Resúmenes amplios

PROBLEMAS DE MEMORIA 8 MESES DESPUÉS DE COVID-19


Oslo, Noruega:
La infección por SARS-CoV-2 puede afectar muy desfavorablemente el desempeño cognitivo, específicamente la memoria, hasta ocho meses después, incluso en pacientes con antecedente de enfermedad leve; estas anormalidades frecuentemente se asocian con agravamiento del estado de salud y con el síndrome de secuelas posterior a la COVID-19 aguda. Las consecuencias de la infección sobre la función cognitiva a largo plazo deberán evaluarse en estudios con seguimiento de mayor duración.

JAMA Network Open 4(7):1-4

Autores:
Søraas A

Institución/es participante/s en la investigación:
Oslo University Hospital

Título original:
Self-reported Memory Problems 8 Months after COVID-19 Infection

Título en castellano:
Problemas de Memoria Referidos por los Pacientes Ocho Meses después de la COVID-19

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.07 páginas impresas en papel A4

Introducción

La enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés) se caracteriza por el compromiso de las vías aéreas; sin embargo, la afección del sistema neurológico también es común.

Los síntomas neurológicos y neurocognitivos pueden formar parte del síndrome de secuelas posagudas (SSPA) de la infección por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (severe acute respiratory syndrome [SARS]-CoV-2). El SSPA se observa en una amplia proporción de pacientes con antecedente de COVID-19 leve, de modo que la caracterización precisa de este síndrome es fundamental en términos clínicos y de salud pública. En la presente cohorte se analizan los trastornos de la memoria a los ocho meses de la infección por SARS-CoV-2.

Pacientes y métodos

Para el presente estudio de observación se siguieron las pautas Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology (STROBE); los pacientes completaron un cuestionario basal y durante el seguimiento.

La cohorte integrada por 13 001 adultos fue invitada a participar, luego de la realización de los estudios virológicos en cuatro amplios laboratorios de Noruega; un grupo de comparación estuvo integrado por sujetos seleccionados de manera aleatoria de la población de Noruega (sin pruebas de rastreo para SARS-CoV-2). Se invitó a participar a todos los adultos que presentaron COVID-19 entre el 1 de febrero y el 15 de abril de 2020. Durante ese período, casi todos los estudios de rastreo viral se realizaban de manera gratuita en personas sintomáticas. Se tuvieron en cuenta las características demográficas, las comorbilidades, los síntomas, la calidad de vida, valorada con la RAND 36-Item Health Survey, los trastornos de la memoria, y los factores que influyen en la memoria. No se consideraron los datos para pacientes que fueron internados por COVID-19.

El criterio principal de valoración fueron los trastornos de la memoria a los ocho meses de la infección por SARS-CoV-2, en tanto que la variable de exposición fue el estado de la infección (positivo, negativo, no determinado).

Se aplicaron modelos de regresión logística multivariados con ajuste por edad, sexo, y factores conocidos asociados con problemas de la memoria (secciones del RAND-36 para las limitaciones para la actividad física, dolor, energía y estado de ánimo).

Resultados

Se enviaron tres invitaciones electrónicas a 53 168 personas; 13 001 (24%) participantes fueron aptos para el presente estudio y completaron los cuestionarios al inicio y a los ocho meses. La edad promedio de los pacientes fue de 47 años y 8642 (66%) eran mujeres.

En el momento del seguimiento, a los 257 días en promedio después de la valoración basal, 9705 de 13 001 sujetos (75%) respondieron el cuestionario, y 72 de 651 de los participantes del grupo de infección por SARS-CoV-2 (11%) refirieron problemas de memoria. En cambio, 254 de 5712 participantes (4%) en el grupo sin infección por SARS-CoV-2 y 80 de 3342 participantes (2%) en el grupo control con selección aleatoria, sin rastreo de la infección, refirieron trastornos de la memoria.

En los modelos de regresión logística de variables múltiples, la positividad basal para SARS-CoV-2 se asoció fuertemente con los trastornos de la memoria, a los ocho meses de seguimiento (odds ratio [OR] de 4.66; intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 3.25 a 6.66), en comparación con la muestra seleccionada de manera aleatoria, sin rastreo.

En el momento del seguimiento, 267 de 649 participantes (41%) en el grupo de infección por SARS-CoV-2 refirieron agravamiento significativo del estado de salud, en comparación con el estado de salud un año antes, y 81 de 651 participantes (12%) en el grupo de infección por SARS-CoV-2 también refirieron problemas para la concentración. Además, 59 de 267 pacientes (82%) en el grupo con pruebas positivas para SARS-CoV-2 que refirieron problemas de la memoria también presentaron agravamiento del estado general. La percepción de depresión, la sensación de tener menos energía y el dolor fueron síntomas referidos casi con la misma frecuencia por los diferentes grupos.

Conclusión

En el presente estudio se analizó la prevalencia de trastornos de la memoria, referidos por los propios pacientes, en un amplio grupo de enfermos con antecedente de COVID-19, sin necesidad de internación y con enfermedad relativamente leve. Ocho meses después de la detección de pruebas positivas para SARS-CoV-2, la prevalencia de trastornos de la memoria fue más alta, en comparación con el grupo control con sujetos con pruebas negativas o en la población control no evaluada para SARS-CoV-2.

La mayoría de los pacientes con pruebas positivas para SARS-CoV-2 y con trastornos de la memoria también refirieron agravamiento del estado global de salud, en comparación con su estado un año antes.

Los resultados sugieren que la infección por SARS-CoV-2 puede afectar muy desfavorablemente la memoria, hasta ocho meses después, incluso en pacientes con antecedente de enfermedad leve; estas anormalidades frecuentemente se asocian con agravamiento del estado de salud y con SSPA. Los hallazgos cuestionan fuertemente el concepto de que la COVID-19 puede ser una enfermedad leve, y genera interrogantes acerca de los cuidados en el entorno ambulatorio, en términos de la evolución a largo plazo. Los resultados del presente estudio señalan que los trastornos de la memoria pueden ser un componente del SSPA, pero se requieren estudios más prolongados para determinar las consecuencias a más largo plazo. Se destaca que el índice global de respuesta, de sólo 24%, podría limitar la generalización de los resultados; por el contrario, la consideración de dos grupos de control representa una fortaleza importante de la investigación.



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