Las personas con enfermedad de Parkinson temprana que sostienen actividad física con caminatas, tareas domésticas y actividades recreativas, al cabo del tiempo tienen la posibilidad de mantener una mejor memoria y atención como así también retrasar los cambios cerebrales.
El ensayo publicado la revista Neurology *, órgano oficial de la Academia Estadounidense de Neurología (AEN), muestra una asociación entre el ejercicio y el deterioro cognitivo en la enfermedad de Parkinson. Los autores aclaran expresamente que su trabajo no demuestra que el ejercicio prevenga la enfermedad, sino que la actividad puede enlentecer los cambios provocados por la enfermedad en las áreas del cerebro relacionadas con la memoria, la atención y el control emocional.
El autor principal, Pablo Mir de la Universidad de Sevilla, España, informá en un comunicado de la AEN que "mantenerse físicamente activo podría ayudar a proteger las habilidades de pensamiento en personas con Parkinson".
Participantes de la investigación
El estudio incluyó a 120 personas con Parkinson temprano con edad promedio de 61 años. Los participantes completaron cuestionarios sobre su actividad física durante cada uno de los cuatro años de seguimiento de la investigación; las preguntas consultaban intensidad, duración y frecuencia de las actividades, incluyendo las de ocio, entrenamientos y tareas domésticas.
Grupos de alta y baja actividad
Los investigadores organizaron dos grupos para incluir en ellos a los participantes con baja y alta actividad.
En la escala de cero a 793, aquellos con niveles bajos tuvieron una puntuación promedio de 126 en comparación con 229 de quienes demostraban niveles altos.
Los investigadores utilizaron imágenes por resonancia magnética (IRM) para rastrear los cambios en la estructura cerebral, centrándose en las áreas relacionadas con la memoria, la atención y el estado de ánimo, como la corteza temporal y parietal, el hipocampo y la amígdala.
Las dos IRM que, como mínimo, realizó cada participante permitió examinar durante el seguimiento la forma en que se relacionaba la actividad física con los cambios en la estructura cerebral y las habilidades de pensamiento.
Al inicio del estudio, el grosor cortical promedio para aquellos con actividad elevada era de 4,8 milímetros (mm) y de 4,7 mm para aquellos con bajos niveles. Al final del estudio, el grosor cortical pasó a ser de 4,9 mm en el grupo alto y de 4,63 mm en el bajo.
El volumen promedio del hipocampo al inicio del estudio para los pacientes con alto nivel de actividad era de 2223 milímetros cúbicos (mm3) y de 2185 mm3 para aquellos con actividad reducida. Al final del estudio, fue de 2234 mm3 para quienes mantenían alta actividad física y de 2112 mm3 para los pacientes con bajos niveles de actividad.
Limitaciones aceptadas
Eel estudio reconoce como limitación que la actividad física haya sido autodeclarada por los pacientes, factor menos fiable que los datos proporcionados por dispositivos portátiles. Además, el hecho de que los participantes atravesaran las primeras etapas de la enfermedad implicaría que los resultados podrían no ser aplicables a personas con Parkinson avanzado.
Alentadores resultados
Los investigadores ajustaron los factores que podrían influir en los resultados, como la edad, el sexo, la educación, los síntomas de depresión y la duración de la enfermedad de Parkinson. Descubrieron que las personas más activas presentaban una contracción más lenta de las áreas del cerebro implicadas en la memoria, el pensamiento y el estado de ánimo, incluidos los lóbulos temporal y parietal, el hipocampo y la amígdala.
Los cambios cerebrales ayudaron a explicar gran parte del beneficio observado en el pensamiento y la memoria, representados en el 37 % de beneficio máximo en la memoria y 20 % en la atención vinculados a la actividad física.
"El ejercicio puede no solo ayudar con los síntomas cotidianos, sino que también afectaría la progresión de la enfermedad de Parkinson, especialmente en las partes del cerebro que respaldan las funciones cognitivas clave en los pacientes con enfermedad de Parkinson", dijo Mir.
Si bien el texto convoca a la ejecución de nuevos ensayos, según los autores los resultados del suyo sugieren que la actividad física regular constituiría una forma fácil y económica de contribuir a la salud cerebral deteriorada por la enfermedad.
Nota aSNC
El estudio contó con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación de España, el Instituto Nacional de Salud Carlos III de España, la Unión Europea y otras entidades financiadoras. Pese a los notables respaldos, el accesx profesional de 24 horas al artículo completo requiere el pago previo de US$39.
* Neurology
Association of Physical Exercise With Structural Brain Changes and Cognitive Decline in Patients With Early Parkinson Disease
Patricia Diaz-Galvan, Pablo Franco-Rosado, Jesus Silva-Rodriguez, Sandra Castro-Labrador, Miguel A. Labrador-Espinosa, Laura Muñoz-Delgado, Michel J. Grothe, Pablo Mir
6 de agosto, 2025 [edición en línea]
9 de etiembre, 2025; Volumen 105 (5) [edición impresa]
https://doi.org/10.1212/WNL.0000000000213932
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