FISIOPATOLOGIA Y TRATAMIENTO DE LA ATROFIA GENITOURINARIA EN MUJERES(especial para SIIC © Derechos reservados) |
Debido a la deprivación estrogénica, la menopausia conlleva a la aparición de una serie de síntomas tales como anormalidades menstruales, sofocos, sudoración nocturna, insomnio y síntomas urogenitales. Éstos últimos los sufren más de un 40% de las mujeres posmenopáusicas, pero también pueden aparecer en mujeres de cualquier edad con una deficiencia transitoria o definitiva de función ovárica. |
Autor: Camil Castelo-branco Columnista Experto de SIIC Institución: Universidad de Barcelona Artículos publicados por Camil Castelo-branco |
Recepción del artículo 4 de Noviembre, 2011 |
Aprobación 1 de Junio, 2012 |
Primera edición 2 de Octubre, 2012 |
Segunda edición, ampliada y corregida 7 de Junio, 2021 |
Resumen
La involución del tracto genital femenino refleja su integración con los cambios que sufre el eje hipotálamo-hipofisario-ovárico. El descenso de los niveles de estradiol conlleva una serie de efectos adversos, incluidos los relativos a las vías urinarias inferiores. El cambio más importante es la atrofia vaginal: la mucosa vaginal se vuelve más fina y seca, lo cual puede producir incomodidad vaginal, sequedad, quemazón, prurito y dispareunia. El epitelio vaginal puede presentar cambios inflamatorios y ser un factor que contribuya a los síntomas urinarios, tales como frecuencia, urgencia, disuria, incontinencia, e infecciones recurrentes. Por otra parte, se ha sugerido que los niveles bajos de estrógenos pueden afectar los tejidos periuretrales y contribuir a la laxitud de la pelvis y la incontinencia de esfuerzo. Relacionados con el hipoestrogenismo, los cambios en el pH y la flora vaginal pueden predisponer a las mujeres posmenopáusicas a las infecciones del tracto urinario. La terapia hormonal local en forma de cremas, comprimidos o supositorios es la base del tratamiento de la atrofia genital. Además, otras vías de administración de hormonas, tanto local como sistémica, también han demostrado ser válidas. Sin embargo, a pesar de que los beneficios del reemplazo con estrógenos en la prevención de la atrofia vaginal y la reducción de la incidencia de los síntomas están bien establecidos, este tipo de tratamiento está contraindicado en algunas mujeres y no es una opción aceptable para otras. Pero además, la ruta óptima de administración del tratamiento hormonal, el régimen, las dosis, y las alternativas no hormonales para mejorar los síntomas y la calidad de vida de la población posmenopáusica no han sido completamente estudiados. Esta revisión se centra en los cambios del envejecimiento vaginal e intenta presentar una sinopsis de la fisiopatología y el tratamiento de la atrofia vaginal y la vaginitis atrófica.
Palabras clave
atrofia urogenital, atrofia vaginal, vaginitis
Abstract
The involution of the female genital tract seems to reflect a built-in biologic life expectancy interrelated with the hypothalamic-hypophyseal-ovarian axis. Lower levels of estradiol have a number of adverse effects, including those on the lower urinary tract. The major universal change is vaginal atrophy, the vaginal mucosa becomes thinner and dry, which can produce vaginal discomfort, dryness, burning, itching, and dyspareunia. The vaginal epithelium may turn into inflammatory and be a contributing factor to urinary symptoms such as frequency, urgency, dysuria, incontinence, along with recurrent infections. Moreover, it has been suggested that reduced estrogen levels may affect periurethral tissues and contribute to pelvic laxity and stress incontinence. Related to hypoestrogenemia, changes in vaginal pH and vaginal flora may predispose postmenopausal women to urinary tract infection. Local hormonal therapy in theform of vaginal creams, tablets or suppositories have been the basis of treatment. Additionally, other routes of hormones administration also have proven to be successful resulting both, local and systemic, effective in maturation of the vaginal epithelium. However, despite the fact that the benefits of estrogen replacement in preventing vaginal atrophy and reducing the incidence of related symptoms are well established, such therapy is contraindicated in some women and is not an acceptable option for others. And in addition, the optimal HT administration route, the dosage regimen, and non-hormonal alternatives for improving symptoms and quality of life of the postmenopausal female population have not been well studied. This review focuses on the changes of vaginal aging and efforts to present a synopsis of the pathophysiology and therapy of atrophic vaginitis and vaginal atrophy.
Key words
urogenital atrophy, vaginal atrophy, vaginitis
Copyright siicsalud © 1997-2024 ISSN siicsalud: 1667-9008