Los investigadores del Laboratorio de Neurobiología de Insectos (CENEXA-CREG) que habían reportado la presencia de una mutación génica en los mosquitos Aedes aegypti resistente a los insecticidas, encontraron que 5 años después no son una sino tres las mutaciones extendidas en el área metropolitana de Buenos Aires.
La redacción del presente informe fue realizada en base a la nota del Portal Investiga de la Universidad Nacional de La Plata, provincia de Buenos Aires, Argentina.
Agencia Sistema de Noticias Científicas, SIIC
En un contexto de muy probable epidemia de dengue en la próxima temporada estival, el hallazgo alerta sobre la eficacia de la fumigación para el control de brote.
El grupo de investigación dirigido por Sheila Ons *, bióloga graduada de la UBA, investigadora del CONICET, explica que “hacemos uso de la bioinformática, la biología molecular y la fisiología de insectos con la idea de conseguir herramientas de control de insectos con bajo impacto ambiental. Hay dos líneas centrales: la fisiología del sistema endocrino de los insectos y la detoxificación que incluye la resistencia a los insecticidas."
Los estudio llevados a cabo en vinchucas, y desde hace unos años también en mosquitos, buscan responder por qué los insectos se vuelven resistentes a los insecticidas. Los investigadores centran su trabajo en el mosquito vector del dengue, zika y chicungunya: el Aedes aegypti. Para tal fin, trabajan en colaboración diversos grupos de investigación que integran la Red Argentina para el Estudio de la Resistencia a Plaguicidas de Uso en Salud, junto con ANMAT y el Ministerio de Salud de la Nación.
La Dra. Ons advierte que “se esperan este año muchos casos de dengue y la evidencia de resistencia en las poblaciones del mosquito vector, el Aedes aegiypti, es muy grande en nuestra Provincia [Buenos Aires]. Se sabe que los insectos son muy adaptables al ambiente porque tienen mucha descendencia que puede tener distintas mutaciones que les otorga plasticidad para responder a las presiones cambiantes del entorno”.
Los únicos insecticidas que están aprobados por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) de la Argentina para uso domiciliar y sanitario son los piretroides, por su aceptable grado de toxicidad.
Las mutaciones hacen que la interacción con el piretroide sea más difícil, haciendo que la dosis habitual de insecticida sea insuficiente para matarlo, razón que requiere dosis cada vez más altas.
Los piretroides actúan sobre los canales de sodio, conjuntos de proteínas que controlan el paso de iones de sodio a través de las membranas celulares del sistema nervioso de los insectos.
La proteína forma un canal que se abre y cierra habilitando el pasaje de iones; es decir, queda involucrada en la trasmisión del impulso nervioso. Cuando el piretoride interactúa con el canal de sodio, al dejarlo abierto, bloquea los impulsos nerviosos normales. La doctora Ons sintetiza el mecanismo: "sencillamente, lo ´noquea´”.
En los mosquitos Ae. aegypti, existen mutaciones sobre el canal de sodio que han sido identificadas con la resistencia a los insecticidas piretroides; tres de esas mutaciones acontecieron en Brasil, Estados Unidos, México, Colombia y Venezuela.
Hasta hace un año, sin embargo, la presencia de estas mutaciones no había sido documentada en Argentina. Los investigadores del Laboratorio de Neurobiología de Insectos estudiaron mosquitos que habían sido recolectados en 2018 en distintas localidades de la Provincia de Buenos Aires, Jujuy y Salta.
El trabajo publicado en 2023 que documenta la investigación da cuenta que gran parte de los insectos recolectados en el Norte argentino tenían dos mutaciones en simultáneo, mientras que un porcentaje alto de los mosquitos de la provincia de Buenos Aires tenía una y otros ninguna.
Pero la situación del dengue en la región empeoró de manera notable a partir de 2018, superando cinco años después todos los brotes anteriores.
Desde entonces, en el Laboratorio de Neurobiología de Insectos se focalizaron en recolectar y estudiar mosquitos del Área Metropolitana de Buenos Aires más la ciudad bonaerense de Pergamino, en colaboración con el ANLIS Malbrán y el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires.
En el segundo trabajo, y a diferencia de lo ocurrido con los mosquitos de 2018, encontraron que las dos mutaciones que les confieren resistencia tienen presencia en toda el área, excepto Pergamino. Incluso encontraron también que la tercera mutación también se encuentra en la Provincia.
La causa de la resistencia
Entre las hipótesis principales del grupo, las fumigaciones fueron consideradas causantes de la mayor presencia de mutaciones por imponer una mayor presión de selección sobre las poblaciones con la consiguiente selección de las variantes resistentes.
Como el uso de insecticidas aumenta con los casos de dengue los investigadores correlacionaron la cantidad de casos reportados en cada lugar de muestreo con la frecuencia de las mutaciones. El elocuente resultado muestra que las localidades con mayor cantidad de casos registran más mosquitos resistentes.
¿Cuánto más resistentes son los nuevos mosquitos mutantes? Los dos parámetros que se emplean en el laboratorio para cuantificar cuánto más resistentes son los mosquitos portadores de estas mutaciones evaluaron la respuesta toxicológica, mediante la recolección de huevos en las zonas muestreadas, para que una vez convertidos en mosquitos adultos fueran expuestos a una dosis establecida de piretroides (dosis discriminante) para contabilizar cuántos sobreviven.
Reversión de las mutaciones
“En presencia de piretroides en el ambiente, las mutaciones le confieren una ventaja al mosquito, pero a su vez son desventajosas en ausencia del insecticida. Así, en un ambiente libre de piretroides, la resistencia debería ir desapareciendo”, explica Ons.
Sin embargo, la condición de eliminar el insecticida por completo no es simple de conseguir: “en el estado de San Pablo, en Brasil, luego de dejar de usarlo por 10 años para las fumigaciones sanitarias, encontraron que las mutaciones seguían presentes. La causa de podría deberse a que el uso de piretroides, doméstico o en la agricultura, no se discontinuó.”
El uso de otros insecticidas, como los organofosforados – de gran impacto ambiental- no están aprobados en la Argentina. Al respecto, Ons aclara: “los anfibios y los insectos polinizadores son especialmente sensibles a los tóxicos presentes en el ambiente. Por eso, nuevos insecticidas, distintos a los piretroides y de menor costo ambiental, se encuentran en desarrollo y evaluación. En el grupo del CREG tenemos investigaciones en curso, aunque aún faltan estudios de campo, y también inversión”.
Mientras tanto, Ons es muy clara en su recomendación: “lo ideal es hacer un manejo integrado, usando otras estrategias antes de llegar a los insecticidas. El descacharrado, que deja al mosquito sin lugares de cría, es fundamental. Las fumigaciones deben reservarse sólo como modo de control de brotes, y no hacerse durante la temporada de mosquitos. Además de evitar el impacto ambiental que conlleva, esto nos ayuda a que las poblaciones no sean resistentes, de modo de contar con una medida efectiva en el caso de declararse la emergencia”.
* Sheila Ons, doctora en Neurociencias, diplomada en Estudios Avanzados (Maestría), licenciada en Biología.
Graduada de la UBA, doctorada en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Investigadora Principal del CONICET con desempeño actual en el Laboratorio de Neurobiología de Insectos de las facultades de Ciencias Exactas (CREG) y Ciencias Médicas (CENEXA) de la Universidad Nacional de La Plata.
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