Autor del informe
Guillermo Rizo Arregui
Hospital Dr. Jose Molina Orosa de Lanzarote, Las Palmas, España
El resumen objetivo
Actualización sobre Pruebas Diagnósticas Rápidas para SARS-COV-2 aborda la estrategia llevada a cabo durante la pandemia de la enfermedad del CORONAVIRUS 2019 (COVID-19) para el diagnóstico con el propósito fundamental de disminuir la trasmisión, y como ha ido evolucionando durante estos años, sobre todo con la aparición de pruebas de diagnóstico rápido (PDR).
Durante las décadas pasadas se incrementó considerablemente el empleo de inmunoensayos como PDR, desde la detección de la hormona coriónica humana (HCG) en orina a la detección de virus de la deficiencia humana (VIH), lo que ha permitido el empleo y diagnóstico fuera de los laboratorios tradicionales, tanto en atención primaria como población en general sin gran nivel de complejidad.
En la actualidad, podemos decir que gran parte de
la estrategia para combatir la expansión y por tanto controlar la epidemia del coronavirus causante del síndrome de dificultad respiratoria aguda grave (SARS-CoV-2) se basa en el empleo y uso de inmunoensayos como PDR que detectan antígenos para SARS-CoV-2 por los propios pacientes.
En diciembre del 2021, la administración de los EE.UU. anunció un plan para la adquisición de 500 millones de PDR para el autodiagnóstico, realizándose los primeros envíos de pruebas en enero de 2022, mientras se mantiene en aplicación la Ley de Producción de Defensa para aumentar las pruebas de diagnóstico rápido y de laboratorio. Aunque las PDR para el SARS-CoV-2 actualmente son escasos, se espera que estén más ampliamente disponibles en entornos clínicos, comunitarios y domiciliarios, y existe una creciente necesidad de comprender sus indicaciones clínicas e interpretación.
Eso no es óbice para que se descarte ni desaconseje el empleo de las PDR basadas en las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos para detectar genes, en el artículo se diferencia claramente las distintas utilidades que tienen las dos tipos de PDR actuales, las basadas en la detección de parte de los ácidos nucleicos frente a los inmunoensayos. No cabe ninguna duda que la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), la prueba más usada para la amplificación de ácidos nucleicos en el mundo, presenta una mayor sensibilidad y especificidad para el diagnóstico de SARS-CoV-2, pero pueden persistir positivas durante semanas hasta meses tras la infección, incluso según estudios pueden detectar ARN viral remanente pasado el período de replicación del virus.
Se ofrecen unas guías de diagnóstico donde se recomiendan el empleo de PDR para el diagnóstico en personas sintomáticas y en el rastreo de aquellas asintomáticas con riesgo elevado de infección por SARS-CoV-2, las cuales concuerdan bastante con las publicadas por la OMS, el CDC y el European Center for Disease Prevention and Control.
Además, se realizan unas recomendaciones para personas con pruebas positivas en función de su sintomatología, los asintomáticos pueden interrumpir el aislamiento después de 5 días, y aquellos sin fiebre durante 24 horas, sin el empleo de antipiréticos pueden interrumpir el aislamiento 5 días después de una prueba positiva o del inicio de los síntomas, lo que ocurra más tarde, y el empleo de mascarillas o tapabocas durante 5 días tras el aislamiento. Mientras tanto, en aquellas personas que continúen con fiebre o síntomas, se recomienda un período de aislamiento de 10 días. En el caso de interrumpir el aislamiento antes de los 10 días se recomienda una prueba negativa cuando se ha tenido una prueba positiva previa. No menos importante es que se desaconseja el empleo de la determinación de anticuerpos IgM e IgG contra SARS-CoV-2 en los pacientes para el diagnóstico de infección aguda.
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