Introducción
La cloroquina (CQ) y la hidroxicloroquina (HCQ) son fármacos ampliamente utilizados para el tratamiento del paludismo y de ciertas enfermedades reumáticas; se ha sugerido que podrían ser útiles, también, en pacientes con enfermedad por el nuevo coronavirus 2019 (COVID-19), por sus efectos antivirales y antiinflamatorios. En los Estados Unidos, la Food and Drug Administration (FDA) aprobó el uso de urgencia de estos agentes, en pacientes con COVID-19 o en enfermos incluidos en estudios clínicos. Según las guías vigentes, estos fármacos estarían indicados en los pacientes con neumonía; hasta la fecha, un número importante de pacientes con COVID-19 ha sido tratado con CQ o HCQ. Sin embargo, no se dispone de estudios clínicos con calidad metodológica suficiente que permitan establecer conclusiones firmes en este sentido.
En el primer estudio con HCQ se incluyeron 26 pacientes asistidos en hospitales de Francia. Los enfermos recibieron HCQ en dosis de 200 mg tres veces por día durante 10 días. Los resultados sugirieron una reducción de la carga viral (eliminación del 65% al quinto día, respecto de una eliminación de 18.8% en el mismo momento, en los enfermos no tratados). Sin embargo, los datos de 6 pacientes fueron excluidos de los análisis por agravamiento sintomático o por abandono del seguimiento, de modo que los hallazgos son difíciles de interpretar.
Los estudios recientes sugirieron que HCQ ejercería efectos antivirales más fuertes que CQ; además tendría un mejor perfil de seguridad. Según las guías, la HCQ podría ser una alternativa terapéutica para pacientes con COVID-19 y dificultad respiratoria, con baja saturación de oxígeno.
El presente estudio tuvo por finalidad determinar la asociación entre el uso de HCQ y el riesgo de insuficiencia respiratoria en una amplia institución en la cual se asistió a un gran número de pacientes con COVID-19 en la ciudad de Nueva York. Específicamente se analizaron los efectos del tratamiento con HCQ sobre el riesgo del criterio de valoración integrado por la necesidad de intubación y la mortalidad, en análisis con ajuste según los principales factores predictivos de insuficiencia respiratoria y con puntajes de propensión.
Métodos
El estudio se llevó a cabo en el New York-Presbyterian Hospital (NYP) – Columbia University Irving Medical Center (CUIMC), un hospital de agudos de nivel cuaternario en el norte de Manhattan. Se incluyeron adultos internados con infección confirmada por el nuevo coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome CoV-2 [SARS-CoV-2]) en hisopado nasofaríngeo u orofaríngeo, en algún momento durante la internación, entre 7 de marzo y 8 de abril de 2020. La infección se confirmó por medio de la detección de ARN viral con reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa reversa (RT-PCR por su sigla en inglés). Se excluyeron los enfermos que debieron ser intubados, que fallecieron o que fueron dados de alta en el transcurso de las 24 horas después del ingreso a sala de guardia. El criterio principal de valoración fue el parámetro integrado por la mortalidad y la necesidad de intubación en análisis de tiempo hasta los eventos. La HCQ se administró en dosis de 600 mg dos veces por día el día 1, y 400 mg por día durante otros 4 días. El tratamiento combinado con HCQ y azitromicina fue otra alternativa; la decisión de indicar HCQ o HCQ más azitromicina fue tomada por el equipo que asistía al enfermo.
Se tuvieron en cuenta la edad, el sexo, la etnia, el seguro médico, los signos vitales en el momento de la consulta, el cociente PaO2/FiO2 en el momento de la internación, el índice de masa corporal, los resultados de laboratorio, los antecedentes clínicos, el hábito de fumar y los fármacos indicados al inicio.
Resultados
Entre los 1446 pacientes consecutivos analizados, 70 requirieron asistencia ventilatoria mecánica, fallecieron o fueron dados de alta en el transcurso de las primeras 24 horas después de la primera consulta y, por ende, fueron excluidos de los análisis.
Entre los 1376 enfermos restantes y durante una mediana de seguimiento de 22.5 días, 811 pacientes (58.9%) fueron tratados con HCQ (600 mg dos veces por día el primer día, y 400 mg diarios durante una mediana de 5 días). El 45.8% recibió tratamiento en el transcurso de las 24 horas que siguieron a la consulta en sala de guardia y el 85.9%, en el transcurso de las 48 horas.
Los pacientes tratados con HCQ estaban más gravemente enfermos al inicio, en comparación con los sujetos que no recibieron HCQ (mediana del cociente PaO2/FiO2 de 223, en comparación con 360, respectivamente).
El índice del criterio principal de valoración fue de 25.1% (n: 346): 180 enfermos debieron ser sometidos a asistencia ventilatoria mecánica, 66 de los cuales posteriormente fallecieron, y 166 murieron sin ser intubados. En los análisis principales no se observaron asociaciones significativas entre el tratamiento con HCQ y el riesgo de mortalidad o intubación (hazard ratio: 1.04; intervalo de confianza del 95%: 0.82 a 1.32). Los resultados fueron similares en los análisis de sensibilidad.
Conclusión
Los resultados del presente estudio no sugieren que el tratamiento con HCQ se asocie con beneficios o daños en pacientes con COVID-19, en términos del riesgo de mortalidad o de necesidad de intubación. Sin embargo, las observaciones no avalan la utilización de HCQ en el ámbito de la práctica diaria.
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