Resúmenes amplios

EFICACIA DE LA ROSUVASTATINA EN LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA DE LAS ARTICULACIONES


Oslo, Noruega:
En pacientes con enfermedad inflamatoria de las articulaciones y aterosclerosis el uso de rosuvastatina durante 18 meses se asocia con reducción de la rigidez arterial y de la presión arterial. Hubo correlación entre la mejoría en la velocidad de la onda de pulso aórtico y los niveles de presión arterial.

Plos One 1-12

Autores:
Ikdahl E, Rollefstad S, Semb AG

Institución/es participante/s en la investigación:
Diakonhjemmet Hospital

Título original:
Sustained Improvement of Arterial Stiffness and Blood Pressure After Long-Term Rosuvastatin Treatment in Patients With Inflammatory Joint Diseases: Results From the RORA-AS Study

Título en castellano:
Mejoría Sostenida de la Rigidez y la Presión Arterial tras el Tratamiento a Largo Plazo con Rosuvastatina en Pacientes con Enfermedad Inflamatoria de las Articulaciones. Resultados del Estudio RORA-AS

Extensión del  Resumen-SIIC en castellano:
2.33 páginas impresas en papel A4

Introducción

En pacientes con enfermedades inflamatorias de las articulaciones (EIA) como la artritis reumatoidea, la espondilitis anquilosante y la artritis psoriásica, se observa mayor riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica. En estos individuos es frecuente detectar hipertensión arterial, y esta complicación es uno de los predictores más importantes de enfermedad cardiovascular; la mayor presión arterial se correlaciona con la presencia de aterosclerosis subclínica y mayor rigidez arterial. La rigidez refleja el efecto acumulativo de los factores de riesgo (tradicionales y nuevos) para enfermedad cardiovascular sobre las arterias grandes. El índice de aumento aórtico (IA) y la velocidad de la onda de pulso aórtico (VOPA) son medidas de rigidez arterial que predicen en forma independiente el riesgo de enfermedad cardiovascular en la población general.

El uso de rosuvastatina durante 18 meses en pacientes con EIA se asocia con regresión de la placa carotídea; previamente se informó que la administración de estatinas a corto plazo se relacionaba con menor rigidez arterial en sujetos con estas enfermedades y en otros sin EIA pero con enfermedad aterosclerótica.

El objetivo del presente estudio fue evaluar si el uso de rosuvastatina durante 18 meses reduce la rigidez arterial y la presión arterial sistólica y diastólica en pacientes con EIA y aterosclerosis, si hay correlación entre la reducción de estos parámetros y si el nivel de actividad de la enfermedad y los factores de riesgo cardiovasculares son predictores de cambios en la rigidez arterial y la presión arterial.

 

Métodos

Se administraron inicialmente 20 mg de rosuvastatina una vez por día (excepto en pacientes mayores de 70 años, que recibieron 5 mg del fármaco), y esta dosis fue duplicada cada 15 días hasta que los niveles de colesterol asociado con lipoproteínas de baja densidad (LDLc) no superaran 1.8 mmol/l o se alcanzara la dosis máxima (40 mg una vez por día). El tratamiento se mantuvo durante 18 meses, y se registraron los factores de riesgo cardiovasculares tradicionales. Se utilizó ecografía bilateral con modo B para identificar placas carotídeas y medir el grosor de la íntima y media de este vaso. Se registró la presión arterial braquial y si el valor de la presión sistólica o diastólica era 140 mm Hg o 90 mm Hg, se calculaba la media de las últimas dos de tres mediciones.

Las ondas de presión arterial en la arteria radial fueron utilizadas para calcular automáticamente el IA (cambio en la presión entre el primer y el segundo pico sistólico, expresado como porcentaje de la presión de pulso, estandarizada para una frecuencia cardíaca de 75 latidos por minuto), y se registró la forma de las ondas de presión de pulso en las arterias carótida y femoral para calcular la VOPA (se usó un registro de electrocardiograma como marco de referencia, para relacionar el tiempo de tránsito de la onda de pulso con la onda R). Se midió la distancia entre el lugar donde se tomaron los datos carotídeos y femorales y el esternón. Para el análisis estadístico se utilizó análisis de varianza, la prueba de chi al cuadrado, la prueba de Kruskal-Wallis y análisis de regresión lineal; se consideraron significativos valores de p < 0.05.

 

Resultados

Se observó similitud entre los pacientes con artritis reumatoidea, espondilitis anquilosante y artritis psoriásica en todas las características basales excepto por el nivel de actividad física (p = 0.02), la distribución esperada de sexos (p = 0.01), el uso de prednisolona (p = 0.02) y el consumo de fármacos antirreumáticos sintéticos modificadores de la enfermedad (p = 0.01). En 18 pacientes se inició o se modificó el tratamiento antihipertensivo durante el período del estudio, y estos sujetos fueron excluidos del análisis de los cambios en la presión sistólica o diastólica. La media de la dosis de rosuvastatina administrada fue de 30 mg por día a los 18 meses.

Al finalizar el estudio se observó una mejoría significativa en la rigidez arterial, con una media de reducción del IA de -0.34% (intervalo de confianza [IC] del 95%: -0.03% a -0.65%) y una reducción de la VOPA de -1.69 m/s2 (IC 95%: -0.21 a -3.17 m/s2). La presión arterial braquial también mejoró significativamente, con reducción de la presión sistólica y diastólica de -5.27 mm Hg (IC 95%: -1.61 a -8.93 mm Hg) y -2.93 mm Hg (IC 95%: -0.86 a -5.00 mm Hg), respectivamente. Estos cambios se observaron en todos los grupos. 

En el análisis de regresión lineal se halló que los niveles iniciales de IA y VOPA predecían los cambios en estos parámetros, y la mayor rigidez arterial basal se relacionaba con su mayor reducción durante la intervención (p < 0.001). Se detectó además una correlación longitudinal entre la diferencia en la VOPA (pero no el IA) y la diferencia en la presión arterial sistólica (p < 0.001) y diastólica (p = 0.002).

En el análisis de regresión lineal múltiple ajustada se observó asociación entre la presión arterial sistólica y diastólica y la VOPA basales y la diferencia en la presión arterial sistólica y diastólica tras la intervención (p 0.001 en todos los casos), lo que indica que el efecto antihipertensivo de las estatinas podría ser mayor en pacientes con mayor VOPA y presión arterial basales. La diferencia en la presión arterial sistólica y diastólica se correlacionó con la diferencia en la VOPA (p < 0.001). La edad fue la única variable basal capaz de predecir significativamente los cambios en la rigidez arterial o los niveles de presión arterial, con relación entre la mayor edad y la diferencia en la VOPA (p = 0.01) y la diferencia en la presión arterial diastólica (p = 0.03).

No se identificaron correlaciones significativas entre ninguno de los parámetros de rigidez o presión arterial evaluados y los marcadores de inflamación, el grosor de la íntima y media carotídea, la altura de la placa carotídea, la actividad de la enfermedad reumática, el nivel de inflamación, el nivel de LDLc, el índice de masa corporal o parámetros del estilo de vida.

 

Discusión

En el presente estudio se observó una mejoría significativa en la presión arterial y la rigidez arterial en pacientes con EIA y aterosclerosis que recibieron tratamiento intensivo con rosuvastatina para reducir los lípidos durante 18 meses. Se detectó correlación significativa entre la reducción de la VOPA y los niveles de presión arterial, en forma independiente de los cambios en la medicación antihipertensiva. La reducción de la presión arterial en estos pacientes fue mayor a mayor presión inicial. Previamente se había informado la reducción en el IA y la VOPA en pacientes con artritis reumatoidea tratados con simvastatina y atorvastatina durante 12 semanas, pero en el presente estudio se detectó beneficio a largo plazo por primera vez.

No se observó correlación alguna entre la reducción de la presión arterial y las variables de inflamación o enfermedad reumática analizadas (ni con los factores de riesgo cardiovasculares tradicionales o la medicación usada), ni entre la mejoría en la rigidez arterial o la presión arterial y la reducción de los niveles de LDLc. Se postuló que el efecto antihipertensivo de las estatinas se relacionaría con su capacidad de reducir la rigidez arterial, y los resultados del presente estudio apoyan esta hipótesis. Los autores concluyen que en pacientes con EIA y aterosclerosis el uso de rosuvastatina durante 18 meses se asocia con reducción de la rigidez arterial y reducción importante de la presión arterial. Se registró una correlación entre la mejoría en la VOPA y los niveles de presión arterial.

 

 

 

 



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