Autor del comentario
Myriam L. Medina
Jefe, Hospital Pediátrico Dr. Avelino Castelán, Resistencia, Argentina
La leptospirosis es una enfermedad zoonótica emergente y reemergente, ampliamente distribuida, de comportamiento endémico y de gran relevancia para la salud pública mundial. A pesar de que su frecuencia es alta, existe un desconocimiento generalizado sobre su verdadera prevalencia y no existen estudios epidemiológicos que nos den cifras exactas de su distribución. Esto se debe en gran parte a la falta de un diagnóstico acertado y al aumento de los viajes transcontinentales, en los cuales se puede dar el transporte de diversos patógenos y acerca de lo cual se carece de estadísticas.
La falta de un diagnóstico oportuno y la confusión con otras patologías como malaria, tuberculosis, virosis, entre otras, no permite brindar al paciente un tratamiento apropiado. Anualmente se reportan en promedio 873
000 casos y 48 000 muertes por leptospirosis. Las regiones con mayor incidencia son Asia-Pacífico y América latina y el Caribe, y las poblaciones más susceptibles son aquellas que no tienen acceso a un sistema de alcantarillado. Al ser un problema de salud pública, se requiere prevención y control de la enfermedad, esto demanda un trabajo conjunto entre los entes reguladores. En la mayoría de los países no se realiza el informe obligatorio de esta patología, sin embargo sí es obligatorio en Argentina, Colombia, Chile, Costa Rica, El Salvador, Honduras y República Dominicana. Los porcentajes de incidencia son liderados por Guayanas con el 60%, seguido por Jamaica con el 31.9%, Cuba con el 27.6% y Argentina con el 22.4%.
Un estudio realizado en Buenos Aires afirma que aunque frecuentemente se asocia la presencia de Leptospira con lugares de lluvias abundantes o inundaciones, también se debe analizar la diseminación en temporadas de verano y sequías. Es importante tener en cuenta que al ser una enfermedad asociada con las condiciones socioeconómicas, se debe procurar ofrecer a la comunidad tratamientos asequibles para garantizar la contención de la leptospirosis y trabajar en políticas de salud pública, programas y estrategias que apunten a su prevención. En los últimos años se realizaron estudios con el motivo de incrementar los conocimientos sobre la leptospirosis. Esto ha permitido mejorar la caracterización de la patología, las técnicas diagnósticas y la generación de vacunas eficaces, no obstante, es prioritario trabajar en la creación de políticas públicas que permitan generar un control real de la Leptospira.
Este artículo manifiesta claramente que actualmente se han identificado 22 especies de Leptospira y más de 320 serovares en su mayoría patógenos, identifica las vías de contagio y la necesidad del empleo específico de diversas técnicas de laboratorio para su correcta confirmación, dada su dificultad diagnóstica pero previa sospecha del médico.
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