El principal mecanismo para la transmisión eficiente entre personas del coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (Severe Acute Respiratory Syndrome [SARS-CoV-2]) consiste en la eliminación de pequeñas gotas de secreciones respiratorias.
Sin embargo, SARS-CoV-2 también ha sido detectado en sangre y en muestras de materia fecal de pacientes con enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19 por su sigla en inglés), de modo que la infección puede ser, transitoriamente, sistémica. Estos hallazgos motivaron preocupación por la posible transmisión del virus por medio de otros fluidos corporales, como semen, como modos alternativos de contagio.
En un estudio, el semen de pacientes con COVID-19 presentó oligoospermia y niveles aumentados de leucocitos; asimismo, se refirieron niveles seminales elevados de factor de necrosis tumoral alfa, interleuquina 6 y proteína 1 quimiotáctica para monocitos. Asimismo, las anormalidades de la espermatogénesis pueden atribuirse a la respuesta inmune pronunciada en los enfermos con COVID-19. En algunos pacientes con COVID-19 se refirió orquitis autoinmune.
SARS-CoV-2 ingresa a las células del organismo por medio de la interacción con la enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2); la ECA2 y la serina proteasa 2 transmembrana (TMPRSS2 por su sigla en inglés) se expresan menos en los testículos de los seres humanos, en comparación con la expresión en el sistema respiratorio. Los receptores ECA2 se expresan más fuertemente en la espermatogonia, las células de Sertoli y las células de Leydig, de modo que serían vulnerables a la infección por SARSâCoVâ2.
No obstante, estas observaciones no son suficientes para establecer que los testículos permitan la infección eficiente por SARS-CoV-2. Por ahora, tampoco se sabe si el virus es capaz de atravesar la barrera de hemato-testicular; además de las células espermáticas, las células de Sertoli o las células de Leydig, los datos disponibles para la expresión de ECA2 y TMPRSS2 sugieren que SARS-CoV-2 podría infectar las glándulas sexuales accesorias, como la próstata y las vesículas seminales, y el tracto urogenital masculino.
Se ha investigado la presencia de SARS-CoV-2 en semen de pacientes en recuperación de COVID-19. El virus fue indetectable en semen, un mes después del diagnóstico de la infección, de modo que la transmisión sexual de la infección no sería posible en pacientes convalecientes. Se obtuvieron resultados similares cuando la presencia de ARN de SARS-CoV-2 se buscó en semen de pacientes con COVID-19 aguda, con reacción en cadena de la polimerasa (PCR por su sigla en inglés) positiva en hisopado nasofaríngeo.
En un estudio se realizó análisis cualitativo de muestras de semen obtenidas de pacientes con infección activa o pasada y se compararon con muestras de sujetos no infectados. No se detectó ARN vital en ninguna de las muestras de los enfermos en la fase aguda de la infección o luego su recuperación; sin embargo, la calidad del semen estuvo comprometida en pacientes con COVID-19 moderada. Por lo tanto, la función de los testículos y del epidídimo no estaría comprometida en pacientes con COVID-19 leve.
Por el contrario, en otro estudio se detectó SARS-CoV-2 en muestras de 6 de 38 pacientes con COVID-19, incluidos dos pacientes en recuperación. Los hallazgos de esta investigación hicieron resurgir la discusión acerca de la posible diseminación de virus por semen y la posibilidad de transmisión sexual de COVID-19. Según un grupo de investigadores, la transmisión de SARS-CoV-2 en tracto reproductivo masculino podría ser secundaria a anormalidades de la barrera hemato-testicular, conductos deferentes y epidídimo, en relación con la inflamación local y sistémica.
Se sugirió, también, que el virus podría persistir en el sistema reproductor masculino, por el estado de “privilegio inmunitario” de los testículos. Sin embargo, el estudio presentó limitaciones metodológicas que complican la interpretación de los hallazgos. De hecho, sólo se evaluaron 38 pacientes, sin seguimiento sostenido; tampoco se brindó información acerca de los métodos de recolección de las muestras de semen, de modo que no pudo excluirse contaminación con fragmentos de ARN de SARS-CoV-2 de manera manual o por gotas de secreciones respiratorias.
SARS-CoV-2 puede detectarse en semen cuando hay infección de los órganos sexuales secundarios, especialmente la próstata. Otra posibilidad es que la presencia de SARS-CoV-2 en semen sea consecuencia de la diseminación urinaria residual, un fenómeno posible dado que el tracto urinario y el tracto genital están superpuestos en los hombres, en el extremo distal. Por lo tanto, se requieren más estudios con muestras importantes de pacientes para identificar los posibles mecanismos involucrados en la diseminación del virus a través del semen.
La información disponible hasta ahora sugiere que las secreciones respiratorias son la principal vía de contagio de SARS-CoV-2 en las parejas, durante el contacto sexual; el virus no parece transmitirse por semen. Incluso si este fuera el caso, la transmisión sexual sólo tendría un papel secundario, ya que el virus se transmite esencialmente por secreciones respiratorias. Sin embargo se requieren más estudios para conocer con precisión los efectos de la infección sobre la espermatogénesis, la reversibilidad del daño y la creación de posibles tratamientos.
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