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Introducción
Los primeros estudios demostraron las consecuencias psicológicas de la pandemia por la enfermedad por Coronavirus 2019 (COVID-19), incluido el aumento de las tasas de depresión, ansiedad y trastornos alimentarios. La vida cotidiana cambió radicalmente para las personas de todas las edades en Estados Unidos, pero especialmente para los niños y adolescentes. El cierre de las escuelas dejó a los estudiantes sin contacto diario con profesores y compañeros, así como sin la estructura diaria y los servicios proporcionados por las escuelas. Tanto la incidencia como la gravedad de los trastornos alimentarios aumentaron desde el inicio de la pandemia de COVID-19 debido a diversos factores como las alteraciones de las rutinas diarias, incertidumbre sobre el futuro y acceso limitado a la atención. Además de los nuevos casos, las personas con trastornos alimentarios preexistentes se han visto afectadas negativamente por la pandemia. El aumento de la incidencia y el empeoramiento de la gravedad son especialmente preocupantes porque los trastornos alimentarios tienen una elevada morbilidad y mortalidad. Según los autores, los estudios que examinaron los cambios posteriores a la pandemia de COVID-19 en el volumen de visitas a los departamentos de emergencias o internaciones en ámbitos geográficamente diversos son limitados. El objetivo de este estudio fue evaluar las tendencias en el volumen de visitas a los departamentos de emergencias y de internaciones en pacientes con trastornos alimentarios en una cohorte de hospitales pediátricos diversos y describir las características sociodemográficas antes y después del inicio de la pandemia de COVID-19.
Métodos
Se utilizaron los datos del Pediatric Health Information System (PHIS), una cohorte administrativa de hospitales terciarios de los pacientes de 10 años o más con diagnóstico de trastornos alimentarios. Se evaluaron las tendencias mensuales en el volumen de pacientes con trastornos alimentarios (identificados por los principales códigos de diagnóstico de la Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª Revisión) en 38 hospitales del PHIS antes (enero de 2018-marzo de 2020) y después del inicio de la pandemia de COVID-19 (abril de 2020-junio de 2022). Mediante un análisis de series temporales interrumpidas, se analizaron las tendencias mensuales anteriores y posteriores a la pandemia en el volumen de consultas a los departamentos de emergencia y hospitalizaciones por trastornos alimentarios.
Resultados
En los 27 meses anteriores al inicio de la pandemia de COVID-19, hubo un total de 2 793 visitas a los departamentos de emergencias por trastornos alimentarios frente a 5 217 en los 27 meses luego del inicio de la pandemia en 38 hospitales. Antes de la pandemia, el volumen de visitas a los departamentos de emergencias por trastornos alimentarios aumentó en 1.50 visitas al mes (P = 0.006), mientras que en el primer año posterior al inicio de la pandemia, las visitas aumentaron en 12.9 visitas al mes (P < 0.001), seguido de un descenso a 6.3 visitas al mes en el segundo año posterior al inicio de la pandemia (P < 0.001). Luego del inicio de la pandemia, una mayor proporción de las visitas al departamento de emergencias de pacientes con trastornos alimentarios se produjeron entre pacientes de edad adolescente (14-17 años), sexo femenino, etnia blanca, con seguro privado y con ingresos medios más altos. Además, una proporción ligeramente superior de visitas se produjo entre pacientes con diagnóstico de anorexia nerviosa.
En 38 hospitales, hubo un total de 3 570 internaciones de pacientes con trastornos alimentarios en los 27 meses anteriores a la pandemia de COVID-19, frente a 5 732 en los 27 meses posteriores al inicio de esta. La mediana de la duración de la internación fue de 8 días antes de la pandemia contra 9 días luego del comienzo de esta. Antes de la pandemia de COVID-19, el volumen de pacientes hospitalizados por trastornos alimentarios aumentó en 1.70 internaciones al mes (P = 0.01). En el primer año posterior al inicio de la pandemia, el volumen de pacientes hospitalizados aumentó en 11.9 por mes (P < 0.001), seguido de una disminución de 7.6 por mes en el segundo año posterior al inicio (P < 0.001). Luego del inicio de la pandemia, una mayor proporción de internaciones por trastornos alimentarios se produjo entre pacientes de edad adolescente (14-17 años), sexo femenino, etnia blanca, no hispanos, con seguro privado y con ingresos medios más altos. Después del inicio de la enfermedad, la proporción de internaciones fue ligeramente superior entre los pacientes con diagnóstico de anorexia nerviosa.
Discusión y conclusión
Comentan los autores que en una cohorte diversa de pacientes de hospitales pediátricos de atención terciaria de todo Estados Unidos se observó un aumento del doble tanto en las visitas a los departamentos de emergencias como en las internaciones de pacientes con trastornos alimentarios durante el primer año tras el inicio de la pandemia, seguido de un descenso a partir del segundo año. A pesar de este descenso en el segundo año, los volúmenes absolutos continuaron elevados en relación con los niveles prepandémicos, 27 meses después del inicio de la pandemia, especialmente en el caso de las visitas a los departamentos de emergencias. Además, se encontró que las internaciones por trastornos alimentarios fueron ligeramente más prolongadas luego del inicio de la pandemia, lo que, en combinación con el aumento del volumen, resultó en un aumento de casi el 66% en el promedio mensual de días-cama acumulados.
Se encontraron diferencias pequeñas, pero significativas en los factores sociodemográficos de los pacientes y en el diagnóstico de trastornos alimentarios al comparar a los pacientes antes y después del inicio de la pandemia por COVID-19. Sin embargo, es importante destacar que estas diferencias fueron demasiado pequeñas como para ser clínicamente significativas, aunque fueron indicativas de las disparidades existentes en el acceso a la atención de calidad de los trastornos alimentarios según el seguro y los factores sociodemográficos.
La pandemia por COVID-19 provocó una crisis de salud mental, especialmente entre los niños y adolescentes cuyas rutinas diarias y sistemas de apoyo se vieron completamente alterados como consecuencia del cierre de las escuelas. En estudios previos se observó un aumento de la incidencia y un empeoramiento de la sintomatología de los pacientes con trastornos alimentarios luego del inicio de la pandemia, lo que dio lugar a un aumento sin precedentes del volumen de pacientes que solicitaron atención por trastornos alimentarios en diversos ámbitos. De forma similar a lo publicado previamente, en el presente estudio, en el primer año tras el inicio de la pandemia se duplicaron aproximadamente las visitas a los departamentos de emergencia y las internaciones en hospitales pediátricos. Si bien en este estudio no se pudo examinar la gravedad de la presentación de los trastornos alimentarios, estudios anteriores indicaron que los pacientes que acudieron para recibir atención por trastornos alimentarios durante la pandemia de COVID-19 presentaron una mayor gravedad en comparación con los pacientes atendidos posterior a la pandemia.
Los hallazgos obtenidos también indicaron el impacto que la pandemia tuvo temporalmente en los niños que buscaban atención de emergencia y hospitalaria en general, así como en los trastornos alimentarios específicamente. Por ejemplo, la tasa de visitas a los departamentos de emergencia por trastornos alimentarios estaba en aumento ligeramente antes de la pandemia, lo que indica que, incluso antes de la pandemia, esta población buscaba atención con más frecuencia. Con el inicio de la pandemia, el volumen de consultas de pacientes con trastornos alimentarios que buscaban atención de emergencia recrudeció y superó los volúmenes prepandémicos en 3 meses, mientras que el volumen general de urgencias tardó entre 12 y 18 meses en volver a los niveles anteriores. Del mismo modo, las admisiones de pacientes hospitalizados por trastornos alimentarios aumentaron con el tiempo antes de la pandemia, pero superaron los volúmenes prepandémicos en unos pocos meses, mientras que el volumen total de pacientes hospitalizados tardó hasta mediados de 2021 en volver a los niveles prepandémicos. Al final del presente estudio, el volumen de pacientes internados había disminuido y reflejaban los volúmenes prepandémicos.
En conclusión, el volumen de pacientes que solicitaron atención en los departamentos de emergencias y de internaciones por trastornos alimentarios en hospitales pediátricos aumentó drásticamente desde el inicio de la pandemia y no volvió a los niveles prepandémicos a pesar de un descenso en el segundo año tras el inicio de la pandemia, con importantes consecuencias para la capacidad hospitalaria.
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