Introducción

Se sabe que algunos pacientes con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) tienen pronóstico desfavorable; sin embargo, los factores que determinan la evolución adversa todavía no se conocen con precisión. La información disponible hasta ahora sugiere que la edad y las comorbilidades, especialmente la diabetes y la hipertensión arterial, son factores principales de riesgo de COVID-19 grave, causada por coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV-2).

Es posible que diversos factores clínicos y bioquímicos en las primeras etapas de COVID-19 se relacionen con la gravedad de la enfermedad, incluida la evolución fatal. Se ha visto que la respuesta inflamatoria exagerada (tormenta de citoquinas) compromete, de manera directa, la función de distintos órganos, en pacientes con COVID-19 moderada a grave; el resultado final es la disfunción multiorgánica, eventualmente asociada con mortalidad.

El objetivo del presente estudio fue conocer las asociaciones entre los niveles séricos de ferritina en el momento de la internación, y el riesgo de mortalidad, en pacientes con COVID-19 internados en un hospital universitario de alta complejidad. También se determinó el umbral de la concentración de ferritina que podría ser útil para predecir riesgo aumentado de mortalidad.

Pacientes y métodos

Para el presente estudio retrospectivo se incluyeron pacientes con diagnóstico de infección por SARS-CoV-2 entre mayo y julio de 2020. Se utilizados datos de estudios de laboratorio que habitualmente se solicitan en el transcurso de los primeros días de internación, los cuales podrían asociarse con la evolución clínica. El estudio se llevó a cabo en el Hospital Universitario Antônio Pedro (HUAP), Niterói, Rio de Janeiro, Brasil, un hospital de referencia durante la primera fase de la pandemia de COVID-19 en ese país. La institución de alta complejidad también brinda asistencia a pacientes con enfermedades malignas, y enfermedades autoinmunes, y a pacientes sometidos a cirugía cardíaca y trasplante.

La infección por SARS-CoV-2 se confirmó por medio de reacción en cadena de la polimerasa (PCR por su sigla en inglés), en el transcurso de la primera semana después del inicio de los síntomas. Se tuvieron en cuenta el sexo, la etnia, la edad y las comorbilidades (cánceres, inmunosupresión, enfermedad cardiovascular y enfermedad renal crónica, entre otras).

Se consideraron las determinaciones clínicas y bioquímicas de función renal y hepática, los parámetros hematológicos, la presencia de infección simultánea por citomegalovirus y los niveles séricos de las proteínas de fase aguda.

La capacidad de una determinada prueba bioquímica para predecir la evolución clínica (alta o deceso, criterio principal de valoración) se determinó con el área bajo la curva (ABC) ROC; se calcularon el valor predictivo positivo y el valor predictivo negativo. Se estimaron los odds ratios (OR), con intervalos de confianza del 95% (IC 95%).

Resultados

Se incluyeron 97 pacientes internados con diagnóstico confirmado de infección por SARS-CoV-2. Los enfermos tenían 59.9 años en promedio y el 58.8% eran hombres.

Los síntomas referidos con mayor frecuencia, en el momento de la internación, fueron la fiebre, la tos, la odinofagia, los estornudos, la pérdida de gusto, el dolor abdominal y la diarrea. Con frecuencia se constató disnea y reducción de la saturación de oxígeno (<95%), en combinación con opacificación con patrón en vidrio esmerilado en la tomografía computarizada de tórax.

Globalmente, 44 pacientes (45.4%) fallecieron como consecuencia de COVID-19. Los estudios de laboratorio se realizaron en el transcurso de las primeras 24 a 48 horas de internación.

En el primer análisis se compararon los pacientes que sobrevivieron y los que fallecieron; se comprobaron diferencias significativas entre los grupos en la edad (p < 0.001), los niveles séricos de ferritina (p < 0.05), los niveles séricos de proteína C-reactiva ([PCR], p < 0.001), y la concentración de albúmina (p < 0.05) y creatinina (p < 0.05). La internación en cuidados intensivos también se asoció con evolución clínica desfavorable (p < 0.0001).

Los niveles séricos de ferritina en el momento de la internación no difirieron, de manera significativa, entre los pacientes con enfermedades asociadas con inmunosupresión o sin ellas.

Los pacientes con los niveles séricos más altos de ferritina (Q4: 3345 a 14 660 ng/ml) también presentaron concentraciones más altas de PCR (p < 0.005) y de creatinina (p = 0.04); estos enfermos tuvieron concentración significativamente reducida de hemoglobina (p = 0.03) y de albúmina (p = 0.04).

Se registraron índices más altos de mortalidad por COVID-19 en los pacientes con los niveles séricos más elevados de ferritina (p = 0.003): el 75% de los pacientes con concentración en el cuartil más alto fallecieron.

Los niveles séricos de ferritina de 1873 ng/ml se asociaron con valor de ABC de 0.79 (p < 0.001), con sensibilidad de 68.4% y especificidad de 79.3% para la predicción de la mortalidad intrahospitalaria. La edad ≥ 60 años se asoció con odds ratio (OR) de 10.5 (intervalo de confianza del 95% [IC 95%]: 1.8 a 59.5; p = 0.008) mientras que la concentración de ferritina ≥ 1873.0 ng/ml tuvo un OR de 6.0 (IC 95%: 1.4 a 26.2; p = 0.016); ambos parámetros se asociaron, de manera independiente, con la mortalidad en los modelos de regresión logística.

Conclusión

Los resultados del presente estudio indican que el estado de inflamación basal, en el momento de la internación por enfermedad por coronavirus 2019, en función de los niveles séricos de ferritina, se asocia de manera independiente con el riesgo de mortalidad intrahospitalaria.