Los síntomas de depresión y ansiedad, componentes del estado emocional, pueden influir de manera significativa en la respuesta a las intervenciones dietéticas para el manejo del síndrome de intestino irritable.
El artículo que publica la revista Alimentary Pharmacology & Therapeutics * analiza la incidencia del estado emocional en las estrategias dietéticas para el tratamiento del síndrome de intestino irritable (SII). Con tal fin, investiga en particular la influencia de los puntajes registrados por la la escala de ansiedad y depresión hospitalaria (HADS, por sus siglas en inglés) relacionados con el abordaje dietético.
El estudio de cohorte incluyó 448 adultos con diagnóstico de SII predominante en diarrea o mixto.
Los pacientes reclutados correspondieron a derivaciones comunitarias u hospitalarias a los servicios de gastroenterología del Hospital Universitario de Tallaght, Dublin, Irlanda, cuya cobertura alcanza unas 400.000 personas.
Todos los participantes registraban ≥ 75 en el Sistema de Puntuación de Severidad del SII (IBS-SSS), procedimiento que mide la intensidad del dolor abdominal, distensión, satisfacción con el hábito intestinal y la interferencia de los síntomas en la calidad de vida.
En atención a que 500 representa el máximo puntaje de los registros, la reducción de 50 puntos o más es considerada por los profesionales como clínicamente significativa.
La cohorte estuvo compuesta por mayoría de mujeres (79%) con edades medias que rondaban los 42 años de edad.
Hallazgos principales
El 69.9% de los participantes presentaba puntajes de ansiedad elevados (HADS-A ≥8) y el 39.3% de depresión importante (HADS-D ≥8).
Los autores remarcan la trascendencia de haber encontrado que las personas con puntuaciones altas de depresión tenían riesgos notablemente inferiores de responder al tratamiento dietético en comparación con aquellos con puntuaciones más bajas (43.8% vs. 64.0%, equivalente a 76 de 173 pacientes frente a 175 de 273, respectivamente).
La diferencia fue observada con notoriedad en los pacientes que al inicio del estudio manifestaban síntomas leves y moderados de SII.
Metodología del tratamiento
La primera de las dos etapas de implementación del tratamiento siguió las pautas aprobadas por la Asociación Dietética Británica (British Dietary Association - BDA) y el Instituto Nacional de Excelencia en Salud y Atención (National Institute for Health and Care Excellence - NICE).
La fase inicial incluía recomendaciones sobre el consumo de comidas regulares pequeñas, mantener una hidratación adecuada, reducir la ingesta de frutas y evitar cafeína, alcohol y bebidas carbonatadas.
Al cabo de tres meses, si los pacientes no mejoraban, recibían la propuesta de comenzar la segunda etapa caracterizada por la aplicación de una dieta baja en FODMAPs (oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y polioles fermentables).
Diferencias por intervención
El estudio resalta la variación en la respuesta según el tipo de intervención dietética suministrada a la cohorte.
La diferencia en la eficacia del tratamiento asociada con los síntomas depresivos en especial quedó de manifiesto en la intervención con las pautas de la BDA, mientras que en los pacientes con diferentes niveles de depresión no se encontraron diferencias significativas en la respuesta a la dieta baja en FODMAPs.
En base a sus hallazgos, los autores sugieren que el impacto de los síntomas depresivos en la respuesta al tratamiento podría depender del tipo específico de intervención dietética implementada.
Repercusión de los síntomas
La respuesta al tratamiento dietético varió notablemente según la severidad de los síntomas del SII y los puntajes de depresión.
En pacientes con síntomas leves o moderados, los puntajes bajos de depresión lograron tasas de respuesta de significativa superioridad respecto a quienes presentaban puntajes altos (80.0% contra 12.5% para síntomas leves y 68.5% contra 34.6% para moderados). Los datos destacan la importancia de contemplar el estado psicológico en la planificación de intervenciones dietéticas.
El papel de la ansiedad
Asimismo, los niveles de ansiedad no tuvieron un impacto significativo en la respuesta al tratamiento dietético, pese a que los pacientes con puntajes altos de ansiedad presentaban síntomas más severos de SII al inicio del estudio.
La observación es particularmente relevante dado que estudios previos han sugerido que la ansiedad puede tener un efecto significativo en la manifestación de síntomas del SII a través de mecanismos de catastrofización y somatización.
Los casos excepcionales
Otro aspecto que destaca el estudio indica que en los pacientes con síntomas severos de SII los puntajes de depresión no afectaron la respuesta al tratamiento de manera significativa.
A modo de aclaración, los investigadores señalan que la gravedad sintomatológica podría motivar una mejor adherencia al tratamiento, con independencia del estado psicológico, aceptando que la suposición contradiría la tendencia general observada cuando los síntomas depresivos suelen asociarse con una menor adherencia al tratamiento.
El abordaje terapéutico
Los autores consideran que su investigación representa un avance significativo en la comprensión de la relación entre los trastornos mentales comunes y la eficacia del tratamiento dietético en el SII.
Respaldan la aseveración en los resultados descriptos por el artículo que subrayan la necesidad de un enfoque personalizado de los pacientes, considerando tanto los aspectos físicos como psicológicos de la enfermedad.
Al concluir, los especialistas remarcan que los hallazgos podrían ayudar a los profesionales de la salud a planificar tratamientos más eficaces y personalizados para los pacientes con SII, teniendo en cuenta su perfil psicológico como factor importante en la predicción de la respuesta al tratamiento dietético. Además, sugieren la posibilidad de implementar intervenciones que combinen tanto los aspectos dietéticos como psicológicos del trastorno.
* Alimentary Pharmacology & Therapeutics
Impact of HADS Anxiety and Depression Scores on the Efficacy of Dietary Interventions for Irritable Bowel Syndrome
Anthony O'Connor 1, Sarah Gill 2, Elaine Neary 2, Sarah White 2, Alexander C Ford 3 4
Filiación de las autoras/es:
1- Department of Gastroenterology, Trinity College Dublin, Tallaght University Hospital, Dublin, Irlanda.
2- Department of Clinical Nutrition, Trinity College Dublin, Tallaght University Hospital.
3- Leeds Gastroenterology Institute, Department of Gastroenterology, St James's University Hospital, Leeds, Reino Unido.
4- Leeds Institute of Medical Research at St. James's, Department of Gastroenterology, University of Leeds, Leeds.
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