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Introducción
La epidemia por el coronavirus 2 asociado con síndrome respiratorio agudo grave (severe acute respiratory syndrome coronavirus 2 [SARS-CoV-2]) que se originó en Wuhan, China, se extendió rápidamente al resto del mundo; hacia 24 de marzo de 2020 se refirieron 81 767 casos y 3281 decesos en la China y la Organización Mundial de la Salud declaró la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés). Hasta mediados de marzo se refirieron casos de COVID-19 en alrededor de 195 países.
Por el momento no se dispone de vacunas ni de tratamientos antivirales específicos; la eficacia de remdesivir y favipiravir todavía no se ha establecido.
La utilización de plasma de enfermos convalecientes (PEC) se sugirió como una posibilidad de tratamiento empírico en otras epidemias por virus, por ejemplo en la epidemia por el virus del Ébola en 2014; en 2015 se estableció un protocolo de terapia con PEC en pacientes con infección por Middle East Respiratory Syndrome Coronavirus (MERS). Otros estudios refirieron resultados alentadores con el uso de PEC en pacientes con SARS-CoV, virus de la influenza aviar H5N1 y virus de la influenza H1N1. Los resultados en conjunto sugieren que el tratamiento con PEC podría también ser eficaz en pacientes con SARS-CoV-2.
El objetivo del presente estudio fue describir la experiencia clínica inicial con el uso de PEC en 5 enfermos con COVID-19 muy grave.
Pacientes y métodos
El estudio se llevó a cabo en el Shenzhen Third People’s Hospital de China, entre 20 de enero de 2020 y 25 de marzo de 2020. Los enfermos tenían infección por SARS-CoV-2 confirmada por reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa cuantitativa (qRT-PCR por su sigla en inglés) y reunían criterios para el uso de PEC: neumonía grave con progresión rápida, carga viral persistentemente elevada a pesar del tratamiento antiviral, PaO2/FIO2 < 300 y necesidad de asistencia ventilatoria mecánica. Cada enfermo recibió transfusiones de PEC con compatibilidad del sistema ABO. Los pacientes fueron tratados con antivirales de manera sostenida, hasta que la carga viral se tornó negativa.
Los pacientes con COVID-19 crítica fueron aquellos que presentaron insuficiencia respiratoria con necesidad de asistencia ventilatoria mecánica, shock, con necesidad de tratamiento con vasopresores, y niveles elevados de lactato deshidrogenasa (> 2 mmol/l), a pesar del aporte de líquidos, o insuficiencia de múltiples órganos con necesidad de internación en unidades de cuidados intensivos.
Los 5 donantes fueron sujetos de 18 a 60 años con antecedente de infección por SARS-CoV-2 recuperada. En los donantes se confirmaron resultados negativos para SARS-CoV-2 y otros virus respiratorios, virus de hepatitis B y de hepatitis C, virus de la inmunodeficiencia humana y sífilis, en el momento de la donación. Los donantes habían estado clínicamente bien, en los 10 días previos a la donación de plasma; presentaron un título de anticuerpos (IgG) por enzimoinmunoensayo (ELISA) superior a 1:1000, y título de anticuerpos neutralizantes superior a 40. Por cada donante se obtuvieron 400 ml de plasma. La transfusión de PEC se realizó entre 10 y 22 días después de la internación. Los criterios de valoración consistieron en los cambios en la temperatura corporal, el puntaje del Sequential Organ Failure Assessment (SOFA), el cociente PAO2/FIO2, la carga viral, el título de anticuerpos en suero, las variables bioquímicas de rutina, las variables del síndrome de distrés respiratorio agudo y la necesidad de asistencia ventilatoria mecánica y oxigenación con membrana extracorpórea, antes y después de la transfusión de PEC.
Resultados
Los 5 enfermos (2 mujeres) analizados tenían entre 36 y 65 años; todos recibían asistencia ventilatoria mecánica en el momento de la transfusión y todos habían sido tratados con antivirales y metilprednisolona.
Luego de la administración de PEC, la temperatura corporal se normalizó en el transcurso de los 3 días siguientes en 4 de 5 pacientes, el puntaje del SOFA disminuyó y el cociente Pao2/Fio2 aumentó en el transcurso de los 12 días siguientes.
La carga viral se redujo y se tornó negativa en el transcurso de los 12 días que siguieron a la transfusión; paralelamente se comprobó un incremento de los títulos de anticuerpos específicos para SARS-CoV-2 por ELISA y de anticuerpos neutralizantes (entre 40 y 60 antes y 80 y 320 en el día 7).
El síndrome de distrés respiratorio agudo remitió en 4 pacientes a los 12 días de la transfusión; en 3 pacientes se pudo interrumpir la asistencia ventilatoria mecánica en el transcurso de las dos semanas posteriores a la transfusión.
Tres de los 5 enfermos fueron dados de alta; en ellos, la duración de la internación fue de 53, 51 y 55 días, respectivamente. Los 2 pacientes restantes estaban estables, 37 días después de la transfusión.
Conclusión
En esta serie reducida de 5 pacientes gravemente enfermos por infección por SARS-CoV-2 y síndrome de distrés respiratorio agudo, la administración de PEC con anticuerpos neutralizantes se asoció con mejoría clínica importante. Los hallazgos, aunque muy alentadores, deberán ser confirmados en estudios futuros.
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