
El consumo de alcohol leve a moderado, se asocia con aumentos de la presión arterial (PA); dejar de beber, incluso beber menos, puede conducir a reducciones significativas de la PA.
Entre los bebedores habituales participantes de la investigación, el abandono del consumo de alcohol se asoció con una reducción dosis-dependiente de la presión arterial, incluso entre quienes lo consumían en forma ocasional a moderada, sean mujeres u hombres.
La ingesta alcohólica de reciente inicio guardó relación con la presión arterial elevada en ambos sexos, con efectos crecientes en los niveles de consumo superiores.
Los hallazgos respaldan las recomendaciones de salud pública para el abandono del consumo de alcohol como un enfoque no farmacológico eficaz para el control de la presión arterial. El notable beneficio observado, incluso entre los bebedores ocasionales a moderados, subraya el valor potencial de las estrategias de reducción del consumo de todos los tipos de bebidas para la promoción de la salud cardiovascular.
El artículo que publica en formato preprint la revista Journal of the American College of Cardiology * - JACC, busca determinar no solo si dejar de consumir alcohol guarda relación con la mejora en los niveles de presión arterial entre los bebedores habituales, sino también su incidencia en los no habituales.
La Guía de Hipertensión Arterial ACC/AHA de 2025 al contemplar el consumo de alcohol recomienda estrategias no farmacológicas para el manejo de la presión arterial alta; entre ellas, incluye la abstinencia o la limitación del consumo de alcohol a una o menos bebidas (12-14 g) al día para las mujeres y dos o menos para los hombres. Sin embargo, respecto a la presión arterial, el impacto de los hábitos de consumo de alcohol y los cambios de ocasional a moderado o el abandono mismo, sigue siendo poco claro, especialmente entre las mujeres y por las consecuencias de los diferentes tipos de bebidas.
El estudio hace foco en grupos poco analizados, en particular mujeres, bebedores moderados y consumidores de distintos tipos de bebidas, para comprender mejor cómo incluso los consumos reducidos influyen en el control de la presión arterial.
Detalles del trabajo
El análisis longitudinal de controles anuales realizados en Japón, evalúa 359.717 visitas de salud efectuadas por 58.943 adultos (52,1 % mujeres; edad media de 50,5 años) entre 2012 y 2024.
Utilizó la Base de Datos de Chequeos de Salud del Hospital St. Luke's, que recopila de manera continua la asistencia por chequeos anuales de salud anual que concentra el Centro de Medicina Preventiva del Hospital Internacional St. Luke's, un centro médico terciario en Tokio. Los autores destacan que todos los empleadores de Japón animan a sus empleados a someterse a controles de salud una vez al año como mínimo.
El consumo de alcohol fue autodeclarado y categorizado según el consumo estándar de bebidas diario. El estudio rastreó los cambios entre visitas de la presión arterial sistólica y diastólica, mediante la utilización de un modelo estadístico que tuvo en cuenta factores demográficos, historial médico y estilo de vida.
En la primera visita, los participantes del estudio se dividieron en dos cohortes: 1) bebedores habituales y 2) abstemios.
La cohorte de los habituales fue organizada para comprender la asociación entre los cambios de presión arterial y el abandono del consumo o la continuación de la ingesta habitual; mientras la constitución de la cohorte no bebedora persiguió el fin de entender, en la siguiente visita, la asociación entre los cambios de presión arterial y el inicio del consumo de alcohol o la abstinencia.
Entre los participantes que dejaron de beber, la investigación detectó una presión arterial más baja según el nivel de consumo. Las mujeres que dejaron de beber una o dos copas al día experimentaron una disminución de 0,78 mmHg en la presión arterial sistólica y de 1,14 mmHg en la diastólica.; en el caso de los hombres, las reducciones fueron de 1,03 mmHg y 1,62 mmHg, respectivamente.
Por el contrario, los participantes que iniciaron el consumo de alcohol mostraron una presión arterial más alta según el nivel de consumo, con tendencias similares en ambos sexos.
Tipos de bebidas alcohólicas
Los análisis específicos de bebidas revelaron que el tipo de alcohol (cerveza, vino o licores) no alteró significativamente los efectos de la PA, es decir, la cantidad de alcohol sería el estimulante principal de los cambios de la PA en lugar de los componentes específicos de la bebida.
Cada tipo de bebida alcohólica mostró asociaciones similares con la presión arterial. En cuanto al abandono del alcohol, todas mostraron disminuciones similares en la presión arterial sistólica y diastólica. La interrupción de una bebida estándar de cerveza se asoció con una reducción de −0,96 mm Hg en la PA sistólica, el vino con −0,84 mm Hg, el whisky con −0,92 mm Hg, el sake con −0,81 mm Hg y el shochu con −1,05 mm Hg. Las semejanzas sugiere que el etanol en sí mismo es el principal impulsor de la elevación de la PA.
Las reducciones fueron similares dependientes de la dosis para la PA distólica; de igual manera, el inicio de la ingesta produjo asociaciones con cambios y aumentos de la presión arterial.
El estudio demuestra que, en lo que respecta a la presión arterial, cuanto más alcohol se bebe, más aumenta la presión arterial. La creencia generalizada aceptaba la ingesta de pequeñas cantidades de alcohol, pero los autores de este trabajo sugieren que, en realidad, no beber alcohol arrojaría beneficios reales para la salud cardíaca de mujeres y hombres.
Los hallazgos sugieren que dejar de consumir alcohol prevendría o respaldaría el tratamiento de la hipertensión, más aún en un momento como el actual en que se han reducido los objetivos de tratamiento para la PA.
Limitaciones de la investigación
El diseño observacional representa una limitación reconocida del estudio por impedir el establecimiento de relaciones causales definitivas. Pese a los ajustes de los investigadores, los resultados podrían haberse afectado teniendo en cuenta numerosos factores de estilo de vida y salud, y otras influencias no medidas, como cambios en los hábitos de consumo de alcohol o la ingesta específica de sodio y potasio.
Superación de las limitaciones
El estudio supera, según los autores, las limitaciones mediante varios avances metodológicos:
en primer lugar, abarca una amplia gama de niveles de consumo, desde leve a moderado hasta excesivo; en segundo lugar, incluye una de las mayores proporciones de mujeres participantes, número que permite análisis robustos y específicos por sexo que antes eran imposibles; en tercer lugar, captura de forma única los cambios en el consumo de alcohol a lo largo de períodos de seguimiento prolongados, lo que proporciona una perspectiva longitudinal de la relación y, en cuarto lugar, proporciona estimaciones del efecto específico de cada bebida nunca antes disponibles en contexto.
Las mejoras metodológicas representan, en conjunto, un avance sustancial en la base de evidencia para comprender las relaciones entre el alcohol y la PA con el fin de llenar lagunas de conocimiento que persistieron durante décadas.
Conclusiones categóricas
Por último, las conclusiones remarcan la asociación entre el consumo de alcohol con la reducción dosis-dependiente de la presión arterial, incluso entre los bebedores de leve a moderado, tanto en mujeres como en hombres.
La asociación del consumo habitual de alcohol de reciente inicio con la presión arterial elevada en ambos sexos, alcanzó efectos pronunciados en consumos más altos.
Los hallazgos respaldan las recomendaciones de salud pública que promueven el abandono del alcohol como enfoque no farmacológico para el control eficiente de la PA. El relevante beneficio observado, incluso entre los bebedores de leve a moderado, subraya el valor potencial de las estrategias de reducción del consumo de todas las bebidas con alcohol con el fin de promover la salud cardiovascular.
* Journal of the American College of Cardiology
Blood Pressure After Changes in Light-to-Moderate Alcohol Consumption in Women and Men: Longitudinal Japanese Annual Checkup Analysis
Takahiro Suzuki, Sho Fukui, Daisuke Yoneoka, Jiro Aoki, Takeo Fujiwara
22 de octubre, 2025
https://www.jacc.org/doi/full/10.1016/j.jacc.2025.09.018
Nota aSNC
Estudio aprobado por el editor, aún en fase de revisión externa a cargo de especialistas.
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