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Introducción y objetivos
En general, los pacientes con hipertrofia prostática benigna (HPB) presentan síntomas que afectan el tracto urinario inferior (STUI), especialmente en individuos mayores de 50 años. Dichos síntomas incluyen urgencia miccional, vaciamiento vesical incompleto, nocturia, flujo urinario débil o intermitente y aumento de la frecuencia urinaria. Los síntomas aumentan con la edad y afectan la calidad de vida. No obstante, la cantidad de pacientes que buscan tratamiento es limitada.
El tratamiento de los pacientes con STUI incluye la administración de bloqueantes alfa-1 adrenérgicos o inhibidores de la 5-alfa reductasa y la resección prostática transuretral, entre otras opciones. De acuerdo con las recomendaciones de la European Association of Urology (EAU), los bloqueantes alfa adrenérgicos son fármacos de primera línea, aunque su eficacia varía según la droga administrada y las características de los pacientes.
En un estudio reciente se informó que la silodosina es el antagonista alfa adrenérgico con el efecto más acentuado sobre el índice de obstrucción del flujo de salida vesical. Esto resulta beneficioso y podría deberse a la selectividad de la droga por los receptores alfa-1A adrenérgicos. El nivel elevado de selectividad 1A se asocia con un efecto específico sobre la próstata. De todos modos, hasta el momento no se cuenta con información sobre la eficacia de la silodosina en pacientes que no responden a otros bloqueantes alfa1 adrenérgicos.
El presente estudio se llevó a cabo con el objetivo de evaluar la eficacia de la silodosina en pacientes con HPB que presentan STUI y no responden en forma adecuada al tratamiento con tamsulosina.
Pacientes y métodos
El estudio fue prospectivo y abierto y se llevó a cabo en un centro especializado en urología. Participaron pacientes con HPB/STUI que no habían respondido al tratamiento con 0.4 mg/día de tamsulosina administrado durante, al menos, 12 meses. La selección de los participantes incluyó la aplicación del International Prostate Symptoms Score (IPSS; > 8 puntos), la evaluación de la calidad de vida y la medición ecográfica del volumen prostático (< 40 ml). También se determinaron el flujo urinario máximo (Qmáx), el volumen residual posevacuación y el antígeno prostático específico (PSA; prostate specifi antigen; < 4 ng/ml).
Los participantes interrumpieron el tratamiento con tamsulosina y recibieron silodosina en dosis diarias de 8 mg. El efecto de la droga fue evaluado de acuerdo con la modificación del flujo urinario y del volumen residual posevacuación. La seguridad del tratamiento fue valorada según la aparición de eventos adversos. Con el fin de establecer la eficacia del cambio de esquema terapéutico, los autores consideraron la modificación del IPSS y de la calidad de vida ante la administración de silodosina. También se evaluó la capacidad y la evacuación vesical, además de considerarse la modificación de parámetros objetivos como el Qmáx y el volumen residual posevacuación.
El análisis de la información fue descriptivo e incluyó la aplicación de la prueba de la t de Student con el fin de evaluar los cambios de los parámetros de interés ante el inicio del tratamiento con silodosina.
Resultados
Participaron 96 pacientes de una media de 67 ± 8 años. De acuerdo con lo observado al inicio del estudio, el resultado medio del IPSS fue 20.0 ± 4.4. Luego de 8 semanas, dicho puntaje disminuyó en forma significativa (p < 0.03). Además, se observó una reducción del puntaje correspondiente a los síntomas asociados con el almacenamiento de orina (p = 0.03). La reducción del resultado del IPSS fue clínicamente significativa en el 18.5% de los participantes. El reemplazo de tamsulosina por silodosina se relacionó con una mejoría significativa de la calidad de vida (p < 0.001).
La valoración de los parámetros objetivos indicó la ausencia de modificaciones significativas del Qmáx y del volumen residual posevacuación ante la administración de silodosina.
El 19.7% de los pacientes presentó eventos adversos durante el tratamiento, principalmente trastornos de la eyaculación. Estos últimos se observaron en el 15.9% de los casos.
Discusión
Los pacientes con HPB que presentan STUI generalmente reciben bloqueantes de los receptores alfa-1 adrenérgicos como opción terapéutica de primera línea. Si bien generalmente se considera que los diferentes bloqueantes alfa-1 tienen un nivel similar de eficacia, la respuesta al tratamiento de primera línea no suele ser homogénea. En cambio, muchos pacientes requieren un cambio de bloqueante alfa-1 adrenérgico. Hasta el momento, no se cuenta con información suficiente acerca de las consecuencias clínicas de este tipo de modificación.
De acuerdo con los resultados obtenidos luego de 8 semanas de seguimiento, el cambio de tamsulosina por silodosina se asoció con una mejoría significativa del IPSS y de la calidad de vida de los pacientes. La seguridad del tratamiento no se vio afectada por el cambio. Debido a que los pacientes incluidos habían recibido un tratamiento de primera línea con anterioridad y no habían presentado respuesta, la mejoría del IPSS asociada con la administración de silodosina puede considerarse clínicamente importante. Además, en una proporción de los casos, la reducción del IPSS fue de 3 puntos o mayor, es decir, relevante desde el punto de vista clínico.
La profundización del análisis indicó beneficios significativos asociados con los síntomas de almacenamiento, en tanto que no se observó una mejoría significativa de los síntomas relacionados con el vaciamiento vesical. También pudo observarse una tendencia de mejoría de ciertos parámetros, como el Qmáx y el volumen residual posevacuación. No obstante, en este caso no se observó un efecto significativo. Debe considerarse que los bloqueantes alfa adrenérgicos no afectan significativamente el Qmáx, pero disminuyen la presión del detrusor y mejoran los síntomas relacionados con la obstrucción generada por la HPB.
En coincidencia con los hallazgos obtenidos, otros autores informaron la superioridad de la silodosina en comparación con la tamsulosina para mejorar el IPSS y la calidad de vida en pacientes con HPB. Dicha superioridad tuvo lugar al evaluar la mejoría de la calidad de vida y del IPSS y no se observó ante la administración de tamsulosina. También se verificó una mejoría especialmente notoria ante la valoración de los síntomas relacionados con el vaciamiento y el almacenamiento vesical, así como ante la evaluación de la calidad de vida. Lo antedicho coincide con los resultados obtenidos en un estudio más reciente en el cual se evaluó el reemplazo del inhibidor de la fosfodiesterasa 5 (PDE-5) tadalafilo por el bloqueante alfa-1 adrenérgico silodosina. En este caso, los autores sugirieron que la silodosina es una droga de primera línea para el tratamiento de los pacientes con HPB y STUI ya que su administración se asocia con alivio sintomático rápido.
Es posible que los efectos beneficiosos de la silodosina se deban a la selectividad elevada por los receptores alfa-1A adrenérgicos. Dicha selectividad es observada en comparación con otras isoformas de los receptores, como la 1B y la 1D. De todos modos, los autores destacaron que la función prostática generalmente es regulada por la isoforma 1A, en tanto que los receptores 1B intervienen en la modulación de la presión arterial y de los mecanismos de compensación cardíaca y se ubican en el tejido muscular liso. Puede indicarse entonces que la silodosina tiene un efecto acentuado sobre el tejido prostático, en comparación con otros bloqueantes de los receptores alfa adrenérgicos. Esto se acompaña por un perfil de tolerabilidad relativamente aceptable. Según lo informado, la administración de silodosina se asocia con un nivel inferior de efectos adversos hemodinámicos en comparación con otras drogas, incluida la tamsulosina.
A la hora de evaluar los resultados obtenidos, los autores creen importante tener en cuenta que se incluyeron pocos pacientes, que la duración del estudio fue breve y que no se contó con un grupo control. En consecuencia, los hallazgos deberían ser considerados preliminares. Es necesario contar con estudios adicionales que permitan evaluar los efectos de la silodosina en una cantidad mayor de pacientes.
Conclusión
La administración de silodosina a los pacientes con STUI asociados con la HPB que no respondían al tratamiento con tamsulosina resultó favorable al mejorar en forma significativa los síntomas y la calidad de vida.
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