Las fracturas por fragilidad tienen un impacto considerable en la vida de las mujeres con osteoporosis posmenopáusica; en especial, los ocasionados por el dolor como factor incapacitante para realizar las actividades cotidianas, limitador de la independencia personal y agente perturbador del estado emocional.
El estudio publicado en la Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral * ofrece información sobre el efecto de la osteoporosis posmenopáusica (OPM) en mujeres que experimentaron una fractura por fragilidad (FF), tras investigar y analizar aspectos sociodemográficos y clínicos de la población afectada, la independencia, la influencia sobre el trabajo y su calidad de vida en general.
La principal consecuencia de la osteoporosis radica en las FF producidas por un impacto de trayectoria reducida como, por ejemplo, la caída desde una altura correspondiente a la bipedestación.
Varios estudios indican que, tras una primera fractura, el riesgo de sufrir otras a corto plazo aumenta hasta 5 veces, con la posibilidad de desencadenar una espiral de dependencia sanitaria, incremento de los gastos asistenciales y disminución de la calidad de vida. No obstante, las tres cuartas partes de las pacientes no reciben ningún tratamiento para prevenir nuevas FF.
El miedo a una nueva fractura es un motivo de estrés para las personas que las padecieron y a menudo expresan varias preocupaciones, como el temor a la incapacidad para realizar sus tareas de manera adecuada, de asearse sin ayuda o la incertidumbre respecto al futuro. Los autores del estudio indagaron aspectos sociodemográficos y clínicos de las mujeres con OPM que experimentaron una FF para evaluar su impacto en la vida cotidiana.
Metodología y población evaluada
La investigación quedó reflejada en un cuestionario dirigido a mujeres adultas, mayores de 50 años, con OPM, que hubieran sufrido al menos una factura por fragilidad.
La encuesta de 33 preguntas organizadas en 6 grupos incluía:
1) variables sociodemográficas;
2) datos clínicos;
3) información relacionada con la necesidad de cuidados posteriores a la fractura;
4) productividad laboral;
5) impacto de la fractura en la vida diaria y
6) disposición a pagar por recuperar la condición previa a la fractura.
Además, un cuestionario específico validado en castellano (QUALEFFO-31) analizó la calidad de vida en mujeres con osteoporosis. Estaba dividido en tres dominios que examinaban la presencia de dolor, la función física y la función mental.
Datos demográficos y clínicos
Participaron 120 mujeres con OPM que previamente habían sufrido una FF o más. La media de edad fue de 62 años. Entre los diferentes tipos de fracturas informados, las más frecuentes fueron las de la extremidad distal del radio, y en segundo lugar, las vertebrales.
Impacto de la fractura en la vida diaria
En general, el dolor fue el síntoma posterior a la fractura más frecuente (71,7%), seguido de la dificultad para realizar actividades cotidianas y los problemas de movilidad.
Algo más del 40% de las participantes refirió que la fractura había tenido un impacto sobre su vida emocional. En general, la mayoría había experimentado pérdida de la calidad del sueño y ansiedad; además, informaron depresión, mal humor, estrés y disminución de la autoestima.
Tras sufrir la fractura por fragilidad, más de la mitad de las encuestadas necesitaron cuidados profesionales o de familiares durante su recuperación y 4% debieron ingresar a un centro de recuperación.
Más del 60% de las mujeres eran trabajadoras activas cuando se produjo la fractura y tres cuartas partes de ellas afirmaron que la fractura había afectado su vida laboral, con licencias temporales en alrededor del 70% de los casos. Un porcentaje considerable informó incapacidad permanente después de una media de 23 meses desde la fractura; también refirieron reducción de la jornada laboral o de pérdida del empleo.
En un escenario hipotético en el que las afectadas pudieran pagar por recuperar su situación anterior a la fractura, la mayoría expresó que el precio más alto lo pagarían en por de recuperar la capacidad para realizar las actividades cotidianas y su estado emocional previo a la lesión.
Conclusiones y propuestas
Para los autores, los resultados demuestran que las FF no solo impactaron en el plano físico, sino también en el emocional. El dolor y el estado psicológico fueron dos dimensiones de la calidad de vida relacionada con la salud muy afectadas y que invitan a re¬flexionar sobre el abordaje adecuado de la enfermedad.
Con anterioridad se había informado que el dolor es uno de los dominios más alterados en mujeres con OPM que han sufrido fracturas y en algunos casos, es una secuela a largo plazo que continúa informándose varios años después de la lesión original.
El impacto del síntoma y la afectación física fue evidente en las mujeres que habían experimentado FF. A pesar de ello, la función mental fue el dominio donde se observó una peor calidad de vida. En coincidencia con estudios previos llevados a cabo con mujeres posmenopáusicas con osteoporosis, en esta investigación la ansiedad fue uno de los principales signos de afectación emocional.
El miedo a presentar una nueva fractura ósea fue una de las principales preocupaciones que expresaron las mujeres encuestadas. En relación con ello, los autores afirman que la prevención secundaria debería desempeñar un papel clave y destacan que la mayoría de las personas que registran antecedentes de FF no reciben evaluaciones ni tratamientos para reducir el riesgo de un segundo evento.
Varios informes estimaron que apenas el 28% de las mujeres españolas recibe algún tratamiento preventivo en el año posterior a la fractura inicial y que su cumplimiento no alcanza el 35%.
Para los investigadores, es fundamental valorizar los aspectos principales que preocupan a las pacientes para prevenir y optimizar el abordaje de las FF. Debido a su repercusión sobre la calidad de vida, es importante aumentar los esfuerzos para optimizar el abordaje de la patología y la prevención secundaria con el fin de reducir los riesgos y evitar sus consecuencias.
* Revista de Osteoporosis y Metabolismo Mineral
Impacto de las fracturas por fragilidad en mujeres españolas con osteoporosis posmenopáusica
Íñigo Etxebarria 1, José Ramón Caeiro 2, Francisco Jesús Olmo Montes 3, María Jesús Moro-Álvarez 4, Pilar Peris 5, Teresa Pareja 6, José Manuel Cancio 7, Antonio Naranjo 8, Verónica Pérez del Río 9, Esteban Jódar 10, Manuel García Goñi 11, Josep Vergés 12, Stefano Maratia 13, Ignasi Campos Tapias 14, Laura Benedito-Palos 15, Susana Aceituno 15 16 de enero, 2024
http://dx.doi.org/10.20960/RevOsteoporosMetabMiner.00018
Filiación de los autores/as:
1- Servicio de Traumatología. Hospital Alto Deba. Gipuzkoa.
2- Servicio de Traumatología. Hospital Clínico Universitario de Santiago. Santiago de Compostela, A Coruña.
3- Servicio de Medicina Interna. Hospital Universitario Virgen de la Macarena. Sevilla.
4- Sección de Medicina Interna. Hospital Central Universitario Cruz Roja "San José y Santa Adela". Madrid.
5- Servicio de Reumatología. Hospital Clínic de Barcelona. Barcelona.
6- Servicio de Geriatría. Hospital Universitario de Guadalajara. Guadalajara.
7- Servicio de Geriatría. Badalona Serveis Assistencials. Badalona, Barcelona.
8- Servicio de Reumatología. Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín. Gran Canaria.
9- Servicio de Traumatología. Hospital Regional Universitario de Málaga. Málaga.
10- Servicio de Endocrinología. Hospital Universitario Quirón de Madrid. Madrid.
11- Departamento de Economía Aplicada, Estructura e Historia. Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Universidad Complutense de Madrid. Madrid.
12- Asociación Española con la Osteoporosis y la Artrosis (AECOSAR).
13- UCB Pharma S.A. Madrid.
14- Amgen S.A. Barcelona.
15- Outcomes’10, S.L.U. Castellón de la Plana.
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