximadamente 4 a 5 meses, para luego disminuir lentamente durante los siguientes 2 a 3 años. De manera similar, los ACN posterior al MERS-CoV (el virus que causó el síndrome respiratorio del Medio Oriente) persistieron hasta 34 meses en pacientes recuperados.
La detección de IgG y ACN no es sinónimo de inmunidad duradera. Con respecto a COVID-19, un pequeño informe previo a su impresión, no revisado por expertos, proporcionó los únicos datos hasta ahora sobre la posible inmunidad posterior en primates. En este estudio, se infectaron a 4 macacos Rhesus con SARS-CoV-2, y luego de la recuperación, no se volvieron a infectar cuando se los expuso nuevamente al mismo virus 28 días después de la primera inoculación. Se desconoce si las personas pueden volver a infectarse con SARS-CoV-1 y MERS-CoV. El SARS no reapareció desde 2004 y los casos de MERS siguen siendo esporádicos. Las reinfecciones pueden ocurrir con al menos 3 de los otros 4 coronavirus humanos comunes, específicamente, 229E, NL63 y OC43, todos los cuales, por lo general, causan enfermedades respiratorias leves. Las razones de esta reinfección no se conocen completamente, pero la información sugiere que las posibilidades incluyen tanto la inmunidad protectora de corta duración como la nueva exposición a formas genéticamente distintas de la misma cepa viral.
Si bien hay algunos informes, a la fecha no se confirmaron reinfecciones humanas con SARS-CoV-2. En el caso de informes en contrario, tampoco hay datos en la actualidad de que esas personas transmitieran SARS-CoV-2 después de haberse recuperado clínicamente. Sin embargo, no se puede descartar esta posibilidad de transmisión, especialmente en personas que pueden estar predispuestas a eliminación prolongada de otros patógenos, como en los estados inmunocomprometidos.
Es posible que estos casos representen enfermedad persistente o recidivante de COVID-19 o, incluso, una verdadera reinfección. Por otro lado, también pueden representar un desprendimiento de ARN viral esporádico prolongado en, o cerca del límite de detección del ensayo o variaciones en el ensayo.
Los métodos serológicos para detectar anticuerpos estarán disponibles en breve y serán críticos para estimar la prevalencia de infecciones, incluidas aquellas que son asintomáticas. Sin embargo, actualmente es prematuro usar tales ensayos para determinar si los individuos son inmunes a la reinfección. Aún no se han establecido los estándares de rendimiento, que incluyen sensibilidad y especificidad, para el creciente número de ensayos serológicos y el potencial de reactividad cruzada con otros coronavirus, con resultados falsos positivos. Las pruebas generalizadas en personas con baja prevalencia pueden generar más falsos positivos que verdaderos positivos. Este fenómeno puede complicar la interpretación clínica y epidemiológica de los resultados. Más importante es determinar si una respuesta contundente de IgG confiere inmunidad. A corto plazo, se pueden identificar posibles recurrencias de infección al monitorizar los datos de vigilancia y al solicitar a los médicos y las autoridades de salud pública que informen e investiguen los casos de posible recurrencia.
En resumen, la información limitada existente sobre las respuestas de anticuerpos al SARS-CoV-2 y los coronavirus relacionados, así como un estudio en animales, sugieren que la recuperación de COVID-19 podría conferir inmunidad contra la reinfección, al menos temporalmente. Sin embargo, la respuesta inmune a COVID-19 aún no se comprende por completo.
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