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Desde diciembre de 2019 se extendió de forma rápida una enfermedad por coronavirus (COVID-19) que se inició en Wuhan, China. Aunque en ese país el control del virus se ha mantenido estable hasta la actualidad, en otras naciones como Corea del Sur, Irán e Italia la situación se ha complicado y es imparable. Desde el punto de vista de un dermatólogo chino, se enumeran ciertas acciones que pueden realizar estos especialistas ante el nuevo coronavirus.
En áreas de epidemia, los dermatólogos pueden atender pacientes confirmados o presuntos en las salas de dermatología. Tao y col. recomendaron planes de tratamiento de emergencias en los departamentos de dermatología de acuerdo con las normas y reglamentaciones sobre infecciones hospitalarias. Zhang y col. identificaron hipersensibilidad farmacológica autoinformada en el 11.4% y urticaria en el 1.4% de los 140 pacientes infectados por COVD-19. Se recomienda hacer teleconsulta y, en los casos en que no sea eficaz, una consulta a pie de cama. En los pacientes ambulatorios y en los ingresados en salas de emergencias para el departamento de dermatología, se necesitan exámenes previos y clasificación por triage para diferenciar a los individuos con fiebre.
Los pacientes sintomáticos (fiebre, tos, disnea) con o sin antecedentes epidemiológicos de contacto, deben ser remitidos a los médicos clínicos. Los dermatólogos deben participar en el diagnóstico y tratamiento de pacientes con fiebre y erupción cutánea, después del examen previo realizado por el clínico y el triage correspondiente. La protección debe ser estricta para prevenir la infección cruzada.
Otra responsabilidad de los dermatólogos es proporcionar información sobre el cuidado de la piel, su limpieza y desinfección, a los médicos y enfermeras en el frente. También, deben apoyar con la prevención y el tratamiento de las lesiones cutáneas causadas por los desinfectantes o por los equipos de protección personal (EPP). Asimismo, pueden colaborar con información básica sobre el tratamiento de los problemas comunes de la piel, como alergias, infecciones bacterianas o fúngicas y lesiones similares al acné por estrés.
También es necesario que, para la población general, los dermatólogos brinden información básica, por ejemplo, cómo usar una máscara, cómo prevenir o reducir el daño de la piel causado por su uso y cómo tratar el aumento de la inflamación facial o la recurrencia del acné. Los pacientes en el período de incubación asintomático pueden ser posibles fuentes de transmisión de la enfermedad. Las lesiones en la piel y la posible inmunosupresión pueden provocar mayor susceptibilidad de transmisión por contacto indirecto.
Los dermatólogos deben explicar a los pacientes qué enfermedades cutáneas no merecen tratamiento inmediato y cuáles se consideran prioridad. El conocimiento del dermatólogo puede trasmitirse a través de las redes sociales, la televisión, el celular e Internet.
Los investigadores recomiendan la consulta en línea, ya sea por medio de la computadora o de la aplicación en el celular, para satisfacer las necesidades de los pacientes.
En conclusión, los dermatólogos tienen la responsabilidad de luchar contra COVID-19, participar en la interconsulta y el tratamiento de pacientes hospitalizados, ambulatorios y en la guardia, y exponer su conocimiento dermatológico entre los trabajadores de la salud, los pacientes dermatológicos y el público en general. Todas estas actividades deben seguir estrictamente las normas y regulaciones locales de control de infecciones.
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