por Luis Rafael Moscote-Salazar ~
Comentario exclusivo
El síndrome de enclaustramiento, también conocido como síndrome de cautiverio, síndrome protuberancial central, desconexión cerebro-bulbo-espinal o locked-in syndrome (LIS) es considerado una de las entidades neurológicas más devastadoras y, a la vez, menos estudiada en lo que respecta al espectro de los trastornos del estado de conciencia.
El retraso en el diagnóstico y en la implementación de la estrategias terapéuticas puede deberse a que tiende a confundirse fácilmente con estados comatosos o vegetativos.
El caso clínico Sindrome de Enclaustramiento: Reporte de un Caso *, documenta una situación clínica infrecuente que afecta a pacientes con lesiones de fosa posterior y deterioro del sensorio con el objetivo de poner en relieve la necesidad de una evaluación neurológica cuidadosa, con enfoque topográfico y funcional.
Los autores, encabezados por el Dr. Racca Velásquez, presentan el caso de un paciente descrito que desarrolló un LIS clásico como consecuencia de una hemorragia cerebelosa con compresión de estructuras del troncoencefálico; es de destacar que el escenario clínico complejo requirió intervención neuroquirúrgica y soporte intensivo.
La paulatina mejoría neurológica observada en el seguimiento progresivo del paciente refuerza el mensaje que ratifica como posible la recuperación funcional parcial si se brinda un abordaje multidisciplinario, humanizado y sostenido en el tiempo, incluso en los casos críticos.
Es importante mencionar que la tecnología ha comenzado a jugar un papel protagónico. Las incorporaciones de interfaces cerebro-computadora, neuroprótesis del habla y herramientas de asistencia para la movilidad y la comunicación, transforman el paradigma terapéutico del LIS, permitiendo no solo prolongar la vida de los pacientes, sino también mejorar su calidad de manera siginificativa.
Por otro lado, considero relevante mencionar que el informe tiene como objetivo recordar que, aun ante cuadros clínicamente limitantes, el diagnóstico precoz, el tratamiento oportuno y el abordaje empático del enfermo y su familia son determinantes.
El tratamiento del LIS no solo exige habilidades clínicas, sino también una sensibilidad ética que será decisiva durante todo el manejo de los pacientes, debido a que permanecen conscientes, muchas veces sin poder manifestarse. La identificación y digna asistencia no es solo un acto médico, sino también un imperativo humano y noble de nuestra práctica cotidiana.
Esperamos que la experiencia descripta por los autores represente un apoyo tanto a profesionales en formación como para médicos asistenciales. El caso clínico fomenta el reconocimiento y abordaje de esta compleja pero no irrecuperable entidad neurológica.
~ Luis Rafael Moscote-Salazar
Doctor en Medicina, Universidad Libre de Barranquilla, Colombia; especialista en Neurocirugía, Universidad de Cartagena de Indias, Colombia.
Integra la Red Latino, la Organización Latinoamericana de Trauma y Cuidados Intensivos Neurológicos y la Asociación Colombiana de Neurocirugía.
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* Informe original
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