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El tsunami de COVID-19 llegó a los laboratorios de cateterismo y afectará a todos en él, para lo cual es esencial estar preparado de antemano. Distintas sociedades científicas proporcionaron varias instrucciones sobre la manera de administrar un laboratorio de cateterismo durante la pandemia. En este editorial, los autores sólo comunican sus ideas basadas en el sentido común, según ellos, nadie tiene datos confiables.
Es esencial establecer prioridades.
Respecto de los trabajadores, en condiciones habituales, las prioridades son la protección radiológica del equipo y actuar lo más rápido posible. Hoy, la primera prioridad es la seguridad del equipo, debido a que un equipo en cuarentena significa la incapacidad de salvar muchos más pacientes. Se necesita protección radiológica, pero no es suficiente, se debe combinar con una protección efectiva contra el virus. El tiempo a la revascularización sigue siendo una prioridad, pero la evolución del paciente no cambia mucho si se toma más tiempo para asegurar, en primer lugar, la seguridad del personal. Tanto la sala como el personal deben prepararse adecuadamente para recibir pacientes con COVID-19 positivo o sospechado, con el equipo de protección personal adecuado.
Los directores del laboratorio de cateterismo, tienen, entre otras funciones, que obtener y controlar el equipo de protección adecuado, entrenar al personal, definir una estructura de comando mediante la toma de conocimientos de la medicina de catástrofes, y no subestimar la presión psicológica sobre el personal.
Muchos miembros del equipo temerán infectarse, otros estarán preocupados por su familia, por problemas económicos o de otra índole; se deben escuchar los problemas y preocupaciones del personal. Por estas razones, es esencial reducir la carga de trabajo del equipo tanto como sea posible y es razonable posponer los procedimientos electivos.
Es necesario anticipar la escasez de personal (incluida la posibilidad de infectarse y entrar en cuarentena) y establecer un plan alternativo.
Otra prioridad es modificar el comportamiento de los pacientes. Se acepta que desde el comienzo de la pandemia, aunque sin datos definitivos disponibles, hay menos internaciones por síndromes coronarios agudos (SCA), cuando en realidad, debería ser lo contrario. Se espera que el COVID-19 influya en la inestabilidad de la placa y ocasione mayor número de infartos de miocardio (IM). Debido a las campañas que recomiendan no sobrecargar al departamento de emergencias y permanecer en el hogar, los pacientes tienen miedo de contagiarse dentro del hospital y permanecen en sus casas, incluso con dolor en el pecho. En opinión de los autores, los pacientes deben confiar en la seguridad de los hospitales, con áreas para pacientes con COVID-19 separadas de las demás. Se debería reformular el mensaje y aconsejar a los pacientes con dolor en el pecho que llamen a la ambulancia. El riesgo de mortalidad por infarto de miocardio supera al de la infección por COVID-19, de hecho, en el futuro se descubrirá si la reformulación del sistema de salud debido a la pandemia de COVID-19 causó más muertes no hospitalarias por SCA.
La tercera prioridad es prepararse para la atención de pacientes conocidos o sospechosos de COVID-19 con SCA. Los enfermos llegarán al laboratorio por ambulancia o a través del departamento de emergencias. En ambos casos, se debe realizar un triage (fiebre, tos, disnea, diarrea, zona de residencia con circulación viral, y si es posible, un hisopado o una tomografía de pulmón).
En pacientes con IM con elevación del segmento ST (IMCEST) y COVID-19 sospechado o confirmado, hay dos opciones, el tratamiento fibrinolítico o la angioplastia primaria. Por las condiciones locales los riesgos de contaminación del personal, en China se favoreció la fibrinólisis. En Europa, se prefiere la angioplastia.
En Lombardía, al norte de Italia, hay 129 hospitales acreditados, 55 de los cuales están equipados con laboratorios de cateterismo que ofrecen servicios todos los días del año para el IM a diez millones de habitantes. El gobierno regional redujo la capacidad a 13 hospitales con laboratorios de cateterismo que en la pandemia actúan como centros, el resto actúa como central de radio. Los pacientes son derivados a los centros de atención en base a la proximidad geográfica. El mismo modelo se aplicó a otras emergencias cardiovasculares (por ejemplo, accidente cerebrovascular). Idealmente, un laboratorio de cateterismo dedicado debería estar ubicado en un área COVID-19 del hospital, pero esto no siempre es posible. En este último caso, se debe establecer un laboratorio y procedimiento COVID-19 "temporal" con un equipo protegido para cada paciente, lo cual puede requerir más tiempo. En el caso que el laboratorio no está preparado, los autores sugieren que el paciente espere en la ambulancia, en lugar de en la sala del procedimiento.
En pacientes no-IMCEST, el protocolo debe permitir pruebas de diagnóstico para COVID-19 (ya sea hisopados o TC pulmonar) antes del cateterismo cardíaco. Los casos positivos deben seguir el mismo protocolo que los pacientes con STEMI, si no pueden estabilizarse con tratamiento médico óptima. Se recomienda otorgar el alta lo más rápido posible luego de la revascularización, para maximizar la disponibilidad de camas y para reducir la exposición dentro del hospital. Cuando sea posible, el seguimiento de los enfermos se debe realizar mediante telemedicina.
El transporte de pacientes sospechosos o positivos de COVID-19 desde el laboratorio de cateterismo hasta el área apropiada del hospital la debe realizar el personal con protección adecuada y por caminos predeterminados y corredores seguros. Al final de cada procedimiento, se debe disponer del tiempo suficiente para la limpieza del laboratorio. Siempre que sea posible, estos casos deben programarse al final de la jornada laboral.
En esta época, es necesario establecer alianzas fuertes, redes con funcionamiento perfecto y mucha capacitación. Sin embargo, inevitablemente, algo saldrá mal, ya que ningún plan funcionará perfectamente bajo un tsunami. Sin embargo, se debe apuntar, como mínimo, a reducir el desastre.
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