La primera guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS) * para el manejo del dolor lumbar crónico (DLC) detalla recomendaciones y advertencias dirigidas a los trabajadores sanitarios que realizan la atención de rutina en centros de salud primaria y comunitaria.
La incidencia global de la dolencia que actualmente alcanza las 619 millones de personas y alcanzaría los 843 millones en el 2050, motivó las directrices de la OMS que, entre otros temas, destacan el impacto de la discapacidad y sus costos asociados, plantean la necesidad de intervenciones integrales basadas en la evidencia científica, recomienda programas educativos, ejercicios, terapias físicas y psicológicas y recomiendan la suspensión de medicamentos opioides o intervenciones quirúrgicas.
La guía pretende tratar el DLC de manera equitativa y efectiva, subrayando la importancia de una atención personal y coordinada para mejorar la calidad de vida y prevenir consecuencias socioeconómicas adversas.
Antecedentes de la dolencia
El DLC es la causa principal de discapacidad a nivel mundial. En el 2020, unas 619 millones de personas experimentaron DLC, cifra que implica un aumento del 60% en comparación con el registro de 1990.
Para el 2050, los casos de DLC aumentarían a 843 millones, con ascenso pronunciado en África y Asia, regiones donde la población crece y la esperanza de vida es mayor.
Los impactos personales y comunitarios, así como los costos asociados al DLC, son particularmente altos para las personas que experimentan síntomas persistentes.
El dolor lumbar crónico primario (supera los 3 meses y no se atribuye a una enfermedad subyacente u otra condición), representa el 90% de los casos vistos en atención primaria.
Puntos clave de la guía
La OMS sostiene que la atención al dolor lumbar, como principal generador de discapacidad a nivel global, debe ser prioritaria en aras de alcanzar la cobertura de salud universal. Además, señala que los países tienen la capacidad de abordar este desafío comúnmente subestimado mediante la integración de intervenciones esenciales y factibles, con el fortalecimiento paralelo de sus estrategias en el ámbito de la atención primaria de la salud.
A través de sus directrices, la OMS recomienda intervenciones no quirúrgicas para ayudar a las personas que experimentan DLC primario, Entre las que se encuentran:
• Programas educativos que respalden el conocimiento y las estrategias de autocuidado;
• programas de ejercicio;
• algunas terapias físicas, como la terapia manual de la columna vertebral y masajes;
• tratamientos psicológicos, como la terapia cognitivo-conductual;
• medicamentos del tipo antiinflamatorios no esteroideos.
La OMS delinea los principios fundamentales para la atención de adultos con DLC primario, con la recomendación que sea integral, personalizada, equitativa, no estigmatizante, no discriminatoria, integrada y coordinada.
Aconseja contemplar la interacción de factores físicos, psicológicos y sociales que pueden influir en la experiencia del DLC primario.
La guía subraya la necesidad de emplear un conjunto de intervenciones que aborden de manera integral el DLC primario de un individuo, en contraposición a la aplicación circunstancial de intervenciones individuales.
Enumera 14 intervenciones desaconsejadas que no deberían ofrecerse de manera rutinaria, ya que las pruebas disponibles indican que los daños potenciales probablemente superen los beneficios.
La OMS desaconseja intervenciones tales como:
• Fajas lumbares, cinturones y/o soportes;
• algunas terapias físicas, como la tracción (es decir, tirar de una parte del cuerpo);
• algunos medicamentos, como los analgésicos opioides, que pueden asociarse con sobredosis y dependencia.
Recomendaciones sin distinción
Pese a que el DLC es una condición común que experimenta la mayoría de las personas en algún momento de su vida, las guías de manejo clínico, en especial fueron dictadas en países de ingresos altos.
Las personas que experimentan dolor persistente, a menudo ven reducida su capacidad de participar en las actividades familiares, sociales y laborales, limitantes que pueden afectar negativamente su salud mental y generar costos sustanciales a las familias, las comunidades y los sistemas de salud.
Los países pueden necesitar fortalecer y transformar sus sistemas de salud y servicios para hacer que las intervenciones recomendadas sean accesibles, aceptables y estén disponibles a través de la cobertura de salud universal.
La implementación exitosa de las directrices dependerá de la comunicación de la salud pública sobre la atención adecuada para la dolencia, el fortalecimiento de la capacidad del personal para abordar el DLC, la adaptación de los estándares de la atención y la mejora de la atención primaria de salud, incluidos los sistemas de referencia.
Abordar el DLC requiere un enfoque integrado y personalizado a cada paciente. La intención supone considerar la situación específica de cada persona y los factores que pueden influenciar su experiencia de dolor.
Los especialistas de la OMS utilizan estas directrices como una herramienta para respaldar un enfoque integral para la atención del dolor lumbar crónico y mejorar la calidad, la seguridad y la disponibilidad de la atención.
Consecuencias extremas del DLC
El DLC afecta la calidad de vida y está asociado con comorbilidades y mayores riesgos de mortalidad. Los individuos que lo padecen, sobre todo los adultos mayores, son más propensos a experimentar pobreza, retirarse de manera prematura del mercado laboral con menores recursos a disposición.
Por otra parte, los adultos mayores tienen más probabilidades de experimentar eventos adversos producto de las intervenciones, lo que refuerza la importancia de adaptar la atención a las necesidades de cada individuo.
Abordar el DLC entre las poblaciones de la tercera edad puede facilitar un envejecimiento saludable, de forma tal que dichas personas tengan la capacidad funcional de mantener su propio bienestar.
* WHO releases guidelines on chronic low back pain
7 de diciembre, 2023
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