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Introducción
La pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) se asoció con más de 100 millones de casos y alrededor de 2 millones de muertes en todo el mundo. Si bien COVID-19 se caracteriza fundamentalmente por síntomas similares a los de la gripe, las manifestaciones extrapulmonares pueden asociarse con morbilidad importante a largo plazo y con mortalidad sustancial. Se ha referido que las complicaciones neurológicas son comunes en pacientes con COVID-19, por mecanismos que todavía no se conocen con precisión. El riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) sería más alto entre los enfermos con COVID-19, en comparación con pacientes con infección por virus de la influenza. En uno de los primeros estudios realizados en Wuhan, el 11.4% de 88 enfermos internados por COVID-19 tuvieron ACV. Desde entonces, numerosos estudios de observación y series de casos evaluaron la frecuencia de ACV isquémico y hemorrágico, en pacientes internados por ACV. En un metanálisis con 108 571 pacientes, el 1.4% tuvo evidencia de ACV agudo y en el 38% de los enfermos, el ACV fue la causa de la internación. En este contexto es importante conocer las características el ACV como complicación de la infección aguda, los factores de riesgo y la evolución clínica de los enfermos con COVID-19 y ACV. A pesar de ello, sólo unos pocos estudios evaluaron el ACV como complicación de COVID-19 en pacientes con síndrome de distrés respiratorio agudo, internados en unidades de cuidados intensivos (UCI). El COVID-19 Critical Care Consortium (CCCC) es una red internacional de UCI, creada con la finalidad de recoger de manera observacional y multicéntrica datos para pacientes con COVID-19 confirmada o probable, en estado crítico. El objetivo del presente estudio del CCCC fue determinar la frecuencia de ACV en una población heterogénea de pacientes con COVID-19 grave, identificar factores de riesgo y conocer la evolución clínica.
Pacientes y métodos
En CCCC recluta pacientes con COVID-19 asistidos en 370 centros de 52 países; para el presente estudio se siguieron las pautas Strengthening the Reporting of Observational Studies in Epidemiology. A partir del registro se identificaron los pacientes internados en UCI entre 1 de enero y 21 de diciembre de 2020. Se consideraron pacientes de 18 años o más, con COVID-19 aguda sintomática confirmada por laboratorio (reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real); los pacientes debían estar internados en UCI y se debía conocer el momento de aparición del ACV agudo durante la internación índice.
Los datos se cargaron en la base de datos Research Electronic Data Capture (REDCap) en la Oxford University, Reino Unido. Se tuvieron en cuenta las características demográficas, las comorbilidades, las terapias, los valores de laboratorio, los eventos adversos y las complicaciones y la evolución clínica. También se consideró la necesidad de asistencia ventilatoria mecánica u oxigenación por membrana extracorpórea (OMEC). La gravedad de la enfermedad se clasificó con el Acute Physiology and Chronic Health Evaluation (APACHE) II (11) y el Sequential Organ Failure Assessment (SOFA).
Resultados
Se identificaron 2699 pacientes con mediana de edad de 59 años (65% de sexo masculino). Un total de 59 (2.2%) enfermos presentaron ACV; el 0.7% tuvo ACV isquémico, el 1.0% presentó ACV hemorrágico y el 0.5% tuvo ACV no especificados.
El uso de anticoagulantes por vía sistémica no se asoció con ningún tipo de ACV. La frecuencia de diabetes, hipertensión arterial y tabaquismo fue más alta entre los pacientes con ACV isquémico, en comparación con los enfermos que no tuvieron ACV y los pacientes que presentaron ACV hemorrágico.
El uso de OMEC fue más común entre los pacientes con ACV hemorrágico (56%) y con ACV isquémico (16%), en comparación con los pacientes que no tuvieron ACV (10%). Los pacientes que recibieron OMEC tuvieron mayor probabilidad acumulada a los 90 días de ACV hemorrágico (relative risk de 10.5) y de ACV isquémico (relative risk de 1.7), en comparación con los pacientes que no requirieron OMEC. El ACV hemorrágico aumentó el riesgo de mortalidad (hazard ratio de 2.74), una asociación que no se observó para el ACV isquémico.
Conclusión
Una complicación particularmente preocupante de COVID-19 es el ACV agudo, incluso en pacientes relativamente jóvenes y sin factores convencionales de riesgo.
En el presente estudio, con datos de un registro internacional de pacientes con COVID-19 en estado crítico, el ACV agudo fue infrecuente, con una prevalencia de 2.2%. El ACV hemorrágico se asoció con riesgo aumentado de mortalidad, un fenómeno que no se observó para el ACV isquémico. Ambos tipos de ACV se asociaron con los factores tradicionales vasculares de riesgo. El uso de OMEC se asoció con los dos tipos de ACV y con la mortalidad.
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