La pretensión China de reducir a 1g/día su elevado nivel de consumo de sal, implicaría hacia 2030 la prevención de alrededor de 9 millones de eventos cardiovasculares.
Los autores del estudio que publicará la revista BMJ Nutrition, Prevention & Health * se propusieron calcular el impacto potencial que implicaría la reducción del consumo de sal que coadyuva en la generación de eventos cerebrovasculares y cardiopatías isquémicas.
Consecuencias de la prevención
China precisa con urgencia un programa viable, coherente y sostenible en el tiempo, que tenga como objetivo regular las principales fuentes dietéticas incluidas en la alimentación. En su condición de país más poblado del mundo (1400 millones de habitantes), la reducción local del consumo de sal acarrearía una mejora considerable de la salud mundial.
La población adulta de China consume un promedio de 11,1±1,6 g/día de sal y registra una presión arterial sistólica (PAS) de 128,1±13 mm Hg.
Al reducir la sal en 1 g/día acarrearía, según el artículo, bajas promedio de PAS en aproximadamente 1,2 mm Hg, 4 % de cardiopatía isquémica y 6 % del riesgo por evento cerebrovascular.
Si esta reducción de 1 g/día se lograra en un año y los niveles se mantuvieran con posterioridad, se prevendrían unos 9 millones de enfermedades cardiovasculares (ECV) para 2030, de las cuales aproximadamente 4 millones pueden ser fatales.
Si la acotación se mantuviera durante los siguientes 10 años los beneficios acumulativos para 2040 alcanzarían alrededor de 13 millones de ECV prevenidas.
Antecedentes de la investigación
Las últimas cifras de excreción de sodio en la orina de 24 horas promedia 11 g/día, cifra que representa el doble de la ingesta máxima recomendada por la OMS y el gobierno chino (5g/día).
Los autores advierten que las estimaciones locales anteriores que analizaron el impacto en la salud de la reducción del consumo de sal utilizaron fuentes de datos obsoletas o poco confiables y desatendieron el efecto durante años en la PAS.
Los resultados del artículo de BMJ concuerdan con los de una simulación anterior que estimó las consecuencias de una reducción del 15 % de la sal en 23 países de ingresos bajos y medianos (incluida China).
Al considerar el efecto más prolongado de la reducción de sal en la presión arterial, los autores lograron estimar reducciones en la presión arterial y riesgo relativo de ECV que corresponden a lo observado en países con programas exitosos de reducción de sal y orina de 24 horas (Reino Unido y Finlandia).
Logros específicos
Los autores opinan que su estudio se distingue por los datos actualizados y contundentes que expone.
La ingesta inicial de sal y el efecto de su reducción sobre la presión arterial se derivaron de las excreciones de sodio en orina de 24 horas, es decir, "el método más preciso para evaluar la ingesta de sal", aclaran.
Estos datos de ingesta de sal y presión arterial fueron extraídos de tres ensayos controlados aleatorios grupales a gran escala en los que participaron más de 5000 adultos residentes de seis provincias chinas (Qinghai, Hebei, Heilongjiang, Sichuan, Jiangxi y Hunan).
La estimación del parámetro de la relación entre la reducción de sal y la PAS se obtuvo mediante ensayos con reducción modesta de sal que duraron al menos 4 semanas, excluyendo los que carecieron de relevancia para la salud pública (es decir, ensayos de muy corta duración consistentes en cargas agudas de sal seguidas de restricciones severas, por ejemplo, de 20 g/día a menos de 1 g/día durante unos pocos días).
Pese a esto, aún es poco probable que la reducción de la sal ejerciera su efecto máximo dentro de las 4-5 semanas (duración promedio de los ensayos aleatorios incluidos en la metarregresión); por lo tanto, los autores realizaron análisis adicionales con estimaciones de parámetros de un estudio de población para aproximar el efecto de la reducción de sal en la presión arterial durante varios años.
Entre las virtudes del trabajo también destacan que modelaron reducciones de sal muy relevantes para la formulación de políticas capaces de alinearse con objetivos clave nacionales e internacionales, tanto en su alcance de reducción como en el marco de tiempo. Además, el aumento gradual de los modelados incrementa la posibilidad que reflejen la realidad de la reducción de sal en comparación con una reducción intempestiva.
El plan de acción gubernamental 'Healthy China 2030' incluye recomendaciones nutricionales para reducir la ingesta de sal, azúcar y aceite.
El estudio muestra que las reducciones de sal no solo se logran, sino que también se mantienen en el tiempo, estimaciones que desafiarían el constante cambio de los patrones dietéticos de China debido a la rápida urbanización del país. En este sentido, el consumo de alimentos procesados fuera del hogar aumentó en los últimos años y todo indica que la tendencia continuará. Al descubrirse que son más salados que los de otros países, los autores consideran necesario implementar una estrategia basada en fijar objetivos de disminución el contenido de sal en toda la gama de productos de la industria alimentaria, tal como lo practicaron con éxito el Reino Unido, Australia y Sudáfrica, entre otros países.
Sin embargo, la mayor parte (70%–75%) de la sal que se consume todavía proviene de la agregada por el consumidor durante la cocción. La educación para la salud puede conducir efectivamente a un cambio de comportamiento, meta que tanto en escolares como en sus familias logró un programa escolar implementado en el norte del país, cuya ampliación se estudia para aplicarlo en otras regiones.
Los autores mencionan que están en curso o se han completado recientemente "otros ensayos, como sustitutos de la sal con bajo contenido de sodio y alto contenido de potasio, educación sanitaria para cocineros domésticos e intervenciones en restaurantes, algunos de los cuales exhiben resultados prometedores".
* BMJ Nutrition, Prevention & Health
Reducing daily salt intake in China by 1 g could prevent almost 9 million cardiovascular events by 2030: a modelling study
Monique Tan, Feng He, Joan K Morris, Graham MacGregor
Volume 5, Issue 2
https://nutrition.bmj.com/content/5/2/164
Esta investigación integra el programa de investigación de NIHR Global Health Research Unit Action on Salt China (ASC); fue solicitada por el Instituto Nacional de Investigación en Cuidados para la Salud (National Institute of Health and Care Research) del Reino Unido; sus fondos los aportó la Asistencia Oficial para el Desarrollo (Official Development Assistance AOD).
La autora Monique Tan obtuvo una subvención de NIHR.
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