La obesidad infantil representa una de las principales amenazas para la salud pública global. El resumen objetivo del trabajo “
de Herrera y Lurbe, publicado en Anales de Pediatría, ofrece una revisión integral de las comorbilidades asociadas a esta condición, aportando una perspectiva holística que resulta especialmente relevante para el abordaje interdisciplinario, en el cual el papel de los profesionales que trabajan con niños desempeña un punto central.
En las últimas décadas, el crecimiento económico y la expansión de la industria alimentaria han promovido un mayor consumo de dietas con alta densidad energética y elevado contenido de grasas saturadas, acompañado de un estilo de vida cada vez más sedentario. A este escenario se suman las alteraciones en los
depósitos y en la función del tejido adiposo, que afectan la secreción de adipoquinas, proteínas bioactivas con funciones metabólicas e inflamatorias. Entre ellas, la proteína estimuladora de acilación (ASP), el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a), la interleucina-6 (IL-6), la resistina y la leptina se asocian con un aumento del estado proinflamatorio y con la resistencia a la insulina, mientras que la adiponectina, con efectos antiinflamatorios y sensibilizadores de la insulina, tiende a disminuir. Asimismo, moléculas como el angiotensinógeno y el inhibidor del activador del plasminógeno (PAI-1) impactan en la regulación de la presión arterial (PA) y la función vascular. Este desequilibrio entre adipoquinas pro y antiinflamatorias genera inflamación crónica de bajo grado, resistencia a la insulina, aterosclerosis y otras complicaciones microvasculares. En consecuencia, el incremento de la obesidad infantil, cada vez más frecuente en edades tempranas y en formas graves, obliga a replantear el paradigma de atención en niños y adolescentes.1
Las guías argentinas más recientes recomiendan el cribado precoz de alteraciones metabólicas, lipidómicas, deficiencia de vitamina D, hipertensión arterial (HTA) y esteatohepatitis no alcohólica entre otras comorbilidades.2
En Argentina, las guías de práctica clínica para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la obesidad de la Sociedad Argentina de Pediatría (2024) reportan que más del 41% de los niños y adolescentes de 5 a 17 años presentan exceso de peso, de los cuales más del 20% corresponde a obesidad. Estas guías recomiendan un abordaje diagnóstico integral que incluya antropometría (índice de masa muscular [IMC], percentilos, circunferencia de cintura), antecedentes familiares y clínicos. Asimismo, enfatizan la necesidad de intervenciones interdisciplinarias centradas en cambios en el estilo de vida, con participación de la familia y seguimiento sostenido en el tiempo.3
Aunque el artículo de Herrera y Lurbe enfatiza las complicaciones respiratorias asociadas con la obesidad infantil, en particular el síndrome de apnea-hipopnea del sueño y sus repercusiones sobre el crecimiento, el rendimiento académico y el estado de ánimo, otros trabajos, como el de López-Galisteo et al., destacan además una mayor prevalencia de asma en esta población.2
En el ámbito psicosocial, la obesidad infantil se asocia con baja autoestima, trastornos del estado de ánimo y exclusión social. Estas consecuencias, aunque menos visibles, son profundamente incapacitantes. Como nutricionista, considero que la educación nutricional debe incorporar herramientas de comunicación empática, promoción de la imagen corporal positiva y trabajo con las familias para generar entornos alimentarios saludables y emocionalmente seguros.
En esta misma línea, el consenso multidisciplinar publicado en la Revista Española de Nutrición Comunitaria resalta la necesidad de diseñar estrategias específicas para la prevención y el tratamiento de la obesidad infantil. El documento enfatiza la importancia del diagnóstico precoz y de planes de intervención inter y transdisciplinarios, destacando que la complejidad de esta problemática exige la participación coordinada de distintos profesionales de la salud.4
En conclusión, el artículo de Herrera y Lurbe constituye una contribución significativa al conocimiento clínico sobre la obesidad infantil, ya que integra múltiples dimensiones de sus comorbilidades y aporta una visión amplia de sus implicancias. Para el profesional de la salud que trabaja en pediatría, este enfoque multidisciplinario no solo representa una oportunidad para fortalecer su papel en la prevención, diagnóstico y tratamiento de esta condición, sino también un llamado a la acción para implementar estrategias sostenibles, individualizadas y culturalmente adaptadas. Asimismo, es necesario resaltar la importancia de promover intervenciones basadas en evidencia científica, centradas en el paciente y su familia, que incluyan la educación nutricional, la promoción de hábitos de vida saludables y el acompañamiento psicosocial, con el fin de mejorar la calidad de vida de los niños y adolescentes afectados y reducir el impacto de esta problemática en la salud pública.
Finalmente, resulta esencial continuar trabajando en esta línea, consolidando los esfuerzos ya iniciados en el ámbito clínico y comunitario, y articulando la práctica asistencial con la investigación y las políticas públicas para enfrentar de manera integral el desafío de la obesidad infantil.
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Referencias bibliográficas
1 Herrera R, Lurbe E. A holistic perspective of the comorbidities in childhood obesity. An Pediatr (Engl Ed) 101(5):344-350, 2024.
2 López-Galisteo JP et al. Prevalence and risk factors associated with different comorbidities in obese children and adolescents. Endocrinología, Diabetes y Nutrición 69(8):566–575, 2022.
3 Sociedad Argentina de Pediatría. Guías de práctica clínica para la prevención, diagnóstico y tratamiento de la obesidad. Actualización 2024. Arch Argent Pediatr. 123(4):e1-e27, 2025. Disponible en: https://www.sap.org.ar/docs/publicaciones/archivosarg/2025/v123n4a01.pdf
4 García-Solano M, et al. Consenso multidisciplinar sobre la prevención y abordaje de la obesidad infantil. Rev Esp Nutr Comunitaria 29(2):1-15, 2023. Disponible en: https://www.renc.es/imagenes/auxiliar/files/RENC-D-22-0026.pdf