ASPECTOS CLÍNICOS Y TERAPÉUTICOS DEL TRASTORNO BIPOLAR TIPO II
Forli, Italia:
El tratamiento de los pacientes con trastorno bipolar tipo II no ha sido adecuadamente estudiado. Aún no se ha esclarecido la utilidad preventiva de la monoterapia con antidepresivos, estabilizadores del estado de ánimo o su combinación.
CNS Drugs 21(9):727-740
Autores:
Benazzi F
Institución/es participante/s en la investigación:
National Health Service
Título original:
Bipolar II Disorder: Epidemiology, Diagnostic and Management
Título en castellano:
Trastorno Bipolar de Tipo II. Epidemiología, Diagnóstico y Tratamiento
Extensión del Resumen-SIIC en castellano:
3.51 páginas impresas en papel A4
Introducción y objetivos
El trastorno bipolar se caracteriza por la presencia de episodios de incremento y descenso en el estado de ánimo, el pensamiento y la actividad. La gravedad, duración y frecuencia de los episodios son variables. Asimismo, en un mismo episodio pueden coexistir sÃntomas de polaridad opuesta, lo que se denomina episodio mixto. El trastorno bipolar tipo II (TB-II) ha sido menos estudiado que el TB-I. No obstante, recientemente se registraron avances en el campo de esta afección y los trastornos relacionados (trastornos del espectro bipolar).
El diagnóstico de TB-II tiene gran importancia, dado que la enfermedad no constituye una variante de menor gravedad del TB-I. En el TB-II, los sÃntomas depresivos son más preponderantes durante el curso de la enfermedad en comparación con lo observado en el TB-I. Al igual que en este último, en el TB-II predominan los sÃntomas y episodios subsindrómicos. Además, en comparación con el TB-I, el curso del TB-II es más crónico, se asocia con una cantidad significativamente superior de episodios depresivos y los intervalos entre los episodios son más breves. A medida que aumenta la gravedad de los episodios depresivos, es mayor el deterioro psicosocial. El tratamiento de la depresión bipolar es difÃcil y los datos al respecto son limitados.
El objetivo del presente estudio fue evaluar los últimos hallazgos respecto de las caracterÃsticas clÃnicas y farmacoterapéuticas del TB-II.
Criterios para el diagnóstico de TB-II
Según lo conceptualizado por Kraepelin, la enfermedad manÃaco-depresiva tiene 3 dominios básicos: estado de ánimo, pensamiento y actividad. Estos dominios pueden evolucionar en direcciones similares u opuestas. En el primer caso, se observan estados manÃacos e hipomanÃacos o depresivos. La evolución en sentido opuesto produce la aparición de estados mixtos. Los estados mixtos manÃacos y depresivos consisten en una combinación de sÃntomas manÃacos o hipomanÃacos y depresivos en un mismo episodio, que se define según los dominios predominantes. Ningún dominio se considera más importante que los otros.
El enfoque de Kraepelin es opuesto al empleado en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y EstadÃstico de los Trastornos Mentales, texto revisado (DSM-IV-TR). En el DSM, los cambios del estado de ánimo constituyen el criterio A, que siempre debe estar presente. En cambio, en la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10) se otorga la misma prioridad al estado de ánimo y al nivel de actividad. En estudios recientes, se apoyó la importancia del aumento de la actividad frente al cambio del estado de ánimo.
En el DSM-IV-TR, los trastornos del estado de ánimo se clasifican en bipolares y depresivos. La caracterÃstica distintiva es la presencia de manÃa o hipomanÃa, que se observa sólo en los trastornos bipolares. A diferencia de lo observado en la hipomanÃa, en la manÃa los sÃntomas son más graves y pueden tener caracterÃsticas psicóticas. La definición de hipomanÃa de Kraepelin se asemeja más a la definición de manÃa que a la de hipomanÃa incluida en el DSM-IV-TR.
Los criterios diagnósticos de manÃa e hipomanÃa incluidos en el DSM-IV-TR corresponden más a un consenso que a las observaciones de la práctica habitual. Asimismo, la separación entre manÃa e hipomanÃa no es totalmente clara. En estudios recientes, se sugirió una clasificación diferente de los trastornos bipolares y depresivos según el concepto de espectro o continuidad sintomática. Esta sugerencia se basa en la falta de distribución bimodal de los sÃntomas manÃacos y depresivos y en la existencia de episodios mixtos. Esto se opone a la clasificación de los trastornos bipolares y la depresión unipolar incluida en el DSM-IV-TR.
Se han descrito 2 tipos de TB-II. Uno de ellos se caracteriza por hipomanÃa con buen funcionamiento y baja inestabilidad entre los episodios. El otro, se caracteriza por episodios frecuentes y breves de hipomanÃa con irritabilidad y comportamiento riesgoso y mayor inestabilidad entre los episodios. Este último subtipo coincide con la presencia de temperamento ciclotÃmico. Entre los pacientes con TB-II, la presencia de temperamento ciclotÃmico se asocia con más comorbilidades en el eje I, tendencia suicida, abuso de sustancias y comportamiento riesgoso. En general, los pacientes reciben el diagnóstico erróneo de trastorno lÃmite de la personalidad. No obstante, los antecedentes familiares de trastorno bipolar sugieren la naturaleza bipolar del temperamento ciclotÃmico.
En el DSM-IV-TR, no se clasifica la hipomanÃa asociada con el uso de antidepresivos en pacientes con TB-II. El cuadro es similar a la hipomanÃa de inicio espontáneo. Sin embargo, si bien se asume que la administración de antidepresivos puede provocar viraje manÃaco o hipomanÃaco, ciclado rápido y recurrencias en pacientes bipolares, esto no ha sido comprobado. Para diferenciar a los pacientes con trastorno depresivo mayor de aquellos con TB-II debe tenerse en cuenta que estos últimos presentan una edad menor al inicio del trastorno y mayor cantidad de recurrencias, de antecedentes familiares de trastorno bipolar, de sÃntomas atÃpicos y de episodios mixtos.
EpidemiologÃa del TB-II y espectro bipolar
Según lo informado en el DSM-IV-TR, la prevalencia de TB-II, TB-I y trastorno ciclotÃmico en la población general a lo largo de la vida es del 0.50%, 0.4 a 1.6% y 0.4 a 1%, respectivamente. Estos valores se corresponden con una prevalencia total de trastornos bipolares del 1.3% a 3.1%. Los estudios epidemiológicos más recientes sobre los trastornos del espectro bipolar informaron tanto prevalencias bajas como elevadas. Para el TB-II, la prevalencia a lo largo de la vida es del 1.5% a 2%. Las diferencias entre los resultados de los diferentes estudios se deberÃan a cuestiones metodológicas.
La mayor prevalencia de TB-II informada en estudios más recientes en comparación con la hallada en estudios anteriores se deberÃa al empleo de entrevistas semiestructuradas, a la aplicación de éstas por profesionales entrenados y al cambio de la duración mÃnima de la hipomanÃa de 4 dÃas a 1 a 3 dÃas. Asimismo, se debe tener en cuenta que en la evaluación de los sÃntomas previos de hipomanÃa se otorga más importancia a la hiperactividad que al cambio del estado de ánimo. Según diferentes estudios, la hiperactividad es la caracterÃstica principal de la hipomanÃa y debe evaluarse adecuadamente para no realizar un diagnóstico erróneo. Cabe destacar que los trastornos bipolares también pueden detectarse en niños y adolescentes. Con frecuencia, estos pacientes presentan episodios bipolares mixtos y ciclado muy rápido, por lo que pueden recibir el diagnóstico de trastorno por déficit de atención con hiperactividad o trastorno depresivo mayor, que puede empeorar el curso del trastorno bipolar.
Depresión mixta
La depresión mixta se define como la combinación de depresión y sÃntomas manÃacos o hipomanÃacos, generalmente subsindrómicos. Puede observarse en los pacientes que reúnen los criterios incluidos en el DSM-IV-TR para el diagnóstico de TB-I, TB-II y trastorno depresivo mayor si se incluye una evaluación sistemática de sÃntomas manÃacos. En comparación con la depresión no mixta, la depresión mixta es más frecuente en pacientes con trastorno bipolar o con antecedentes familiares de éste, cuya enfermedad comenzó a una edad temprana y tuvo una duración menor y curso y respuesta al tratamiento más desfavorables. En la actualidad, la definición de depresión mixta más aceptada es la que incluye como mÃnimo 3 sÃntomas de activación. Asimismo, se cuestiona la validez diagnóstica de la depresión agitada.
La frecuencia de depresión mixta en pacientes con trastorno depresivo mayor y trastorno bipolar varÃa entre el 20% y 70%. Es más frecuente en pacientes con trastorno bipolar que en aquellos con trastorno depresivo mayor. No obstante, puede observarse en el 30% de estos últimos. La naturaleza bipolar de la depresión mixta fue evaluada en diferentes estudios. Se halló una relación dosis-respuesta entre la cantidad de sÃntomas hipomanÃacos durante un episodio depresivo y el antecedente familiar de trastorno bipolar. Los sÃntomas manÃacos o hipomanÃacos más frecuentes de depresión mixta son la irritabilidad y la hiperactividad mental y conductual. Estos sÃntomas son más graves en pacientes con TB-I.
Se recomienda la evaluación sistemática de sÃntomas manÃacos e hipomanÃacos en pacientes depresivos. Según lo informado en estudios naturalistas, el viraje relacionado con el uso de antidepresivos es más frecuente en pacientes con depresión mixta que en aquellos con depresión no mixta. La Food and Drug Administration (FDA) advirtió recientemente que ciertas caracterÃsticas de la depresión mixta, como la irritabilidad, la agitación psicomotora y la bipolaridad, pueden aumentar el riesgo de suicidio en pacientes tratados con antidepresivos. Además, los individuos con depresión mixta tienen mayor riesgo de suicidio en comparación con los pacientes con depresión no mixta.
Tratamiento del TB-II
Aunque los episodios depresivos constituyen el problema principal en los pacientes con TB-II, su tratamiento no ha sido estudiado exhaustivamente. Además, la inclusión de los pacientes con episodios depresivos mixtos en los estudios es infrecuente y la comparación entre los estudios se encuentra limitada por factores metodológicos. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), la venlafaxina y el bupropión serÃan tan eficaces en pacientes con TB-II y depresión como en aquellos con trastorno depresivo mayor. La frecuencia de viraje con la administración de estos agentes es baja. Sin embargo, recientemente se informó una respuesta al tratamiento similar en comparación con la administración de placebo.
La información proveniente de estudios controlados de magnitud reducida señala que el pramipexol serÃa un agente eficaz para el tratamiento de los pacientes con TB-II y depresión. La tranilcipromina serÃa eficaz en pacientes con TB-I y TB-II que cursan un episodio depresivo. Si bien se informó la eficacia del antipsicótico atÃpico quetiapina para el tratamiento de los pacientes con TB-I que cursan un episodio depresivo, su eficacia en pacientes con TB-II no ha sido evaluada hasta el momento. La eficacia a corto plazo de la lamotrigina no es clara, dado que fue evaluada principalmente en pacientes con TB-I. Asimismo, son numerosos los estudios con resultados negativos que no fueron publicados.
Si bien la evaluación del tratamiento antidepresivo de los pacientes con depresión mixta es necesaria, se encuentra obstaculizada por la advertencia de la FDA sobre la asociación entre este tratamiento y el riesgo de suicidio. Los resultados de estudios efectuados previamente sugieren que los antidepresivos empeorarÃan la depresión mixta. Ante la presencia de sÃntomas hipomanÃacos, se deberÃa administrar un agente estabilizador del estado de ánimo.
La hipomanÃa no es un motivo de consulta frecuente entre los pacientes con TB-II, dado que el desempeño de éstos no está afectado o presenta variaciones mÃnimas. No obstante, los sÃntomas de hipomanÃa deberÃan recibir tratamiento, aun ante la mejorÃa del funcionamiento, debido a que con frecuencia se asocian con depresión ulterior. Se ha señalado que la manÃa e hipomanÃa inducen depresión, por lo que la prevención impedirá la aparición de esta última. También la depresión puede estar seguida por episodios de manÃa o hipomanÃa; este tipo de ciclado tiene un pronóstico y una respuesta al tratamiento con litio más desfavorable en comparación con la aparición de depresión luego de episodios manÃacos. Si bien no hay datos concluyentes al respecto, el tratamiento de los episodios manÃacos agudos también servirÃa en caso de hipomanÃa aguda. Entre los agentes empleados se encuentra el litio, el divalproato, la carbamazepina y los antipsicóticos. El tratamiento combinado es más eficaz que la monoterapia y en un estudio abierto se informó la utilidad de la risperidona.
A diferencia de lo observado en los casos de TB-II con hipomanÃa y buen funcionamiento, los pacientes con mal funcionamiento concurren a la consulta con frecuencia. No hay estudios controlados o naturalistas sobre su tratamiento. Los estabilizadores del estado de ánimo, refiere el autor, podrÃan ser útiles para el tratamiento de los pacientes con hipomanÃa y depresión. La monoterapia antidepresiva empeora la sintomatologÃa y no es necesaria, dado que el tratamiento de la hipomanÃa también se acompaña de remisión del cuadro depresivo.
En cuanto a la prevención de la depresión en pacientes con TB-II, los resultados de estudios preliminares indican la eficacia de algunos ISRS, de la venlafaxina y del bupropión. La lamotrigina retrasa las recurrencias depresivas en pacientes con TB-I, lo cual no fue evaluado en pacientes con TB-II. No obstante, existen muchos estudios con resultados negativos que no fueron publicados. El litio es eficaz para prevenir los episodios de hipomanÃa en pacientes con TB-II. En cambio, su efecto para prevenir la manÃa es moderado o nulo. En pacientes con TB-I, el valproato, la olanzapina y la combinación de estabilizadores del estado de ánimo previene la manÃa, pero su efecto sobre la depresión es limitado. Aún no se efectuaron estudios al respecto en pacientes con TB-II.
El ciclado rápido es más frecuente en pacientes con TB-II, aunque la mayorÃa de los estudios sobre su tratamiento se realizaron en pacientes con TB-I. Se ha sugerido que las estrategias que son eficaces en los pacientes con TB-I también podrÃan serlo en los pacientes con TB-II. La depresión es más frecuente que la manÃa en caso de ciclado rápido. El litio tendrÃa una eficacia similar al divalproato en algunos casos, pero lo más efectivo es combinar ambos agentes. Se ha informado que la carbamazepina, la lamotrigina, el litio y el divalproato tienen eficacia similar. En otros estudios, se halló que la lamotrigina es eficaz en pacientes con TB-II, pero no en aquellos con TB-I. Este fármaco impedirÃa las recurrencias depresivas y podrÃa ser más eficaz en caso de hipomanÃa que en caso de manÃa, aunque son necesarios estudios adicionales al respecto. Los antidepresivos favorecerÃan el ciclado rápido o empeorarÃan su curso. No obstante, la asociación causal sólo se detectó en el 20% de los casos y la interrupción del tratamiento antidepresivo no se asoció con la resolución del cuadro.
Conclusión
Los trastornos bipolares son mucho más frecuentes de lo que se ha informado con anterioridad. Se propone que el TB-I y el TB-II forman parte de un continuo sintomático, con ciertas similitudes y diferencias. Las diferencias biológicas estarÃan asociadas con la variación en la respuesta al tratamiento. El tratamiento del TB-II no ha sido suficientemente evaluado. Aún no se ha esclarecido la utilidad preventiva de la monoterapia con antidepresivos, estabilizadores del estado de ánimo o la combinación de ambos. Al respecto, son necesarios estudios controlados que evalúen la frecuencia elevada de episodios mixtos que afecta a los pacientes bipolares.