Introducción

El coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (severe acute respiratory syndrome [SARS-CoV-2]) es el agente causal de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés), la cual se propagó rápidamente en todo el mundo, con importantísimas consecuencias clínicas y de salud pública. En particular, surgieron numerosos aspectos de preocupación en relación con la infección por SARS-CoV-2 en atletas y equipos deportivos.

Los primeros estudios indicaron que los menores de 18 años tenían riesgo considerablemente más bajo de infectarse por SARS-CoV-2, y que los niños infectados rara vez tenían síntomas graves de COVID-19; de hecho, en la mayoría de los casos serían asintomáticos. Sin embargo, posteriormente comenzaron a describirse consecuencias cardíacas después de la COVID-19 en adultos, jóvenes y adolescentes.

El síndrome inflamatorio multisistémico relacionado con la infección por SARS-CoV-2 es una entidad infrecuente pero grave, caracterizada por la respuesta hiperinmunitaria que aparece en niños y adolescentes, días después de la fase aguda de la infección viral, asociada con manifestaciones cardíacas importantes, entre ellas infarto agudo de miocardio y pericarditis. Por lo tanto, ha surgido preocupación acerca de los posibles riesgos asociados con la vuelta a las actividades deportivas (VAD) después de la infección por SARS-CoV-2, ya que, en teoría, el ejercicio podría acelerar la replicación viral e incrementar la inflamación y la necrosis celular.

Estudios recientes también sugirieron que la infección podría asociarse con complicaciones cardíacas en adultos jóvenes, con posible riesgo de compromiso miopericárdico y arritmias asociadas con la actividad deportiva.

Numerosas sociedades científicas nacionales e internacionales han recomendado el rastreo cardíaco antes de la VAD en atletas de competencia; no obstante, los protocolos en este sentido varían considerablemente en diferentes partes del mundo; los datos disponibles para atletas preadolescentes y adolescentes son aun más escasos, de modo que existe incertidumbre importante en términos del abordaje óptimo para la estratificación apropiada del riesgo cardíaco y la VAD luego de la COVID-19.

Los objetivos del presente estudio prospectivo multicéntrico fueron determinar la prevalencia de complicaciones cardiovasculares luego de la infección por SARS-CoV-2 en una amplia cohorte de atletas jóvenes, y determinar la eficacia de los protocolos para la valoración del riesgo cardíaco para la VAD segura, ya que la información disponible para adultos podría no ser extrapolable a los jóvenes.

Pacientes y métodos

El estudio prospectivo multicéntrico tuvo por finalidad describir la incidencia de complicaciones vasculares luego de la infección por SARS-CoV-2 en una amplia cohorte de atletas jóvenes, y determinar la eficacia de un protocolo de rastreo para la VAD segura.

Para el estudio se incluyeron atletas jóvenes con infección asintomática y levemente sintomática por SARS-CoV-2, sometidos a rastreo cardiológico, con examen físico, electrocardiograma en reposo de 12 derivaciones, ecocardiograma y electrocardiograma de esfuerzo. En pacientes con resultados anormales en estos estudios se efectuaron investigaciones adicionales.

Resultados

Se analizaron 571 atletas jóvenes de 14.3 años en promedio. Alrededor de la mitad de la población (50.3%) habían tenido COVID-19 levemente sintomática, con una duración promedio de los síntomas de cuatro días.

Se encontró compromiso pericárdico en el 3.2% de los pacientes: derrame leve en el 2.6% de los casos, derrame moderado en el 0.2% de los enfermos y pericarditis, en el 0.4% de los pacientes. Ningún enfermo con compromiso pericárdico presentó arritmias relevantes o inflamación del miocardio.

Los atletas con pericarditis o derrame pleural moderado fueron temporalmente descalificados para las actividades de competencia; se permitió la VAD después de la resolución clínica completa.

Conclusiones

Los resultados del presente estudio indican una prevalencia baja de compromiso cardíaco en atletas jóvenes, luego de la infección asintomática o leve por SARS-CoV-2. El rastreo ecocardiográfico sistemático no se recomienda en estos pacientes. En cambio, el rastreo en función de los síntomas cardíacos sería útil para detectar compromiso cardíaco en la mayoría de ellos.