Resúmenes amplios

SEGUNDA OLA DE LA PANDEMIA DE COVID-19 Y EMBARAZO


Londres, Reino Unido:
Los primeros datos disponibles sugieren que las embarazadas tendrían COVID-19 más grave durante la segunda ola, en comparación con la primera, por mecanismos que todavía no se comprenden por completo. Se requieren con urgencia nuevos estudios para definir el papel de las nuevas variantes del virus en este fenómeno y para la implementación de estrategias de salud pública destinadas a aumentar la protección de embarazadas.

The Lancet 1-2

Autores:
Kadiwar S

Institución/es participante/s en la investigación:
Royal Brompton Hospital

Título original:
Were Pregnant Women More Affected by COVID-19 in the Second Wave of the Pandemic?

Título en castellano:
¿Las Embarazadas estuvieron más Afectadas por la COVID-19 en la Segunda Ola de la Pandemia?

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.06 páginas impresas en papel A4

Al inicio de la pandemia de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés) surgió, con fundamentos, preocupación importante acerca de los posibles efectos en embarazadas, a juzgar por la experiencia previa durante epidemias de influenza o de otras infecciones por coronavirus. Durante la epidemia de influenza H1N1 en 2009, la mortalidad en embarazadas infectadas en los Estados Unidos fue de 4.3%.

En los análisis globales se refirieron índices de mortalidad materna por coronavirus del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS]-CoV) y por coronavirus del síndrome respiratorio de Medio Oriente (Middle East Respiratory Syndrome [MERS]) de 13% y 40%, respectivamente.

Según estudios de los Estados Unidos durante la primera ola de la pandemia de COVID-19 (entre enero y junio de 2020), los índices de mortalidad en embarazadas con la enfermedad fueron bajos, de 0.19%, similares a los referidos para mujeres jóvenes en edad de concebir (0.25%). Sin embargo, en septiembre de 2020, los resultados de una revisión sistemática y metanálisis con datos globales sugirieron que el embarazo sería un factor significativo de riesgo de internación y de enfermedad grave, con riesgo de internación de unidades de cuidados intensivos (UCI) y de necesidad de asistencia ventilatoria mecánica entre las embarazadas de 2.13 y 2.59, respectivamente.

Desde septiembre de 2020 se registra en el Reino Unido una segunda ola que parecería tener consecuencias más importantes en embarazadas. Desde marzo de 2020, en el Royal Brompton Hospital de Londres, 1 de los 5 centros de Inglaterra destinados a la atención de pacientes con COVID-19 y que dispone de tratamiento con oxigenación por membrana extracorpórea (OMEC) se ha tratado un número importante de embarazadas y de mujeres en el período periparto con COVID-19 grave. Los números de estas pacientes aumentaron considerablemente durante la segunda ola de COVID-19 y un porcentaje más alto de estas enfermas pareció requerir internación en UCI o tratamiento con OMEC.

Desde 26 de marzo de 2020 se registraron 96 derivaciones de mujeres de entre 16 y 49 años con COVID-19 para tratamiento con OMEC. Un total de 34 derivaciones ocurrió durante la primera ola, antes de 1 de septiembre de 2020, en comparación con 62 durante la segunda ola (1 de septiembre de 2020 a 30 de enero de 2021).

Entre las derivaciones registradas durante la primera ola, 4 (12%) de 34 ocurrieron en mujeres en el período periparto (y 3 en el período posparto); tres fueron tratadas de manera convencional, en tanto que una enferma requirió tratamiento con OMEC.

Por el contrario, las pacientes en el período periparto explicaron el 31% (19 de 62) de las derivaciones (12 en mujeres posparto) durante la segunda ola (10 se trataron de manera convencional y 6 requirieron OMEC). Las derivaciones de mujeres en el período periparto para OMEC fueron significativamente más comunes durante la segunda ola, en comparación con la primera ola (p = 0.047 en la prueba de Fisher). La evidencia externa avala estas observaciones.

De hecho, el último documento del Intensive Care National Audit & Research Centre de 5 de marzo de 2021 puso de manifiesto el aumento en el número de embarazadas o de mujeres que dieron recientemente a luz (en el transcurso de las 6 semanas previas) de 16 a 49 años que requirieron internación en UCI, entre la primera ola (n: 70; 1 de marzo a 31 de agosto de 2020) y la segunda ola (n: 277; 1 de septiembre de 2020 a 4 de marzo de 2021).

Las internaciones representan el 8.9% y 13.5% de todas las mujeres de 16 a 49 años, y el 0.6% y 1.2% de todos los pacientes internados en UCI por COVID-19 en las respectivas olas.

Además, a partir de 31 de agosto de 2020 se registró un porcentaje considerablemente más alto de mujeres de 16 a 49 años con necesidad de asistencia ventilatoria invasiva, en el transcurso de las 24 de internación, en el caso de embarazadas o con parto reciente (87 [14%] de 625 durante la primera ola, en comparación con 31 [8%] de 376 durante la segunda ola).

Los hallazgos mencionados podrían obedecer al surgimiento de variantes de SARS-CoV-2 más virulentas; sin embargo, los análisis preliminares no sugieren que la variante B.1.1.7, originada en el Reino Unido al inicio de la segunda ola, sea más virulenta o se asocie con enfermedad más grave en embarazadas, en comparación con otras variantes de SARS-CoV-2. La tendencia también podría atribuirse al aumento del número total de casos de COVID-19 en la segunda ola, con más embarazadas afectadas. Además, durante la segunda ola se realizaron más rastreos de la infección. Sin embargo, también es posible que la experiencia del Reino Unido refleje la de España, país en el cual el número de embarazadas internadas durante la segunda ola fue 10 veces más alto, respecto del registrado durante la primera ola, mientras que el número total de internados sólo aumentó en un 30% en el mismo período.

Por el contrario, no se han referido aumentos importantes en los índices de mortalidad neonatal; incluso así, en un hospital de Londres se refirió incidencia aumentada de parto de feto muerto durante la pandemia. Existe evidencia firme de transmisión vertical de SARS-CoV-2 y esta vía es una forma común de transmisión en los neonatos con diagnóstico de COVID-19 inmediatamente después del parto. Aunque la infección ocurriría sobre todo debido a la exposición posnatal (70.5%), en un porcentaje considerable de casos (5.7%) sería congénita.

En conclusión, los primeros datos disponibles sugieren que las embarazadas tendrían COVID-19 más grave durante la segunda ola, en comparación con la primera, por mecanismos que todavía  no se comprenden por completo. Se requieren con urgencia nuevos estudios para definir el papel de las nuevas variantes del virus en este fenómeno y para la implementación de estrategias de salud pública destinadas a aumentar la protección de embarazadas.



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