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México: juzgan imprescindible abordar la depresión en el embarazo para evitar sus múltiples consecuencias nocivas
Salud Mental; Hermosillo, México, 2 Agosto 2024

Informe actualizado; 2 de agosto, 2024.
aSNC

La elevada prevalencia de síntomas depresivos durante la gestación pasan desapercibidos en buena parte de las pacientes y profesionales de la salud por factores como el desconocimiento de su existencia y la cultura predominante que impone a la mujer supuestas ´normalidades naturales.

El trabajo publicado en la revista Salud Mental * aborda la prevalencia de síntomas depresivos en pacientes embarazadas con el fin de crear las bases para su prevención, detección y tratamiento durante la gestación. 

La.depresión como un trastorno caracterizado por el predominio de un estado de ánimo disminuido o irritable, con síntomas posibles como disminución significativa del interés o el placer en mantener actividades, culpa excesiva o inapropiada, sentimientos de inutilidad, desesperanza, falta de motivación, descenso o aumento de peso, mayor o menor apetito, retardo psicomotor, insomnio o hipersomnia. 

La depresión, en el contexto del embarazo, puede tener importantes repercusiones en el autocuidado y desarrollo del bebé, con complicaciones que pueden ocasionar comorbilidades e incluso la muerte materna por suicidio e incluso la muerte del binomio madre-bebé.
Según el artículo, la prevalencia y las tendencias de ideación suicida y/o autolesión intenciona) entre las mujeres embarazadas siguen mal descriptas. La ideación suicida y la autolesión intencional, un año antes y después del parto, aumentaron significativamente entre 2006 y 2017. Aquellas con depresión, tuvieron escaladas mayores.
Otras posibles consecuencias abarcan el parto prematuro, el uso de sustancias, la depresión continua y la ansiedad.

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Hospital materno-infantil HIES/HIMES, Hermosillo, Estado de Sonora, México

Cualquier resultado, indiscutiblemente tendría un impacto severo en el entorno de la mujer. En un estudio realizado en la ciudad de Hermosillo, México, las pacientes con diagnósticos de trastorno depresivo mayor y trastorno depresivo persistente que habían intentado suicidarse representaron el 30% y 14%, respectivamente. Aunque la investigación comprendió  hombres y mujeres, resaltó la gran influencia de los trastornos depresivos en un posible desenlace fatal .

En el contexto del embarazo, la depresión puede tener importantes repercusiones sobre el autocuidado materno y sobre el niño en desarrollo. Las mujeres deprimidas tienen mayor riesgo de descuidar su embarazo, con incumplimiento de la atención prenatal, en comparación con las que no padecen el trastorno. 

El estrés vital, las exigencias físicas y emocionales de la maternidad y el cuidado de un nuevo bebé, así como los cambios hormonales que se producen durante y después del embarazo, pueden contribuir al desarrollo de la depresión perinatal.
La depresión puerperal, como trastorno bien conocido e investigado cuyo comienzo antes del parto afecta alrededor del 50% de los episodios depresivos mayores de la enfermedad. Sin embargo, son pocos los registros sobre la sintomatología durante la gestación.

Las mujeres embarazadas deprimidas tienen mayor riesgo de descuidar su embarazo, abandonar los cuidados prenatales o no realizarlos adecuadamente, o no seguir las instrucciones médicas o seguirlas erróneamente. 

Además, están más expuestas a posibles abusos de sustancias como tabaco, alcohol y drogas en general, lo que puede afectar el resultado obstétrico, con importantes repercusiones en el binomio. A su vez, algunos síntomas depresivos como la anorexia o la hiporexia, pueden alterar algunos aspectos del embarazo y contribuir a resultados adversos; por ejemplo, el aumento de peso esperado. 

Existe un infradiagnóstico de la depresión desde las primeras etapas del embarazo. Pese a que la 5ª edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) menciona específicamente a la depresión perinatal como “trastorno depresivo mayor con inicio periparto”, no la diferencia de un trastorno depresivo en otros contextos.
En la Introducción de su artículo, los autores señalan que la imprecisión representa un límite relevante por las consecuencias de los efectos de la depresión perinatal respecto a otros subtipos de trastornos depresivos. 

La depresión posparto es un tema generalmente mejor explorado que la depresión durante el embarazo. Sin embargo, el estudio da cuenta que alrededor del 50% de los episodios depresivos mayores posparto comienzan antes del parto. 

La Quinta Edición, Revisión de Texto del DSM-5-TR, indica expresamente que alrededor del 9% de las mujeres experimentarán un episodio depresivo mayor entre la concepción y el nacimiento. 

Otro estudio mexicano de 2004 llevado a cabo en el Instituto Nacional de Perinatología registró una prevalencia de depresión probable del 17.8% en mujeres embarazadas atendidas por el centro especializado de la Ciudad de México.

Población evaluada
Los autores determinaron la prevalencia de síntomas depresivos en embarazadas atendidas en el servicio de obstetricia del hospital especializado en atención materno-infantil HIES/HIMES de Hermosillo, Estado de Sonora, México, que brinda atención secundaria y terciaria de salud con un promedio de 4000 partos por año.

Las mujeres de la evaluación fueron seleccionadas mediante muestreo no probabilístico por casos consecutivos. 
Los autores crearon un protocolo de atención centrado en la detección y el tratamiento de la depresión durante la gestación.

El estudio observacional, descriptivo, transversal y prospectivo comprendió 168 embarazadas que cursaban el segundo o el tercer trimestre de gestación, sin antecedentes ni tratamientos por trastornos afectivos.

Los análisis se realizaron con el respaldo de la Escala de Depresión Perinatal de Edimburgo (EPDS), cuestionario autoadministrado que evalúa el estado afectivo en las últimas 2 semanas que brinda información sobre sintomatología depresiva pero no un diagnóstico definitivo de depresión. La escala ofrece 10 ítem, cada uno de los cuales describe un síntoma de depresión específico, con una puntuación total de 0 a 30. El valor de corte para identificar a las embarazadas con síntomas depresivos considerables fue de 14.

El estudio incluyó un cuestionario clínico y demográfico para obtener información sobre los antecedentes clínicos y gineco-obstétricos, como así también por consumo de tabaco, alcohol o drogas ilícitas.

Resultados
Las pacientes se dividieron en tres grupos etarios (de 14 a 19 años, de 20 a 29 y de 30 años o más). Casi el 60% pertenecían al segundo, con una importante proporción de embarazadas adolescentes (21,4%). 

La mayoría tenía pareja estable y refirió que el embarazo había sido planeado y deseado. La mitad de las participantes tenían educación secundaria. El 54,2% refirió antecedentes de violencia de género. La prevalencia global de síntomas depresivos fue de 14,3% (24 mujeres).

La mitad de las mujeres que manifestaron síntomas depresivos refirieron tener uno o dos parejas sexuales; alrededor de 35% eran primigestas. Tres eran hipertensas y otras tres padecían diabetes tipo 2; dos informaron antecedentes de sífilis tratada e hipotiroidismo en otras dos. Sólo 7 pacientes con sintomatología depresiva registraban pesos normales y el resto se encontraba dentro del rango de sobrepeso u obesidad. 

Con respecto al consumo de sustancias, todas mencionaron ignorar que estaban embarazadas la última vez que habían consumido. El cuestionario informó ingesta de alcohol en 13, tabaco en 10 y marihuana en 7.

Datos relevantes de la sintomatología
Otros autores informaron resultados similares a los obtenidos en este estudio. Alrededor del 54% de las pacientes con síntomas depresivos informaron algún tipo de violencia (física o psicológica) de sus parejas actuales o pasadas. Dos de ellas refirieron violencia por parte de sus parejas actuales. 

Otros trabajos citados en la Discusión observaron que las embarazadas con síntomas depresivos sufren un mayor nivel promedio de violencia que otros grupos de mujeres gestantes. 

Si bien en esta investigación no utilizó un instrumento específico para evaluar el tipo de violencia, la mayoría describió violencia psicológica: insultos durante discusiones, prohibición de utilizar cierto tipo de vestimentas, tener amigos varones, revisión de teléfonos celulares o de las redes sociales, etc.

Diversos autores informan que la exposición a violencia doméstica en al menos una ocasión aumenta el riesgo de depresión posparto hasta tres veces. 

Conclusiones 
Los investigadores del estudio señalan que la violencia física o sexual podría dar lugar a embarazos no deseados, mientras que la psicológica aumentaría la vulnerabilidad emocional, la baja autoestima o el malestar de las víctimas.

Un dato que remarcan corresponde a la elevada incidencia de embarazadas con sobrepeso u obesidad (70,8%) y síntomas depresivos, aunque afirman que el hallazgo se debe analizar con precaución debido a que en el momento del estudio no se disponía de información sobre la evolución del peso de las pacientes.

Los autores destacan que todas las mujeres con sintomatología depresiva informaron que sus síntomas habían sido minimizados con expresiones como que eran "normales" e incluso que debían "aguantarse” porque era "lo previsible en su estado".  

En coincidencia con otras investigaciones, el artículo aclara que es frecuente la minimización o desatención de los síntomas por parte de las mujeres, puesto que se les inculcó el cumplimiento de exigencias sociales atribuibles al embarazo, según la cultura predominante.

La prevalencia de sintomatología depresiva es alta durante el embarazo y pasa desapercibida por diversas razones; entre la que sobresale la falta de búsquedas sistemáticas de sus manifestaciones. 

Los autores concluyen que es imprescindible trabajar en la prevención, detección y tratamiento, por acarrear múltiples consecuencias a nivel del binomio madre-hijo, familiares y sociales.

 

* Salud Mental
Sintomatología depresiva en embarazadas atendidas en el Hospital Infantil del Estado de Sonora
César Dalí González-Gastélum, Luis Daniel Ávila-Gámez, Claudia Iveth Briseño-Robles, Norma Carolina Morales-García, Ana Irais Becerra-Durand, Mauricio Frías-Mendívil
 Vol. 47 Núm. 1, 2024
DOI: https://doi.org/10.17711/SM.0185-3325.2024.003


Filiación de los autores según el orden de sus menciones:
Servicio de Psiquiatría, Hospital Psiquiátrico “Cruz del Norte”, Hermosillo, México.
Servicio de Psiquiatría, Hospital CIMA, Hermosillo, México.
Servicio de Psiquiatría, Hospital Psiquiátrico “Cruz del Norte”, Hermosillo, México.
Servicio de Psiquiatría, Hospital Psiquiátrico “Cruz del Norte”, Hermosillo, México.
Servicio de Ginecología y Obstetricia, Hospital Infantil del Estado de Sonora, Hermosillo, México.
Dirección de Enseñanza, Investigación y Calidad, Hospital Infantil del Estado de Sonora, Hermosillo, México.
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