Resúmenes amplios

RESILIENCIA DURANTE LA PANDEMIA DE LA ENFERMEDAD POR CORONAVIRUS 2019


Seattle, EE.UU.:
Se presentan las reflexiones de una oncóloga pediátrica sobre la resiliencia profesional en el marco de la pandemia por enfermedad por coronavirus.

JAMA Pediatrics 1-6

Autores:
Rosenberg AR

Institución/es participante/s en la investigación:
Seattle Children’s Research Institute

Título original:
Cultivating Deliberate Resilience During the Coronavirus Disease 2019 Pandemic

Título en castellano:
Cultivando la Resiliencia Deliberada durante la Pandemia de la Enfermedad por Coronavirus 2019

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
1.98 páginas impresas en papel A4

Introducción

La pandemia por enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) afecta a la comunidad médica de un modo sin precedentes, lo cual llevó a una oncóloga pediátrica, Abby Rosenberg, a realizar reflexiones sobre el significado de esta pandemia para la resiliencia profesional.

Resiliencia en los trabajadores de la salud

La Dra. Rosenberg señala que dada su especialidad estudia la resiliencia en el contexto de la enfermedad y que la extrapolación a la resiliencia profesional, comenzó a pensarla ante el fallecimiento del primer paciente estadounidense con COVID-19 en su ciudad natal de Seattle, Washington. En ese sentido, indica que la promoción de la resiliencia entre los trabajadores y las organizaciones de salud comienza con la comprensión del término resiliencia. Históricamente, la psicología y las ciencias sociales indicaron que la resiliencia era un rasgo (por ejemplo, resistencia), un proceso (por ejemplo, adaptación) o un desenlace (por ejemplo, la ausencia de estrés postraumático o cambios psicológicos positivos después de una adversidad en particular). Considera que el primero y el último concepto son cuestionables. En primer lugar, el potencial de resiliencia no es un rasgo único que uno tiene o no tiene; sino que la capacidad de resiliencia es inherente a todas las personas. En segundo lugar, la resiliencia no es un único criterio de valoración dicotómico medido en un punto; ya que es posible experimentar simultáneamente estrés y cambios psicológicos positivos ante la adversidad o evolucionar dinámicamente a lo largo de nuestras vidas. Por último, señala que el concepto de rasgos y desenlaces significaría considerar a la resiliencia como algo que le sucede a los afortunados y que se puede esperar pero no necesariamente lograr, lo cual es incorrecto ya que la resiliencia no es ni afortunada ni pasiva. Por el contrario, se necesita un esfuerzo deliberado, ya que hay concordancia en que se puede fortalecer con la práctica. La psicología moderna y las ciencias sociales definen la resiliencia como el proceso de adaptarse adecuadamente ante la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas o las fuentes significativas de estrés. Según el autor, la resiliencia es la capacidad de adaptarse y podría lograrse con bienestar o sin él. Sin embargo, la subsistencia diaria sin bienestar no es resiliencia; es un fracaso para prosperar. La mayoría de las personas cuando superan una adversidad lo suficiente como para mirar hacia atrás con perspectiva, la evalúan y consideran sus efectos en sus vidas e identidades y reflexionan sobre las habilidades que aprovecharon o elaboraron, las acciones que tomaron, las lecciones que aprendieron y las razones por las que continuaron.

Cuando se extrapola el concepto a los individuos y organizaciones en la era de COVID-19, significa que se debe reflexionar sobre el proceso de resiliencia, la parte entre pasar y mirar hacia atrás. Las comunidades y las personas que enfrentan adversidades tan diversas como la guerra, el hambre, la pobreza, la enfermedad o la muerte lo hacen mediante recursos de resiliencia. Qué recursos funcionan para cada cual es altamente contextual y se basa en la cultura, la comunidad y las necesidades individuales. Las categorías de recursos de resiliencia son individuales (por ejemplo, las características y habilidades personales), comunitarias (por ejemplo, apoyos sociales y sentido de conexión) y existenciales (por ejemplo, sentido de significado y propósito. En el contexto de COVID-19, esto se aplica tanto a los profesionales de la salud como a las organizaciones. Por ejemplo, un recurso de resiliencia individual es la capacidad de establecer metas con éxito, con pasos específicos, medibles y realistas hacia su logro. Para los profesionales, esto puede implicar la creación deliberada de objetivos a corto plazo para trabajar desde su casa o para el autocuidado después de un día estresante en la guardia del hospital; mientras que, para las organizaciones, esto puede significar pasar del nivel de sistemas hacia objetivos comunitarios compartidos, como las pruebas establecidas de que las prácticas locales de distanciamiento social permiten aplanar la curva. Los recursos de resiliencia comunitaria tanto para profesionales como para las organizaciones pueden involucrar esfuerzos deliberados para mantener las conexiones por medio de videoconferencias frecuentes y la comunicación de las políticas de COVID-19 y sus consecuencias. Finalmente, para cultivar un recurso de resiliencia existencial, como el sentido y el propósito, los profesionales y las organizaciones podrían considerar el valor de sus contribuciones, apreciar las experiencias, las personas y las cosas por las cuales están agradecidos o recordar sus misiones para ayudar a las poblaciones vulnerables. El proceso de resiliencia requiere estas acciones deliberadas, aunque sea complicado y contextual y es promocionable. La pandemia de COVID-19 demostró lo rápido y dramáticamente que puede cambiar nuestro mundo en su enfoque de la salud de la población y las necesidades individuales de los pacientes. Considera que la mayoría de nosotros, como individuos y organizaciones, estamos en la fase inicial: la fase de traspaso, la fase de paso a paso. Solo podemos imaginar la fase final, la fase retrospectiva. No podemos adivinar exactamente lo que habremos aprendido. Solo podemos saber que ninguno de nosotros lo olvidará. Por ello, preconiza que seamos proactivos, que imaginemos nuestro futuro y nos dirijamos hacia el final. Para tal fin, es importante aprovechar nuestros recursos individuales, comunitarios y existenciales para que, no solo naveguemos por esta experiencia sino que también logremos prosperar; y asegurarnos de que cuando miremos hacia atrás en esta historia, podamos decir que nos adaptamos bien.



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