Resúmenes amplios

UTILIDAD DE LAS DISTINTAS PRUEBAS DISPONIBLES PARA EL DIAGNÓSTICO DE COVID-19


Fairfax, EE.UU.:
En este artículo los autores realizan una descripción breve de las distintas pruebas existentes para el diagnóstico de COVID-19, con algunas recomendaciones sobre su utilidad en diferentes escenarios.

Circulation 1-9

Autores:
deFilippi ChR

Institución/es participante/s en la investigación:
Inova Heart and Vascular Institute

Título original:
Navigating COVID-19 Testing, Special Considerations for the Cardiovascular Clinician

Título en castellano:
Relevamiento de las Pruebas Diagnósticas de COVID-19, Consideraciones Especiales para el Médico Cardiovascular

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.04 páginas impresas en papel A4

Debido a que los pacientes con cardiopatías se vieron afectados significativamente por la pandemia de COVID-19, es importante comprender el papel que desempeñan las pruebas diagnósticas, las cuales generalmente se basan en dos regiones genéticas distintas en sus ensayos para mejorar la precisión de la prueba y reducir los resultados falsos positivos mediante la reactividad cruzada con otros Coronaviridae.

El diagnóstico se realiza mediante un hisopado nasofaríngeo, si bien los hisopados nasales y las muestras de saliva son cada vez más utilizadas. Los principales métodos de laboratorio disponibles actualmente para la detección del SARS-CoV-2 incluyen: reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa en tiempo real (RT-PCR), pruebas de amplificación de ácido nucleico isotérmico o en bucle (NAAT), secuenciación de nueva generación (NGS), pruebas basadas en antígenos y tecnologías basadas en repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas (CRISPR). La más utilizada es la RT-PCR, que es una técnica molecular cuantitativa disponible en la mayoría de los laboratorios y el método de referencia actual. La RT-PCR implica dos pasos principales: extracción y amplificación viral. Inicialmente, no existían cebadores específicos de SARS-CoV-2. Una vez que se determinó la secuencia de nucleótidos de SARS-CoV-2, se diseñaron cebadores que se unen a las regiones específicas del genoma. En RT-PCR, primero se extrae del medio el ARN viral y luego se transcribe de forma inversa a ADN complementario (ADNc). Mediante la utilización de cebadores específicos de SARS-CoV-2, una ADN polimerasa amplifica el ADNc mediante calentamiento y enfriamiento rápidos (termociclado). En RT-PCR, un detector de nucleótidos fluorescente puede unirse a su región de secuencia objetivo y se emite un fluoróforo. El proceso se repite entre 35 y 45 veces, y una vez que la acumulación de señal de fluorescencia pasa un nivel específico, la prueba se considera positiva. Los aspectos altamente manuales y técnicos de RT-PCR limitan los lotes de prueba a aproximadamente de 100 a 400 muestras que requieren de 6 a 8 horas para completarse. Las recientes innovaciones tecnológicas redujeron el tiempo a tan solo 45 minutos.

La amplificación isotérmica mediada por bucle (LAMP) o el NAAT estándar son alternativas a la RT-PCR, que utiliza múltiples cebadores que se unen a regiones complementarias del genoma del SARS-CoV-2 y sintetizan el ADNc a una temperatura fija. Dado que no se requieren ciclos de temperatura, la prueba se puede completar en 15 a 20 minutos. La sensibilidad de NAAT se aproxima al 75%, y es más propenso a error, ya que es un dispositivo de análisis de diagnóstico inmediato. La probabilidad de un resultado falso negativo varía según el tiempo entre el inicio de los síntomas y la prueba, debido a la menor carga viral poco después de la infección.

Las pruebas a gran escala del SARS-CoV-2 probablemente requerirán aprovechar las tecnologías NGS. De manera similar a la RT-PCR, el ARN se convierte en ADNc. Cada muestra puede tener un código de barras único con una secuencia de nucleótidos que permite la secuenciación de miles de muestras de pacientes simultáneamente. Luego, los datos de la secuencia se procesan mediante un análisis informático para distinguir muestras individuales y detectar el genoma del SARS-CoV2. La sensibilidad es análoga a la RT-PCR. La tecnología NGS será útil para detección de enfermedades a gran escala que no son sensibles al tiempo. La especificidad de todas estas técnicas de amplificación de ácidos nucleicos es mayor al 95%.

Por el contrario, las pruebas basadas en antígenos detectan la presencia de proteínas virales. Las proteínas específicas del SARS-CoV-2 presentes en la muestra se unirán al anticuerpo conjugado a un detector. Luego, estos complejos antígeno-anticuerpo se unen a anticuerpos que recubren una superficie sólida y se observa una señal. Es una tecnología más simple y menos costosa en comparación con las de ácidos nucleicos, sin embargo, la detección basada en antígenos es generalmente menos sensible y esto puede ser especialmente cierto en poblaciones con cargas virales más bajas, como los pacientes asintomáticos.

Por último, se introdujeron modificaciones de la tecnología CRIPSR. Una nucleasa está programada para detectar una secuencia de nucleótidos única del virus. Después que se amplifica el genoma, la nucleasa puede unirse a la secuencia objetivo que conduce a la activación de la enzima y la escisión del genoma y una sonda fluorescente vecina. Esto libera una señal que indica la presencia de SARS-CoV-2.

Dada la amplia gama de pruebas disponibles, la selección a menudo estará impulsada por la presencia de síntomas, el contacto con las personas afectadas, la prevalencia local de la enfermedad y la disponibilidad. Los pacientes con sospecha clínica de COVID-19 pueden ser evaluados con la forma más rápida de prueba disponible, generalmente NAAT, prueba de antígenos y CRISPR.

Dada la alta probabilidad pretest, los miembros del equipo cardiovascular deben utilizar equipos de protección personal completo, independientemente de los resultados, dada la imperfecta sensibilidad de estas metodologías. Los procedimientos cardiovasculares electivos pueden retrasarse hasta que el paciente se recupere de la infección. Para las personas asintomáticas, las pruebas rápidas, si están disponibles, deberían mejorar los flujos de trabajo clínicos sin introducir una carga innecesaria para el paciente y minimizar el tiempo de respuesta; esto puede ser particularmente útil para procedimientos no invasivos de gran volumen como el ecocardiograma.

En última instancia, si la prevalencia de la enfermedad local es baja (menor al 5%) y el paciente está asintomático, entonces la probabilidad postest es tan baja que es poco probable que los resultados falsos negativos tengan un efecto significativo en la probabilidad de enfermedad. Por lo tanto, es probable que incluso las pruebas con baja sensibilidad de aproximadamente el 75% sean suficientes para el cribado de pacientes asintomáticos.



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