Autor del informe
Federico Yáñez
Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina
El cáncer de páncreas es una neoplasia que tuvo un aumento en su incidencia en las últimas décadas; actualmente es la cuarta causa de muerte por cáncer en la Argentina.
Sólo el 20% de los casos logran diagnosticarse en forma temprana y pueden llegar a ser candidatos a una cirugía con intensión curativa.
Existen algunas condiciones en las cuales se podría establecer una vigilancia; cáncer de páncreas hereditario (dos familiares de primer grado con cáncer de páncreas o tres familiares de diverso grado) y algunos síndromes genéticos asociados frecuentemente con esta enfermedad, como pancreatitis hereditaria, síndrome de Peutz-Jeghers, melanoma maligno familiar, síndrome de cáncer hereditario de mama y ovario, síndrome de Lynch, síndrome de Li-Fraumeni y la poliposis adenomatosa familiar.
Se considera que sólo el 10%
de los casos podrían estar vinculados a una relación genética; el resto se consideran como esporádicos. Los factores de riesgo descriptos son edad, sexo masculino, raza negra, tabaquismo, obesidad, diabetes, pancreatitis crónica, infección por Helicobacter pylori y exposición a ciertas sustancias químicas.
La relación entre la diabetes tipo 2 y el cáncer de páncreas puede presentarse como un diagnóstico cercano a la aparición de los síntomas típicos del cáncer de páncreas o en el contexto de años de evolución de la enfermedad; en el primer caso probablemente podría ser tomado como una consecuencia de la enfermedad y no como un factor de riesgo. La diabetes y el cáncer de páncreas comparten como factor de riesgo solamente la obesidad.
La pancreatitis crónica es una inflamación crónica que produce una fibrosis del parénquima, con la consecuente pérdida de su función exocrina y endocrina. La etiología clásica siempre fue el consumo de alcohol, aunque hoy se conocen más casos de autoinmunidad, así como causas genéticas, toxico-metabólicas (consumo de alcohol, de tabaco, hipercalcemia, insuficiencia renal), idiopáticas, obstructivas y por pancreatitis agudas recurrentes. No es infrecuente que una pancreatitis crónica idiopática debute como diabetes en una persona en la sexta década de la vida y debe sospecharse siempre en un paciente diabético con difícil control y tendencia a la hipoglucemia, ya que se afecta tanto la secreción de insulina como la de glucagón.
Como factor de riesgo para cáncer de páncreas, se lo relaciona solo en un 4% a los 20 años de diagnóstico de la enfermedad.
La incidencia de ambas enfermedades, diabetes tipo 2 y pancreatitis crónica, es muy diferente y la asociación entre ellas (o la consecuencia de padecer una por la otra) no está establecida claramente, aunque se demostró un incremento en el riesgo de cáncer de páncreas en el estudio comentado.
Aun en las enfermedades de mayor riesgo no está establecido muy claramente cuáles deben ser las pautas de vigilancia: inicio, metodología, etcétera.
No debemos olvidar, ante un diagnóstico inicial de diabetes tipo 2 o en el seguimiento en el tiempo, estudiar su posible asociación con pancreatitis crónica y posteriormente planificar la metodología de seguimiento para lograr el diagnóstico temprano de una enfermedad oncológica con posibilidad quirúrgica.
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