Autor del informe
María May
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina
El artículo original del doctor Javier de la Fuente Hernández, revisa exhaustivamente la epidemiología, los factores de riesgo y los posibles mecanismos carcinogénicos del carcinoma oral de células escamosas. A su vez, compara y detalla las estadísticas y la experiencia de su país de residencia, México, donde es evidente que esta patología es de gran importancia.
Con respecto a su comentario sobre el incremento de incidencia de este tumor, las estadísticas mundiales lo establecen como uno de los pocos que muestran este tipo de tendencia; es por este motivo que las campañas de prevención, la educación médica continua y la masificación de la vacunación para las cepas carcinogénicas del virus del papiloma humano (HPV), son de vital importancia.
Está ampliamente demostrado que cuando hablamos de
carcinomas escamosos de cabeza y cuello existen dos tipos de tumores que, si bien presentan características histológicas muy similares, tienen una etiología y una biología asociada muy diferentes. Estos dos grupos se vinculan con los factores de exposición que les dan origen: por un lado, el “clásico”, asociado en su mayoría con el hábito de fumar y consumir alcohol, más frecuentemente localizado en la cavidad oral; y por otro lado, el grupo asociado al HPV, de presentación más frecuente en su localización faríngea. La diferencia entre estos dos grupos de tumores es tan importante en términos pronósticos, que ya ha sido plasmada en las guías internacionales de tratamiento NCCN (National Comprehensive Cancer Network) para tumores de cabeza y cuello. Aún no está definido, si la presencia del HPV será predictivo de tratamiento, si bien los estudios preclínicos apuntan a que el abordaje de estos pacientes significará una desintensificación de la terapia.
Otro avance importante para este grupo asociado con la infección por HPV, es la masificación de las campañas de vacunación, que al día de hoy incorporan a ambos sexos y, al menos en la Argentina, se incluyen en el calendario obligatorio de vacunación. Este tipo de estrategias preventivas son las únicas que lograrán disminuir la incidencia de estos tumores, pero debemos ser pacientes ya que faltan muchos años para que tengan un impacto real.
En total acuerdo con el autor, creo que las estrategias de prevención, la capacitación a todo el personal de salud, la educación al paciente y la detección temprana de las lesiones son los pilares que deberán guiar el manejo de esta patología.
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