La escasez de camas y recursos de las unidades de cuidados intensivos profundiza las desigualdades que padecen las zonas rurales de Estados Unidos. La pandemia de Covid-19 intensificó tanto las restricciones como las disparidades entre las poblaciones rurales y urbanas.
El comentario publicado en la revista The Lancet Respiratory Medicine * describe la infraestructura de cuidados intensivos rurales de EE.UU. y sugiere a los responsables de las políticas sanitarias perfeccionar los apoyos a las áreas de cuidados intensivos rurales aprovechando los avances en la prestación de atención médica a distancia y las experiencias de otros países.
Diagnóstico dela situación
Para los autores, las soluciones integrales deben contemplar que las unidades de cuidados intensivos de las comunidades rurales cuentan en la actualidad con 1,7 camas por cada 10.000 habitantes, cifra equivalente a casi la mitad de las urbanas (2,8 camas por 10.000).
La falta de infraestructura, sumada a factores como mayor prevalencia de comorbilidades, menor cobertura de seguro médico y una amplia población de adultos mayores, provocaron una crisis que compromete la atención de pacientes críticos.
Las estrategias propuestas abarcan la expansión del Medicaid, el aumento de la fuerza laboral sanitaria, el uso de la telemedicina e innovadores sistemas de pago, basados en los avances recientes en la prestación de servicios médicos y lecciones de otros países.
Consecuencias sanitarias
A pesar de los esfuerzos pasados por mejorar la salud rural, el cierre de los hospitales rurales continúa a un ritmo alarmante; la situación restrictiva de acceso a la atención intensiva contribuye al aumento de las tasas de mortalidad. La pandemia de COVID-19 intensificó aún más estas disparidades geográficas.
El aumento de la mortalidad asociado a la escasez de servicios comunitarios de cuidados críticos exacerba las disparidades geográficas.
La mayor prevalencia de comorbilidades en las comunidades rurales, los niveles socioeconómicos más bajos, la baja cobertura de los seguros de salud y un mayor porcentaje de adultos mayores de 65 años, representan desafíos que acentúan la demanda creciente de unidades de cuidados intensivos en contraposición con la merma de recursos para brindar servicios.
Si bien consideran que el mismo problema afecta a otros países, los autores destacan iniciativas prometedoras implementadas fuera de Estados Unidos. En cuanto a sugerencias, consideran que las autoridades deberían abordar esta crisis multifacética mediante políticas superadoras de la legislación actual que, pese a los nuevos hospitales de emergencia rural instalados en localidades remotas, no resuelve integralmente la creciente escasez de cuidados intensivos en dichas zonas.
Los modelos híbridos
Los autores proponen la adopción de modelos híbridos de unidades de cuidados intensivos, como así también reducir las poblaciones sin seguro y aumentar la fuerza laboral sanitaria.
La monitorización remota de pacientes (MRP) demuestra ser una forma económica de control a distancia y orientación especializada.
Los dispositivos MRP actuales pueden medir y transmitir con precisión información en tiempo real a proveedores internos y externos, incluidos datos de telemetría integrados y configuración de los respiradores.
El uso de MRP permite la coordinación con proveedores especializados tanto en la comunidad como en hospitales de atención terciaria más grandes para respaldar con precisión las consultas de telesalud y los servicios de tele-UCI.
Para los hospitales que no cuentan con intensivistas certificados, la expansión de los servicios MRP y tele-UCI ayudarían a preservar la capacidad de cuidados críticos y mitigar la escasez de proveedores.
En un modelo de UCI híbrido, el equipo de atención virtual compuesto por enfermeras e intensivistas puede monitorear y evaluar al paciente, ajustar las terapias y coordinar las consultas especializadas de telesalud.
El enfoque permitiría la liberación del equipo presencial para que se aboque a la administración de medicamentos y otras intervenciones necesarias.
La flexibilidad de la enfermería remota también podría aliviar los posibles compromisos de calidad provocados por la escasez de profesionales del área en los hospitales rurales. Además, la integración de los datos de MRP con el registro médico automatizaría el ingreso de signos vitales, liberando aún más a los proveedores locales permitiéndoles atender mejor situaciones agudas y, en general, a los pacientes.
* The Lancet Respiratory Medicine
Improving rural intensive care infrastructure in the USA
Tarun Ramesh, Michael Klompas, Hao Yu
12 marzo, 2024
https://www.thelancet.com/journals/lanres/article/PIIS2213-2600(24)00031-6/abstract
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