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Introducción
El brote de neumonía atípica se refirió inicialmente en Wuhan, China, en diciembre de 2019. El agente responsable, un nuevo coronavirus denominado 2019-nCoV, se aisló de muestras del tracto respiratorio inferior de pacientes infectados, de modo que la enfermedad se denominó Coronavirus Disease 2019 (COVID-19). Hacia mediados de febrero de 2020, COVID-19 se propagó rápidamente en China y el resto del mundo, con más de 60 000 casos confirmados por laboratorio. Se destaca que el virus puede transmitirse durante el período de incubación, el cual puede extenderse durante 14 días. La prevención y el control son esenciales, ya que no se dispone de tratamientos específicos, y debido al riesgo de transmisión durante el período de incubación.
Durante el brote de COVID-19 se observó que el 77.5% de los profesionales asistía en guardias generales. Desde la aparición del brote, las autoridades de la China implementaron una serie de medidas estrictas para la prevención y el control de la infección; aun así, existe riesgo de no identificar a los enfermos infectados, durante el período asintomático de incubación. Cabe destacar que las medidas de protección y las facilidades necesarias suelen no estar ampliamente disponibles en la mayoría de los servicios médicos, incluido el departamento de dermatología. Además, la mayoría de los pacientes que asisten al departamento de dermatología tienen lesiones en la piel, de modo que la transmisión de 2019-nCoV es aún más probable por contacto indirecto. Por lo tanto, los dermatólogos son profesionales con riego relativamente alto de contraer la infección, motivo por el cual se deben aplicar protocolos específicos para la prevención y el control de COVID-19 en estos servicios.
Triage y control de infecciones en pacientes ambulatorios con enfermedades de la piel
La institución estableció pautas de triage y de evaluación previa, en la entrada al hospital y en la sección de consultorios externos de cada subdepartamento. Un dermatólogo asiste a las enfermeras dedicadas a esta función y evalúa directamente al enfermo, en caso de necesidad.
Cuando el paciente presenta fiebre y se considera que la misma podría obedecer a la enfermedad cutánea, el dermatólogo participa en la consulta. Cuando se considera que el enfermo no tiene COVID-19, puede ser asistido en el departamento de dermatología.
Durante las consultas, tanto los enfermos como los profesionales deben utilizar barbijos N95 y deben realizar lavado frecuente de manos. Si el paciente debe ser internado, deben realizarse previamente estudios bioquímicos de rutina y tomografía de tórax para confirmar que la enfermedad que motiva la consulta no es COVID-19. La posibilidad de efectuar consultas online, sin duda, ayudó considerablemente a reducir la cantidad de enfermos que deben ser evaluados personalmente durante el período de epidemia; de esta forma se contribuye a disminuir el riesgo de transmisión intrahospitalaria de la infección.
Abordaje de urgencia para los pacientes internados con diagnóstico presuntivo de COVID-19
A pesar de las estrictas medidas adoptadas en consultorios externos, no se descarta por completo la posibilidad de que un enfermo asintomático, durante el período de incubación de la enfermedad, sea internado en la guardia de dermatología. En estos casos se deben implementar rápidamente las medidas de control. El personal entrenado en COVID-19 debe organizarse de inmediato, con la finalidad de formar un grupo de contingencia para la prevención y el control de COVID-19. El grupo tiene a su cargo la evaluación diaria del enfermo con posible infección, y debe comunicarse con los departamentos de cuidados intensivos respiratorios y de radiología, para determinar oportunamente el abordaje apropiado, para descartar COVID-19. El aislamiento, la comunicación y la derivación de los pacientes con diagnóstico presuntivo de COVID-19 deben realizarse según los protocolos institucionales para la prevención y el control de infecciones.
Abordaje de pacientes con COVID-19 confirmada y enfermedades cutáneas
Los trastornos cutáneos pueden ser omitidos en la sala de cuarentena. Se recomienda el envío de fotos de las lesiones cutáneas a los dermatólogos, para analizar la situación del enfermo. En caso de necesidad, el especialista puede trasladarse hasta el ámbito de internación del paciente para la consulta multidisciplinaria y en caso de necesidad franca, debe evaluar personalmente al paciente. Antes de la evaluación, el especialista debe conocer la enfermedad primaria, la evolución del trastorno dermatológico, las valoraciones relacionadas y los antecedentes clínicos, de modo que el tiempo de exposición al paciente sea mínimo.
Conclusión
La mayoría de las recomendaciones comentadas surgieron a partir de la integración de las medidas previas en los departamentos clínicos y la vigilancia acentuada, sobre la base de la experiencia obtenida en brotes previos de infección por coronavirus. Sin embargo, en la medida en que se acumula evidencia clínica, y con los avances permanentes en la ciencia y la tecnología, estos principios básicos podrían ser modificados de manera continua.
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