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Introducción
El uso de piezas de mano dentales como la turbina, el contraángulo y el cavitador ultasónico, genera salpicaduras y aerosoles que pueden contaminar la atmósfera y las superficies del consultorio odontológico. Las partículas de aerosol son más pequeñas que las de salpicadura y pueden permanecer suspendidas durante un tiempo relativamente largo después del final de un procedimiento quirúrgico, y se esparcen fácilmente por todo el consultorio. Según estudios, el aerosol dental puede alcanzar una distancia de 1 a 3 metros de su fuente. Además de las especies microbianas no patógenas de la flora oral, los aerosoles pueden contener diversas bacterias patógenas y virus, como el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2, por su sigla en inglés). Este virus se propagaría por vía aérea y, según investigaciones, puede sobrevivir en superficies hasta 72 horas. Al igual que en otros entornos sanitarios, se están implementando medidas para evitar la propagación de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19, por su sigla en inglés) en la práctica odontológica. Se habría demostrado que los tratamientos dentales aumentarían de manera significativa la contaminación biológica de los consultorios odontológicos. Sería importante determinar la distribución topográfica de la contaminación biológica del consultorio odontológico cuando se usan las piezas de mano dentales.
El objetivo del presente estudio fue evaluar la contaminación provocada por el uso de piezas de mano dentales en el consultorio odontológico, utilizando un marcador biológico.
Métodos
El presente estudio fue realizado en Italia. El experimento se llevó a cabo en un consultorio odontológico de 598 por 376 cm por 270 cm, equipado con una unidad dental, 2 taburetes dentales y un armario de 4 puertas ubicado detrás del sillón dental. Se adaptó la cabeza de un maniquí con dientes de resina al apoya cabeza del sillón odontológico, en posición de trabajo estándar. El drenaje se realizó mediante succión de alta velocidad. En el primer molar inferior derecho se realizó un procedimiento odontológico estandarizado con turbina, otro con contraángulo y otro con cavitador ultrasónico. Cada procedimiento duró 240 segundos y se reemplazó el diente de resina después de realizar los 3 procedimientos. En la boca del maniquí se infundió un flujo continuo de suspensión de Streptococcus mutans en la superficie lingual del segundo molar inferior derecho durante todos los procedimientos odontológicos, utilizando un dispositivo de goteo. La presencia del marcador biológico se midió en 22 sitios de la unidad dental y en 68 sitios del consultorio mediante placas de cultivo. Las placas se cerraron 26 minutos después del final del procedimiento para permitir que los aerosoles se asentaran y, posteriormente, fueron incubadas. El procedimiento se repitió 15 veces para cada pieza de mano. El operador usó un traje completo de protección contra riesgos biológicos. Entre procedimientos, se desinfectó el ambiente. Los 3 procedimientos odontológicos se realizaron una vez sin usar la suspensión bacteriana, para analizar el blanco del trazador.
Resultados
Todas las piezas de mano dentales propagaron el marcador biológico por toda la unidad dental y el consultorio odontológico, incluidas las paredes y el techo. Se observó que, a mayor distancia de la fuente de infección, menor fue la presencia del marcador biológico, independientemente de la pieza de mano probada. Sin embargo, la turbina propagó el trazador biológico a una distancia significativamente mayor que el contraángulo, y esta a su vez lo propagó más lejos que el cavitador ultrasónico. En todos los sitios de la unidad dental se detectó alta presencia de marcador biológico; la taza de la salivadera fue la más contaminada cuando se utilizó la turbina y la menos contaminada cuando se utilizó el contraángulo.
En la unidad dental se observó una pronunciada diferencia en los niveles del marcador biológico entre las piezas de mano probadas (p < 0.01). Los promedios de los niveles de marcador fueron 0.51, 0.47 y 0.41 para la turbina, el cavitador ultrasónico y el contraángulo, respectivamente. No se detectaron diferencias significativas entre los distintos sitios de la unidad dental al considerar la distancia a la fuente de infección (p > 0.05). El lado izquierdo demostró niveles de trazador biológico más altos que el lado derecho cuando se utilizó la turbina (p = 0.01). No se detectaron diferencias significativas en la presencia del marcador cuando se utilizó el contraángulo o el cavitador ultrasónico (p = 0.98 y p = 0.48, respectivamente).
En el consultorio, la distribución topográfica del marcador difirió dependiendo de la pieza de mano probada. Los promedios de los niveles de marcador fueron 0.26, 0.20 y 0.17 para la turbina, el contraángulo y el cavitador ultrasónico, respectivamente. Cuando se utilizó el cavitador ultrasónico, el marcador alcanzó una distancia máxima de 240 cm, mientras que durante el uso del contraángulo, el marcador alcanzó los 300 cm. Sin embargo, al utilizar la turbina, ningún sitio del consultorio quedó libre de la presencia del marcador, alcanzando los 360 cm la distancia máxima registrada.
En el piso detrás del operador, las paredes y el techo la presencia del marcador fue baja, excepto en el área del techo justo encima de la unidad dental, donde se encontró una alta presencia del marcador.
Discusión
La infección cruzada es una de las principales preocupaciones en la práctica odontológica. Las piezas de mano generan aerosoles que pueden transportar agentes infecciosos. Antes de la pandemia de COVID-19 esto ya era considerado un problema. Algunos estudios indican que el tamaño del patógeno dicta el tamaño de la partícula de aerosol que transporta ese patógeno. Sin embargo, las piezas de mano dentales generan aerosoles y salpicaduras de manera mecánica y, por lo tanto, tienen un tamaño de partícula que depende de los parámetros de funcionamiento de cada pieza de mano. En el presente estudio se observó que las piezas de mano dentales generan un patrón de contaminación con una variabilidad relativamente baja. Según algunos estudios, los aerosoles y las salpicaduras producidas por las piezas de mano dentales pueden transportar y difundir cualquier patógeno que esté presente en el entorno oral y en la saliva, como el SARS-CoV-2. Los resultados de la presente investigación indicarían que la extensión del marcador biológico dependería de la pieza de mano usada, y sería más importante cuando se usa la turbina. El uso de piezas de mano dentales parecería contaminar toda la unidad dental y puede propagar agentes infecciosos a una distancia máxima de 360 cm desde la fuente de infección. Según este estudio, ninguna superficie del consultorio quedaría libre del marcador biológico después de utilizar la turbina. Además, al observar la contaminación en el consultorio, el uso del contraángulo arrojó niveles de marcador más bajos que la turbina, y el empleo del cavitador ultrasónico demostró los niveles de marcador más bajos. La principal fuente de contaminación, tanto para los operadores dentales como para las superficies de las unidades dentales, serían las salpicaduras en lugar de los aerosoles. Sin embargo, la distribución relativamente regular de las colonias bacterianas a una distancia mayor sugiere que los aerosoles serían el vector principal del marcador. En las paredes y los techos se detectó presencia de marcador biológico y, por lo tanto, deben ser desinfectados. El hecho de que el operador del presente estudio fuera diestro puedo haber influido en el patrón de distribución del marcador. Los autores de este trabajo eligieron S. mutans como marcador biológico por motivos de seguridad y éticos. No habría pruebas de que las bacterias se comporten de manera diferente a los virus cuando se propagan mediante un aerosol. En general, los resultados del presente análisis concuerdan con los de investigaciones previas. Un estudio informó que el cavitador ultrasónico produciría una contaminación significativamente mayor que la turbina.
Según los autores del presente estudio, agregar al agua presurizada un agente desinfectante de baja toxicidad, como el peróxido de hidrogeno al 0.5%, podría inactivar a agentes infecciosos como el coronavirus.
Conclusiones
El uso de piezas de mano dentales podría esparcir marcadores biológicos por todo el consultorio odontológico. Por lo tanto, se debe minimizar su uso, especialmente durante una pandemia cuyo agente etiológico se propaga por el aire, como la de COVID-19. Los resultados del presente estudio destacan la necesidad de desinfectar todas las superficies del consultorio dentro de los 360 cm de la fuente de infección (cavidad bucal del paciente). Además, debido a que la máxima contaminación se encontró en el área de la unidad dental, se debe prestar la mayor atención al uso de equipos de protección personal y a los procedimientos de descontaminación de los operadores.
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